cuarto creciente
Eras raro,
como una luna roja.
Me atraías por tu olor
a masacre
y libertad.
Y tus luceros ámbar
eran inhumanos e indómitos,
como fiera vacía de alma.
Una terrible maldiciónimponías
cuando me mirabas
y yo sólo seguía
el iris de tus ojos
removerse,
como un cuadro abstracto
rompiendo mi cabeza.
Eras indescriptiblemente
calculador,
no sobre mí,
sino sobre todo
a tu alrededor.
Y parecías casi perfecto,
aunque sin nunca preguntarme
el porqué de esa cuestión.
Me tocabas y se sentía
como un roce muerto,
que me empujaba
a dar un paso hacia atrás
como rosa sin verano.
Pero volvía hacia ti.
Aunque acabaras
con mis pétalos
cuando la luna
desapareciese.
ESTÁS LEYENDO
Abril ©
Poetry⚘ Entre la infancia de césped resquebrajado y la adolescencia de palabras sin sentido, germinó la imperfecta flor que quería llegar a ser, floreciendo en su cautiverio al lado del huracán que la hizo crecer. Cualquiera lo suficientemente sabio...