Narra Violeta
Hace una semana que me mudé a Buenos Aires Argentina para empezar el nuevo curso. Soy profesora de música y necesitaba nuevos aires y salir de la ciudad, que a veces te atrapa y te asfixia. Cuando vi esta oferta de trabajo, sabía que tenía que ser mía, esta era la oportunidad ideal. Buenos Aires es el lugar perfecto, sol, gente con poca ropa y no hay las aglomeraciones o los agobios de la gran ciudad. Mañana comienza el nuevo curso y mentiría si dijera que no estoy un poco nerviosa a pesar de llevar ya varios años ejerciendo como profesora. Ya no tanto por los alumnos, soy joven y siempre tengo que soportar los típicos comentarios, pero suelo acabar llevando una buena relación con ellos. Más bien estoy nerviosa por mis colegas profesores y el entorno del instituto, que en gran parte es lo que va a hacer que me sienta cómoda y a gusto en el trabajo.
He alquilado un piso cerca de la playa a pesar de que me queda un poco más lejos del instituto, pero después de estar en la jungla de asfalto por tanto tiempo, tenía ganas de poder disfrutar del mar y su tranquilidad. Creo que al final me merecerá la pena aunque tenga que ir en coche hasta el trabajo.
Realmente aquí en Buenos Aires no conozco a nadie y aunque en cierto modo me asusta, por otra parte, es una oportunidad increíble para conocer gente nueva y establecer nuevos lazos en un lugar nuevo.
El día había llegado y tenía que arreglarme para mi primer contacto con el nuevo instituto. Aún hoy no empezaban las clases y eso me tranquilizaba un poco pero estaba nerviosa por ver lo que me iba a encontrar. Me duché rápidamente y decidí ponerme unos vaqueros con una blazer negra y unos tacones a juego, seria pero nada extremadamente formal. Desayuné un café con unas tostadas y me puse en camino del instituto en mi todoterreno rojo. Tardé unos quince minutos en llegar y aparqué sin problema, el edificio era bastante nuevo y grande, tenía una enorme pista de fútbol y otra de baloncesto. Me dispuse a entrar y mientras caminaba por los pasillos en busca de la sala de profesores, choqué con alguien.
- Disculpa no te había visto – dije yo.
- No importa yo tampoco iba mirando. Uyyy tenemos carne fresca este año...- me contestó ella mirándome de arriba a abajo. Era una chica casi de mi misma estatura y rubia.
- Soy Violeta Urtizberea – me presenté, acercándole mi mano.
- Justina Bustos, profesora de Gimnasia – me respondió ella, estrechando mi mano.
- Yo de música – le contesté.
- Ya han buscado un reemplazo para el viejo señor González, los chicos lo agradecerán – dijo ella riéndose, lo que me hizo reír a mí – no me malinterpretes, era increíble pero los años ya se notaban.-
- Supongo – dije yo sin saber muy bien que contestar - ¿Me puedes decir dónde está la sala de profesores? Ando un poco perdida.-
- Claro, ven yo iba para allá también...- me contestó Justina.
Las dos nos dirigimos conversando hacía allí, la verdad es que Justina era muy graciosa y yo creo que encajamos bien. Fuimos conversando un poco de todo, ella era menor que yo, 29 años y una familia muy grande.
No había mucha gente todavía, por ser el primer día había decidido ir más temprano de lo normal, así que seguramente ese sería el motivo. De repente, vi a una morena sentada en una de las mesas, concentrada en un libro. Levantó la mirada y tenía los ojos verdes más bonitos que yo he visto en toda mi vida.
- Justina, ¿quién es esa diosa que cayó del Olimpo? – le pregunté y ella se partió de risa.
- A Julieta, ¿te refieres? – me dijo ella.
- Supongo... - contesté sin poder quitar mi vista de ella. Tenía una preciosa melena morocha, los rasgos suaves y unos ojos que quitaban el aliento, no podía ver mucho más desde mi posición.
- Ven, te la presentaré... es mi mejor amiga aquí – me respondió Justina.
- Julieta, cariño ¿Cómo estás? – le preguntó mientras le daba un abrazo. Cuando se levantó pude ver que tenía un cuerpo increíble que entonaba perfectamente con su cara – mira esta es Violeta, la sustituta del señor González, Violeta esta es Julieta.-
Julieta se acercó a saludarme y yo creía que me iba a perder en esos ojos, no sé qué edad tendría pero seguro menos años que yo. Me dio un abrazo rápido pero suficiente para poder oler su magnífico perfume.
- Encantada – me dijo ella con una sonrisa.
- Te puedo asegurar que el placer es mío. Julieta, ¿crees en el amor a primera vista? -
- ¿Qué? – me preguntó ella desconcertada.
- O tengo que volver a pasar por delante de ti – le dije yo con una sonrisa y ella estalló en carcajadas pero se sonrojó un poco.
- Me encanta que seas tan directa pero para ahorrarte la vergüenza, aquí mi amiga – dijo Justina mientras le pasaba el brazo por los hombros a Julieta – está casada con un guapo y exitoso ejecutivo.-
- Justina... - le regañó Julieta.
Hice el gesto de que me clavaba un puñal en el corazón y moría.
- Sácame el puñal del corazón, que acabo de perder al amor de mi vida sin ni siquiera conocerla todavía – dije yo y las dos estallaron a reír y yo me uní a su risa – por mucho que me pese tener que dejar estas maravillosas vistas, tengo que buscar el aula de música... -
- Está bien pero si quieres podemos quedar en la cafetería a la hora de la comida – propuso Justina.
- Claro, allí nos vemos lindas – les contesté yo, mientras les guiñaba un ojo.
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Profesoras
FanfictionJulieta es profesora de literatura en uno de los institutos de Buenos Aires, lleva tres años casada con Octavio y ambos hacen la pareja perfecta de cara al público. Ambos son guapos y exitosos en su trabajo ¿pero su relación es tan perfecta cómo par...