• treinta y uno

28 5 0
                                    

sabores

De camino a casa

el atardecer sabe a caramelo

como el sonido de tu risa,

caramelo de llanto,

dulce pero a la vez salado

y sollozo con nuestra canción.

Echo de menos los días pasados,

cuando conducía hacia casa

y no lloraba, no había llanto.

Las penas saladas llegaban al mar,

por eso no acababa,

por eso era inmenso.

Hay algo dentro que es diferente,

noto ese nudo en las palabras,

que me cala

hasta las pestañas húmedas,

nada es igual,

prometí dejarlo en un siempre

por eso se termina,

por eso se llora a veces.

De camino a casa

se olvida con las puertas cerradas,

pero con las ventanas abiertas,

no hay lamento que permanezca

porque los parabrisas se empañan

y los secretos ya no son promesas,

se van con el agua,

como lo que nos hace mal.

Aunque quiera creer que no,

el sol cuando se esconde

sigue siendo dulce,

las lágrimas

que corren por las mejillas,

que limpian el mar inmenso,

siguen siendo saladas

y yo, con esta copa de vino,

bebo y aprieto los labios.

Creo que sabe

a lo que nos quedamos

con ganas de vivir,

no es dulce ni salado.

Flotaba en la copa de cristal,

sabía,

todo este tiempo

había sabido,

amargo.

Abril ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora