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Narra Violeta

Cada día de la semana, Jorgelina vino al instituto a intentar a hablar conmigo si no era a la entrada era a la salida. Me traía flores, bombones, peluches, cosa que yo rechazaba cada vez e intentaba ignorarla. Julieta le había dado alguna que otra contestación pero la verdad es que se estaba portando de manera ejemplar con la situación, no sé si yo podría soportarlo si fuera al revés. Lo peor de todo ya no era que viniera o tener que aguantarla, era que los alumnos empezaban a darse cuenta y oía sus cuchicheos en los pasillos aunque hasta ahora ninguno se había atrevido a decirme nada directamente. Hoy ya por fin era viernes y estaba tranquila en mi aula de música, era la última hora y la tenía libre así que había decidido tocar el piano un rato y dejar salir todo lo que tenía dentro. Estaba enfocada en las teclas cuando noté que una mano me tocaba suavemente el hombro y yo me sobresalté. Miré y ahí estaba mi preciosa novia con una sonrisa en la cara.

- No quería interrumpirte pero quiero decirte una cosa importante – me dijo ella.

- No pasa nada, siéntate y hablamos un rato – le pedí curiosa.

Juli se sentó a mi lado en el piano y me dio un suave abrazo.

- Me llamó Marcela hace un rato y me dijo que Octavio ya firmo los papeles de divorcio y voy a ser libre – me dijo con una sonrisa en su cara.

- Eso es genial amor – le contesté yo mientras le dejaba un beso rápido en los labios.

- Ha sido mucho más fácil de lo que esperaba... no puedo creerlo – me dijo Julieta.

- Yo sí y ahora ya puedo pedirte matrimonio cuando quiera... - bromeé con ella que puso una cara de miedo – no te preocupes no va a ser en un tiempo cercano... -

- Quiero que esta noche salgamos, hablé con Justina y quiero celebrarlo, además tenemos pendiente en la lista salir y bailar hasta el amanecer – me propuso Juli.

- Lo que tú quieras mi amor – le contesté yo.

La clase terminó y pudimos volver a casa. La tarde pasó bastante rápida y cuando nos quisimos dar cuenta ya estábamos arregladas y listas para irnos. Juli llevaba un vestido negro ajustado que acentuaba cada curva de su cuerpo y que esta noche iba a ser mi perdición y yo llevaba un vestido azul también ajustado. Nos dispusimos a salir hacia el local donde habíamos quedado con Justina y algunos amigos más, fuimos en taxi ya que íbamos a beber y era lo más seguro. Cuando llegamos y entramos al local ya estaban todos allí esperándonos, nos dirigimos hacia la mesa y pedimos dos bebidas para nosotras. La noche empezó entre risas, anécdotas y copas.

- Vamos chicos ya está bien de charla y vamos a bailar un poco – dijo Justina, levantándose de la mesa y llevándonos a la pista.

Empezamos a bailar todos juntos aunque el sitio estaba lleno de gente y era casi imposible. Julieta se acercó a mí y pasó sus manos por mi cuello mientras empezaba a balancear su cuerpo al son de la música y yo intentaba seguirla. El movimiento sensual de su cuerpo me tenía completamente hipnotizada. Seguimos bailando por un largo rato y Julieta estaba empezando a provocarme más.

- Juli, ¿qué pretendes? ¿quieres tener sexo en medio de la pista de baile? – le susurré en el oído.

- No estaría mal, no me dijiste que te daba morbo hacerlo en público – me contestó ella pícaramente y me estaba poniendo fatal.

- Lo estoy diciendo totalmente en serio – le dije mientras me acercaba a su cuerpo para tapar la visión lo máximo posible y empezaba a subir mi mano por su muslo y la introducía por debajo de su vestido.

- Violeta - me regañó mientras se apartaba de mí.

- Te avisé – le dije yo con cara inocente – quien juega con fuego se quema... -

Seguimos bailando un poco más, Justina era el alma de la fiesta y no paraba de bailar con todos.

- Cariño, voy un momento al baño – me dijo Julieta – espérame aquí - y yo asentí.

Empecé a bailar con Juan mientras cantábamos a todo pulmón cada canción que salía. Mi copa se había acabado y estaba sedienta así que decidí ir a la barra a por dos copas, para Juli y para mí. Pedí las bebidas y las pagué, iba con las dos copas en la mano volviendo a mi sitio cuando noté una mano en mi hombro. Me giré y vi que estaba Jorgelina detrás de mí.

- Jorgelina, ¿qué haces aquí también? – le pregunté muy enojada.

Estábamos más cerca de lo normal porque había muchísima gente.

- Vine a divertirme, además creo que podríamos divertirnos mucho más las dos juntas – me insinúo ella.

- No gracias, yo vine con mi novia que es con la única que me quiero divertir – le dije yo.

Me estaba girando para volver a mi lugar cuando Jorgelina me agarro la cara con las dos manos y junto nuestros labios, yo rápidamente luché y me separé.

- ¿Qué mierda haces idiota? ¿estás enferma? – le dije yo enfadada.

No le dio tiempo a contestar porque vi como Juli venía con una cara enfadada directamente hacía nosotras.

- Te he pasado muchas, dejo que vengas al instituto e intentes hablar con Violeta porque aunque sea mi novia yo no soy nadie para tenerla metida en una cajita, ella es libre de hacer lo que quiera pero ella quiere estar conmigo así que lo que no voy a permitir es que la beses a la fuerza. ¿Me escuchaste imbécil? Me estoy empezando a cansar y mi auto-control se está yendo a la mierda así que más te vale que nos dejes en paz antes de que haga cualquier locura. – le dijo Julieta a Jorgelina con una voz que me estaba dando miedo hasta a mí aunque en realidad era muy excitante ver a esa Julieta autoritaria.

- Ya, pero yo quiero a Violeta y ella a mí también me quería... - dijo ella con una voz triste.

- Tú misma lo has dicho te quería pero ahora ella está conmigo y tiene la libertad de elegir si ella quisiera estar contigo podría hacerlo y no lo hace... quizás es el momento de que te des cuenta de que ya es tarde e intentes ser feliz – le dijo Juli – y ahora sí voy a disfrutar de mi noche con mi novia y no voy a dejar que nos la arruines -

Julieta me agarro de la mano y me llevó a nuestro sitio que estaba muy cerca y empezó a besarme como si no hubiera un mañana.

- Eres mía Violeta Urtizberea y esos labios solo los puedo besar yo ¿entendido? – me dijo.

- Toda tuya – le contesté mientras nos seguíamos besando entre la multitud.Como teníamos previsto bailamos, disfrutamos y nos besamos hasta el amanecer.

ProfesorasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora