• tres

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almas vacías

Ya no corre por el bosque
como en su infancia hacía.

La muerte la sigue
de lado a lado.
"Cuidado con las minas",
advierte el soldado.

Va al colegio mirando al suelo,
de puntillas si es necesario.
Pisar una bomba es una tortura,
y encontrarla, un pecado.

El número de su brazo
la hace culpable,
sujeto de esta guerra
de catástrofes sin causa.

Las ganas de rebelión
se las traga a la fuerza,
y al miedo lo esconde
debajo de la cama.

Ella lo que quiere es
un poco de valentía,
y el bando contrario,
otra alma.

Abril ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora