Epílogo

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Advertencia: Este capítulo podría contener escenas no aptas para menores de edad

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Advertencia: Este capítulo podría contener escenas no aptas para menores de edad. Abstenerse en caso de disconformidad.

La primera vez que visité la casa de Rowen, parecía haber un rastro de tristeza en el ambiente a pesar de que no fue muy obvio al principio, pero de a poco, esa sensación ha ido disminuyendo a medida que pasaba el tiempo aquí

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La primera vez que visité la casa de Rowen, parecía haber un rastro de tristeza en el ambiente a pesar de que no fue muy obvio al principio, pero de a poco, esa sensación ha ido disminuyendo a medida que pasaba el tiempo aquí. La abuela no para de darme comida y de contarme la manera en que los hombres la persiguen por donde vaya, yo escucho atentamente mientras devoro todo lo que tengo en frente. Espero que a Rowen le gusten los cachetes inflados porque a este paso terminaré perdiendo mi esquelética figura.

—¿Tragando de nuevo? —me pregunta el dueño de mis pensamientos.

—Tenía que hacer algo mientras te esperaba —me excuso—, y que mejor que venir a tu casa a alegrarte la tarde.

—Y la mía también —agrega la abuela encantada conmigo. Qué puedo decir, soy un amor de persona.

—A este paso pensaré que vives aquí y no en tu casa —responde el chico dejando de lado la mochila y acercándose a mi. A pesar de que quiso sonar hastiado, sus brazos que prontamente me rodean me dicen lo contrario.

—Pero si te encanta tenerme aquí. Tus manos inquietas me lo dicen —lo molesto cuando empiezo a sentir a las mismas recorrer mi cuello y la parte alta de mi espalda, lo que resulta algo complicado teniendo en cuenta que yo estoy sentado y él de pie frente a mí. Al terminar de hablar, lanza una risa y niega con la cabeza a la par que se ubica atrás de mi todavía con las manos sobre mi cuello y poniendo su cabeza en el hueco entre mi cara y el hombro.

—Tal vez.

—¿Tu tío todavía no llega? —pregunta la abuela, acostumbrada a las contradictorias muestras de afecto de su nieto.

—Creo que hoy llegará más tarde, un chico de último año se puso a vomitar por todos lados.

Pobre tío, no quisiera ser él. El viejo Berny, por alguna razón, siempre se pone nervioso alrededor de nosotros, como si no supiera como tratarnos, lo que resulta tan gracioso que hasta lo hago a propósito a veces. Me pregunto porqué siempre se incomoda, ¿tal vez porque una vez nos encontró a punto de devorarnos Rowen y yo? Es lo más probable. Al menos hoy se salvará de eso.

El capricho de DanielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora