—Daniel, acabo de arreglar tu bicicleta —afirma mi padre ese mismo día a la tarde.
—Eso es fantástico, ¿cierto Dani? —pregunta mi mamá.
Creo que saben que estoy algo desanimado porque no paran de querer hacerme hablar. Sin embargo, están lejos de cambiar la situación.
Estamos reunidos en la sala de estar viendo la televisión, minutos antes de cenar. No he pronunciado ni una sola palabra desde que llegué y se nota en la cara de todos lo raro que eso les parece.
—Gracias —digo finalmente con la voz apenas perceptible.
—¿Qué tal van tus exámenes? —Xavier pregunta con curiosidad. No suele venir a casa muy seguido debido a la universidad, y cuando lo hace, le gusta relajarse.
—Bien —respondo. Ni siquiera tengo exámenes. Aún.
—Yo estoy estudiando mucho para los míos —como siempre, mi hermana trata de llamar la atención de Xavier. De todos en realidad.
—Dani, ¿quieres que te prepare tu postre favorito? Puedo hacerlo en un segundo —sugiere mi mamá. Yo niego con la cabeza. De nuevo, me miran preocupados.
—Sabes, mañana iremos a comprarte un nuevo celular. ¿Te gusta la idea? —pregunta mi padre.
—¿Qué le pasó al que tenía? —Xavier mira a mis padres para que les explique. Ellos empiezan a narrarle mi desgracia y yo me levanto del lugar.
—¿A dónde vas? —dice mi madre preocupada.
—Iré a mi habitación. Bajaré cuando la cena esté lista —murmuro con desgano.
Al dar unos pasos lejos de ahí, escucho como susurran.
—¿Qué crees que le pase?
—¿Será por una chica?
—Solo quiere llamar la atención —agrega mi adorada hermana.
—No lo creo, él no es así. No mucho —replica Xavier.
No me gusta preocupar a mi familia, pero no puedo aparentar que todo está bien cuando estoy triste. Lo arruiné todo con Rowen y perdí a mis amigos. No hay razones para estar feliz.
Después de unos minutos en mi habitación, escucho que alguien toca la puerta. No contesto nada, pero de igual forma el picaporte se mueve.
—¿Dani? —pregunta mi hermano al entrar. Le debe parecer raro verme acostado en la cama sin nada que hacer. Se acerca hasta mí y se sienta a un lado de la cama. De inmediato llevo mi cabeza a su regazo—. Cuéntame qué te pasa.
Estoy tentado a decirle absolutamente todo sobre Rowen y el enredo en que solito me metí, pero me abstuve. No es una buena idea, ¿y si le dice a mis padres?
—No es nada, solo estoy cansado.
—No soy tonto, Daniel —dice acariciando mi cabeza. Me encanta cuando hace eso—. Soy tu hermano mayor, me puedes decir cualquier cosa.
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El capricho de Daniel
Teen Fiction«Estoy desesperado. Harto de ocultar quien soy, pero tengo miedo de que me señalen con el dedo y se rían de mí, si tan solo pudiera salir del clóset con un novio rudo a quien nadie se atrevería a molestar. ¡Eso es! Debo conquistar al chico más temid...