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Narra Julieta

La noche de ayer fue genial, a pesar del incidente con Jorgelina, lo pasamos muy bien, bailamos, bebimos, nos reímos todos juntos y Violeta y yo tuvimos nuestros momentos de amor por supuesto, pero no sé qué me pasa con esa mujer que no me puedo controlar. Acababa de despertar desnuda con ella en mi cama en la misma situación y era totalmente un gusto poder despertar con esas vistas cada mañana. Empecé a acariciarle la espalda suavemente para que se despertara.

- Mi amor, despiértate ya – le susurré dulcemente.

- No quiero es sábado y puedo dormir todo lo que quiera – me dijo ella sin abrir los ojos.

- Dale amor es más de medio día y quiero ver esos ojitos lindos que tienes, que ya los echo de menos – le contesté yo.

- No – me respondió ella con una sonrisa en su boca.

- Con que no ¿eh? – le dije mientras me subía encima de ella y empezaba a hacerle cosquillas.

No paraba de reírse y tuvo que abrir los ojos.

- Ya, Juli por favor... me muero - me suplicó ella entre risas.

Paré y me quede abrazada a su cuerpo, mirándole a esos ojos recién abiertos que tenía.

- Te amo, Violeta – se me escapó sin pensar en voz baja pero es que no podía callármelo ni un momento más.

- ¿qué dijiste? – dijo ella sorprendida y con voz adormilada.

- Que te amo y que eres lo mejor que me ha pasado nunca – le dije yo con más seguridad.

Ella se lanzó directamente a mis labios, besándome con todo el amor que ella también tenía.

- Y por si no te ha quedado claro con mi beso, yo también te amo, estoy perdidamente enamorada de ti, Julieta Nair Calvo – me contestó ella y sentí que mi corazón iba a explotar de felicidad.

- Viole, ¿te gustaría tener hijos? – le pregunté.

- Uyy ¿qué rápido vas no Juli? – bromeó ella.

- No, digo ahora pero en un futuro – le contraataqué.

- Sí, Juli me encantaría y más si es contigo y tienen esos ojos verdes que me vuelven loca, ya serían dos personas las que harían conmigo lo que quisieran... - dijo ella - ¿y a ti? ¿Nunca lo intentaste con Octavio? -

- No, él quería pero yo sentía que no era lo correcto pero reconozco que desde que estoy contigo se me viene cada vez más a la cabeza. Te imagino como madre y sé que serías una madre extraordinaria Violeta – le dije yo.

- Tú también lo serías Juli y no es por nada pero nuestros niños saldrían preciosos y listísimos – me contestó Violeta y las dos estallamos en carcajadas.

- En un futuro lo harán – le contesté yo.

Nos levantamos para preparar algo de comer y el resto del día no hicimos absolutamente nada, ya no éramos tan niñas y después de una buena fiesta necesitábamos nuestro tiempo para recuperarnos. Pedimos una pizza para cenar y estuvimos viendo películas y así pasó el resto del día.

El domingo Violeta me propuso de ir a la playa a pasar el día a lo que yo acepté gustosa.

- Cariño, voy a comprar algunas cosas al super mientras tu preparas el bolso con las cosas para la playa ¿ok? – me preguntó ella.

- Claro aquí te espero – le dije yo.

Empecé a meter al bolso todas las cosas necesarias para la playa, toallas, cremas de protección solar... no tarde mucho así que me senté en el sofá a esperar a que Violeta regresará. Había pasado una hora y aún no había vuelto, me parecía un poco raro porque el super estaba a 10 minutos en coche así que decidí llamarla para ver qué ocurría. El teléfono dio todas las llamadas pero no me lo cogió. Estaba empezando a alterarme pero respiré hondo, quizás se había encontrado con alguien o había algún problema por el camino. Insistí llamándola varias veces pero aunque daba llamada no me lo cogía. Esperé durante dos horas por si volvía o daba alguna señal de vida pero ya estaba empezando a perder la razón y decidí llamar a Justina por si sabía algo. Ella me dijo que no había oído nada de Violeta desde anoche y que venía aquí directa. Estaba andando de acá para allá por todo el piso, me asomaba a la ventana por si veía a Violeta venir pero nada. Llamaron a la puerta y tenía la esperanza de que fuera ella pero sabía que era Justina.

- Hola Juli, ¿alguna novedad? – me preguntó.

- No – le dije mientras estallaba en lágrimas que ya no podía controlar más.

- Eyyy la vamos a encontrar seguro que está bien y luego nos reímos de todo esto – me dijo Justina.

- ¿Intentaste llamarla tú también? – le pregunté.

- Sí, pero nada no me atiende – contestó Justina tristemente.

- Podemos acercarnos al super y ver si está por ahí ¿si? -

- Sí – acepté con resignación, no quedaba otra.

Fuimos en el coche de Justina y consiguió estacionar rápido, cerca de la puerta del super pude ver el coche de Violeta lo que me tranquilizo un poco.

- Jus, ahí está el coche de Viole – le dije.

- Ves, seguro que está ahí dentro, vamos – me animó ella.

Entramos al super y empezamos a recorrer todos los pasillos pero no había rastro de ella. Hablamos con algunos de los empleados que incluso la llamaron por megafonía pero nada. Decidimos preguntar a las cajeras y enseñarles una foto de Violeta para ver si a alguna le sonaba. Una de ellas parecía reconocerla.

- Sí, yo la atendí esta mañana, compró un par de cosas y se fue hace unas dos horas – dijo la chica.

- Pero a dónde pudo ir si dejo ahí el coche y no volvió a casa – pregunté yo ya sin saber que pensar.

- Vamos a hablar con la policía Juli – me recomendó Justina.

Nos acercamos a la comisaría que estaba bastante cerca, por suerte, y explicamos toda la situación, ellos dijeron que hasta las 24 horas no podían hacer nada pero que no nos preocupáramos porque normalmente solían aparecer antes. Volvimos a mi casa y no paré de llamar a Violeta, Justina decidió quedarse por si había alguna novedad. Apenas pudimos dormir en toda la noche. Eran las nueve de la mañana y yo no podía seguir en casa sin hacer nada, tenía que intentar buscarla o hacer algo.

ProfesorasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora