Capítulo 4

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No quiero levantarme

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No quiero levantarme. El cobertor se siente tibio y cómodo, mi almohada es tan suave y mi colchón parecer que fue hecho especialmente para mi. Esto es placer, esto es...

—¡Dani, mamá ya quiere que te levantes! —un ogro gigante se sube encima de mí y me empieza a zarandear, despertándome por completo y haciendo que salga de mi confortable posición.

—¡Isa, voy a matarte! —la regaño enfurecido, pero ella es una chica veloz y ya se marchó por la puerta antes de que pudiera despotricar en su contra.

Vuelvo a recostarme en la cama, pero la sensación que tuve hace segundos ya pasó a ser un dulce recuerdo.

Como odio a mi hermana, le encanta molestarme y siempre tengo que soportarla. Con Xavi nunca es así, se porta de lo más linda y tierna, pero conmigo saca esos cuernitos bien pulidos que esconde debajo de su cabellera casi rubia, que por cierto, tuve la desgracia en ser el único que no lo heredó de mi padre. Yo y mi mala suerte fuimos hechos el uno para el otro desde que fui un tenaz espermatozoide.

Salgo de mi habitación aún con mi pijama de batman, es que no he crecido mucho y mi ropa no cambia mucho de talla, por lo que aún conservo algunas prendas que usé años atrás. Me miro al espejo y mis ojos color caca me devuelven la mirada. Me estiro las mejillas pensando en que si fuera un poco más lindo de lo que ya soy, tal vez la tuviera más fácil con Rowen, pero
lastimosamente se tendrá que conformar con mi casi belleza actual.

Estuve toda la noche pensando en mi próximo movimiento y la respuesta ya la tenía desde ayer, ¡qué tonto fui! Cuando visité a Rowen en aquel lugar asqueroso, él estaba acostado y dormitando en vez de almorzar. A lo mejor no tenía dinero, aunque lo dudo ya que solo debería robarlo por ahí como siempre lo hace, lo que deja como única respuesta que no le guste la comida del instituto. Lo que haré será decirle a mamá que prepare comida para mí y se lo daré a él. ¡Después de esto va a amarme!

—Mamá, ¿me podrías preparar el almuerzo para hoy?

—¿Y me lo dices a esta hora? Dani, corazón, falta media hora para que salgas, te tendrás que conformar con el que sirven en el comedor.

—Pero mami, esa comida es asquerosa, la tuya es mejor y me gustaría probarla hoy —junto las manos y le ruego poniendo mi mejor cara de gatito sin hogar.

—Dani, me pones entre la espada y la pared —mi madre niega con la cabeza y después suspira—. Está bien, pero la próxima me avisas más temprano, ¡ahora tendré que improvisar algo!

Salto de alegría y le doy un beso en la mejilla para después terminar de desayunar, estoy solo en la mesa porque siempre acostumbro ir en bicicleta, me encanta pasear en ella y no la cambiaría por nada del mundo, por eso necesito salir más temprano.

Media hora después, ya cuando Isabella baja a desayunar, mi madre me pasa el almuerzo bien tapado y envuelto en una tela color azul.

—Esto es lo que me salió, la próxima me avisas más temprano Dani.

El capricho de DanielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora