• catorce

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retrato de El C.

Aquel momento me perdí
en mí misma,
observando la llama de la vela
quemándome las lágrimas
y las entrañas.

Sentir que me estaba chocando
entre dos realidades confusas.
Notando que me estaban cosiendo
la tristeza al corazón con una aguja
que siempre sonreía.

Y cuando soplé y sólo quedó
el humo de mis pensamientos
consumidos en la misma vela,
lloré como nunca antes.

Lloré,
sintiéndome tan tonta
por hacerlo.

Porque estaba llorando de felicidad,
pensando que no duraría mucho.

Abril ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora