• dieciséis

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euforia

Quien decía que llorar
era de personas tristes
no sabía lo que era que te explotaran
miles de fuegos artificiales
en el estómago,
saliendo por la boca
y besándose la piel por fuera
para curar heridas,
que por alguna extraña razón,
brillaban en los momentos felices.

Un llanto que se deshacía
con el acunar de mi pelo,
entrelazándose con el viento
y dibujando la forma más bonita
en una nube lejana,
que nos permitíamos tocar solamente
cuando los sentimientos
nos hacían llegar a la punta más alta
de la montaña rusa
y que luego,
al bajar,
y caer en picado,
se nos estrellaba en el corazón.

Abril ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora