Sus ojos grises están serios y no tengo idea de lo que quiere, solo espero salir con el corazón latiendo después de hablar con él.
—¿Disculpa? Dani y yo estamos ocupados —Mi amigo se armó de valentía para enfrentarlo, quiero besarlo en estos momentos, pero también tengo curiosidad por saber el motivo que llevó a Stixx Rowen a hablarme primero cuando el día anterior pisoteó todo mi esfuerzo.
En momentos como este, tengo serias dudas sobre el funcionamiento de mi sentido común que a veces no es tan común como todo el mundo dice.
—Esta bien Greg, no te preocupes.
Le doy a Greg la mejor de las sonrisas tranquilizadoras para que me deje de analizar con los ojos entrecerrados como lo está haciendo ahora. Después de mí, fija su vista en Rowen que no se muestra intimidado en los más mínimo y quien parece ver a Greg como un cachorrito nada amenazante. Aunque sean de la misma altura y complexión.
—Vamos —manda Rowen con esa voz que hace obedecer a cualquiera.
—Espérame un rato —le digo porque primero quiero inventarle una buena excusa a mi amigo.
—Es importante enano o no estaría dirigiéndote la palabra.
Irritado, me resigno a lo que quiere y lo sigo por el corredor a la par que me despido de Greg con la mano.
—Te lo explicaré, lo prometo —modulo con los labios. Greg no se ve nada contento por verme ir tras Rowen y se queda con los brazos cruzados. Después debo pensar en algo convincente que decirle o se enojará más y un Greg molesto conmigo es algo que no quiero experimentar.
Ya en el patio, tengo que dar trotecitos para alcanzar los pasos del chico, ¿por qué sus piernas son tan largas? Parezco un idiota siguiéndolo. Miro alrededor para ver si el prefecto no está recorriendo y arruinando vidas como siempre, pero no hay nadie.
Trato de adivinar dónde vamos, pero no hace falta, puedo darme cuenta enseguida que se dirige a su guarida. Escucho como suena el timbre de entrada y me preparo mentalmente para ser reprendido de nuevo por el profesor de biología debido a mi llegada tardía.
Por fin llegamos, Rowen tira la cartera, esa vieja y no la de cuero que trajo ayer; y me mira con los brazos cruzados. Yo solo puedo permanecer ahí, con las manos jugando con la tela de mi camisa debido a los nervios y esperando con incertidumbre lo que hará mientras trato de que no se me note el miedo.
—Lo siento.
Lo miro fijamente a escuchar aquello y volteo hacia los lados para saber si se está refiriendo a mí.
—¿Ah? —es mi respuesta más inteligente.
—¿Me obligarás a decirlo de nuevo? —pronuncia con prepotencia.
—¿De qué estás hablando? —en verdad estoy confundido.
—Por tirar el almuerzo que tu madre preparó ayer, lo siento, ¿contento?.
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El capricho de Daniel
Teen Fiction«Estoy desesperado. Harto de ocultar quien soy, pero tengo miedo de que me señalen con el dedo y se rían de mí, si tan solo pudiera salir del clóset con un novio rudo a quien nadie se atrevería a molestar. ¡Eso es! Debo conquistar al chico más temid...