Capítulo 2: Juro que te ví

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Desperté más alla de las tres de la tarde, me quedaban menos de diez dólares y necesitaba comer urgentemente.

Me levanté y me miré en el espejo, esaba hecha un asco. El cabello revuelto, ojeras y desaliñada. Me peiné y me ví al espejo.

Entre al baño de mi cuarto, era espacioso. Me di una ducha y me vestí. Vestidos: eran mi perdición. Esta vez había elegido uno rosa, ceñido hasta la cintura y lo demás con vuelo. 

Bajé las escaleras de casa, y me encontré a mamá, papá y Steve desayunando. Papá me sonrió:

-Buenos días princesa, ¿Qué tal la noche? 

-Bien, gracias papi -le besé la mejilla- ¿Y tú?

Asintió y mamá habló:

-En la encimera de la cocina esta tu desayuno, metelo al horno unos segundos y estara perfecto

-Bien

Fui a la cocina y entré mi plato al horno, tres minutos. Estaba recargada en la encimera de espaldas a la puerta y setí unas manos en mi cintura que me hicieron sobresaltar.

-¡Papá! -sonreí y le abracé- ¿Qué haces aca?

-Necesitaba agua

Se dio la vuelta y tomó agua, sin dejar de mirarme. Yo lo veía con ojos de amor, amaba a mi padre demasiado. Le sonreí y el me guiñó un ojo, me sonroje. Iba a abrazarlo de nuevo, pero el pitido del horno me desconcentró y recordé que tenía hambre. 

Fui al comedor a desayunar con el resto de mi familia.

Sin darme cuenta, estaba llorando. Lavé mi cara y fui fuera. No había nadie en casa como era de esperarse. Salí y fui a unos puestos de por mi casa. Compre un sandwich con un jugó. Adios a tres dólares más.

Terminé el desayuno, y de pronto alguien se sentó frente a mi con su sonrisa de chulito:

-Hola, Dani

-¿Ya te tiraste alguna zorra?

-¿Cómo lo sabes?

-Te conozco, Steve. Nunca cambiarás

-Como si importara, ¿Mamá esta en casa?

-No cuando salí

Me empezó a mirar fijamente, y yo lo miré raro:

-¿Pasa algo, Steve?

-Lo mismo digo, Danielle... -tomó mi barbilla y giró mi cabeza- ¡¿Ella te hizo esto?!

Mierda. No recordaba mi enfrentamiento con Camille esta mañana, seguro tenía algún rasguño. O el golpe de la cabeza.

Steve descubrió mi oreja. Me quejé.

-¿Qué te hizo?

-Me lanzó al suelo, dejalo estar Steve -suspiré- no pasa nada

Se tensó, a sus cortos quince años Steve era fuerte, él vivió más tiempo que yo en barrio y sabe como defenderse. Es un poco más alto que yo, de cabello obscuro y un poco moreno de ojos negros. Pero aun asi, es indefenso contra Camille.

-Vamonos de casa, Dani -me dijo- piensalo...

-No podemos, somos menores de edad. Si no tenemos tutor nos mandaran a un reformatorio, nos separaran. Y eso no lo permitiré

Me miró serio, su rostro no expresaba nada. No entiendo como conseguía sexo con golfas. ¡Era un niño! ¡Solo tenía quince años!

Recuerdo la primera vez que lo encontré en una situación comprometedora, el tenía catorce. Al menos el liberaba su frustración física, aunque su mente fuera una basura.

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