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Narra Violeta

Estábamos Juli y yo dentro de la cabaña colocando las colchonetas y los sacos de dormir, aunque hacía bastante calor y probablemente no los usaríamos, pero por si acaso.

- Ya tenemos la cama hecha – dijo Julieta, entre risas.

- Parece confortable – le contesté yo - ¿qué suelen hacer ahora?-

- Pues normalmente vamos a dar una vuelta por el bosque y luego volvemos aquí al lago para bañarnos y preparar la parrilla de por la tarde – me respondió Julieta.

- ¿Tú te vas a bañar? – le pregunté yo.

- Solo si te bañas tú también – me dijo Julieta alzando las cejas.

- Entonces me bañaré porque ya sabes que me encanta tenerte mojada – le dije yo y las dos reímos.

Acabamos de colocar nuestras cosas y pusimos en la mochila solo lo necesario para el día de hoy y así no teníamos que llevar tanto peso. Salimos y junto con los demás fuimos caminando por el bosque. Fue un paseo agradable, todos nos reíamos y realmente se respiraba la buena actitud entre todos. Habíamos caminado alrededor de una hora y decidimos hacer una parada para comernos un sándwich antes de volver al lago. Todo el tiempo transcurrió entre risas y bromas, Juli y yo de vez en cuando nos dábamos algunas miradas cómplices pero nada más allá de eso. Llegamos al lago y todos los chicos corrieron a bañarse mientras que Juan y Julieta se fueron a preparar la parrilla.

Justina y yo nos tumbamos un rato a tomar el sol.

- ¿Qué tal la experiencia por ahora? – me preguntó Jus.

- Bien, me estoy divirtiendo mucho y los chicos parecen disfrutarlo... – dije yo.

- Pues aún queda lo mejor, la parrillada y luego la hoguera... y para ti después, la noche con tu diosa – me dijo ella con cara pervertida y yo me sonrojé.

- ¿Qué decís Justina? ¿Viste las circunstancias en las que estamos? – le pregunté yo.

- Cuando una persona te gusta eso da igual, no te puedes controlar... y si no ya me dirás mañana... - me dijo Jus – ¿A vos realmente te gusta Julieta, no? -

- Sí, Justina, me encanta, y sé que no está bien meterse en medio de un matrimonio pero no está en mis manos ya... - le dije con un poco de miedo.

- No te preocupes, de todas formas ese no es tu problema, es el de ella... Ahora sí, Julieta es mi amiga y sé que a ella le gustas también, pero no dejes que en ningún momento juegue contigo y si lo hace, dímelo que voy y la golpeo por ti – me dijo Justina riéndose.

- Muchas gracias Jus – le dije yo sinceramente.

Estuvimos un rato más tomando sol y decidimos ir a bañarnos. Justina y yo estábamos ya metidas en el agua hablando animadas con alguno de nuestros alumnos, cuando miré para afuera y vi como Juan y Julieta no nos quitaban la mirada de encima.

- Dale, vengan al agua ya – les grité y en menos de un minuto ya estaban con nosotras.

- ¿Qué tal va la parrilla? – les pregunté.

- Bien, en media hora estará perfecta para empezar con la carne – me contestó Juan.

Seguimos con el baño un rato más, todos hablábamos y bromeábamos. De vez en cuando, intentaba rozar a Julieta por debajo del agua sin que nadie nos viera y ella siempre se sobresaltaba y yo me reía. Pasamos un poco más de tiempo en el agua pero tuvimos que salir para empezar con la parrillada. Pedimos a los chicos que fueran a las tiendas y se cambiaran para prepararse para esta tarde ya que cuando se iba el sol, refrescaba un poco. En menos de una hora, ya estábamos todos sentados en círculo y comiendo la deliciosa carne que había preparado Juan. Los cuatro éramos profesores jóvenes y teníamos muy buena relación con todos los alumnos, Juan traía a todas las niñas locas aunque nosotras con los chicos tampoco íbamos mucho más atrás. Pero eran unos niños magníficos y muy respetuosos, en mi anterior instituto eran mucho más descarados. Cuando terminamos con la comida, de nuevo Juan y Julieta encendieron la hoguera y todos nos pusimos alrededor con los malvaviscos, mientras que los chicos contaban historias y chismes que pasaban en el instituto y todos reíamos. Así se nos pasaron las horas sin darnos cuenta.

- Violeta, creo que es el momento de que saques la guitarra – dijo Justina.

- Dale, voy a por ella – contesté yo.

Volví con la guitarra y estuvimos un buen rato cantando canciones de todo tipo. Todos estábamos muy animados y lo estábamos pasando muy bien. Pero ya habíamos acordado entre los cuatro, que como muy tarde a las doce nos iríamos a dormir y faltaban cinco minutos.

- Bueno chicos, se está haciendo tarde y vamos a irnos a dormir que mañana tenemos un día largo por delante - dijo Juan, mientras todos protestaban.

- Vamos chicos, háganle caso a Juan. Cada pareja a su tienda y mañana a las ocho y media los quiero a todos listos – dijo Julieta con autoridad y todos empezaron a hacerle caso.

- Profesora Calvo, si lo dice así yo también le hago caso – le susurré en el oído con voz inocente y me dio una mirada que me traspasó todo el cuerpo.

- Violeta, no juegues todavía – me avisó Julieta.

- Es que te pones muy sexy, cuando te conviertes en la profesora autoritaria que llevas dentro – le dije yo.

- Bueno chicas que descansen, voy a comprobar que no queda nadie fuera de las tiendas y me voy a dormir ya – dijo Juan.

- Ok, descansa tú también y por favor usa protección con Justina que no queremos accidentes – dije yo de broma.

- Más vale que te calles, que porque es imposible si no Julieta salía preñada esta noche – me contestó Justina y me lo merecía, miré a Julieta y tenía un rubor en las mejillas, era tan adorable.

- Buenas noches chicos – Dijo Julieta metiéndose en nuestra cabaña.

Yo la seguí y cerré el cierre de nuestra tienda. Teníamos una pequeña linterna que alumbraba nuestra estancia. Quería provocar un poco a Julieta así que empecé a desnudarme y vi como no podía quitarme los ojos de encima.

- ¿Qué directa eres no? – me pregunto Julieta riendo.

- Solo voy a ponerme el pijama Juli, a ver que te crees – le dije yo, jugando con ella.

- Ah, se va a poner pijama la 'señorita yo duermo desnuda'... – me dijo haciéndome burla.

- Como puedes comprender, no voy a dormir desnuda cuando tenemos treinta alumnos afuera y puede pasar alguna emergencia o algo – le contesté yo- o esperabas que lo hiciera, no estoy tan loca...-

- De ti me espero cualquier cosa, todas buenas eh... - me dijo Juli coqueta.

- Pero puedes aprovechar a verme ahora antes de que me lo ponga, no te quejes – le dije yo. Estaba completamente desnuda, excepto por mis bragas y Julieta no quitaba su mirada de mi cuerpo.

- Dios Violeta, me vas a matar – me contestó mientras se acercaba a mí para besarme.

ProfesorasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora