Capítulo 26

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—Daniel, ya debes terminar de recoger tus cosas hoy, la mudanza será mañana —me advierte mi madre a mitad del desayuno

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—Daniel, ya debes terminar de recoger tus cosas hoy, la mudanza será mañana —me advierte mi madre a mitad del desayuno.

—Sí, mamá —respondo como todo un niño obediente.

Mi madre lleva regañándome mucho por mi tardanza en juntar todas mis cosas para mudarme. A mi lado, Isa textea algún mensaje a sus amigas, quienes decidieron volver a hablarle luego de la pelea contra Zack alegando que se vio super cool al hacerlo. De tan solo recordar a ese chico, se me suben escalofríos en todo el cuerpo. Mi madre incluso me llevó al médico para un chequeo general que ya llevaba queriendo desde que el que no debe ser nombrado para preservar mi salud emocional, vino a casa; por suerte, no me detectaron grandes lesiones a la hora del chequeo y hoy estoy como nuevo, o casi.

Aquel día, cuando el prefecto llamó a mis padres luego de la pelea, mi madre casi tuvo un ataque de impresión al verme con el cabello totalmente arruinado y mis ojos a punto de echar lágrimas. En seguida, solicitó que expulsen a ambos chicos y aunque el prefecto aseguró que esa era su intención, al final, por órdenes del director, solo los suspendieron. Es realmente injusto, pero a pesar de la indignación de mis padres debido a lo sucedido, logré calmarlos y asegurarles que ya sé que no estoy solo y Zack ya recibió las advertencias necesarias para poner sus manos lejos de mí. El prefecto incluso me aseguró que las cosas ya no serán de la misma manera, incluso está en una campaña para que profesionales vengan a hacer charlas sobre sexualidad e inclusión.

—Vayan terminando de desayunar que se hace tarde —señala mi madre.

—No importa, hoy tal vez ni siquiera tendremos clases, todo es acerca del festival de invierno —responde mi hermana quien luce de todo, menos apurada.

—Es verdad, nosotros debemos hacer unos cuantos carteles y cosas para la decoración —recuerdo mientras termino mi desayuno.

—Y nuestro curso se encarga de organizar todas las actividades de esa noche —agrega mi hermana.

—Ah, ya casi me olvido del festival, ¿es hoy a la noche, cierto? —ambos asentimos—. Xavier, tu padre y yo también iremos.

—Genial —digo—, pero yo pensaba ir a la casa de Greg y pasar de ahí directo, ¿puedo?

Que diga que sí. Que diga que sí.

De eso depende mi plan final.

—¿Y tus cosas? —pregunta.

—Las llevo en la mochila —digo señalando mi bolso.

—Esta bien, cariño, puedes irte desde ahí —sonrío triunfal y mi hermana me guiña el ojo.

Todo está saliendo bien.

Aunque mejor no digo nada más o Lucrecia hará de las suyas de nuevo, creo que tiene una particular sed de sangre por mí.

El capricho de DanielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora