Capítulo 9

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Tuve que calmarme y respirar profundamente contando hasta tres mentalmente para ayudarme. No me puedo creer que venga con esas.

Los escucho hablar pero mi cabeza hace alrededor de un par de minutos que ha desconectado de esta reunión, hasta el momento en el que unos nudillos tocan con suavidad la puerta de la sala de reuniones fijando mi mirada en esta.

-Pase.

La puerta se abre y deja ver a una Miranda algo cortada mirando únicamente en mi dirección.

-Siento interrumpir señorita Giacometti, pero llama la señora Brown, dice que es algo urgente sobre su proyecto y que necesita hablar con usted.

-Tranquila Miranda, ésta reunión está ya terminada. En un minuto voy a mi despacho, mantenla a la espera.

Ladeo una suave sonrisa asintiendo en su dirección. Recojo mis documentos guardándolos nuevamente en el folder antes de ponerme en pie mirando a nuestros invitados.

-Disculpadme, pero debo atender la llamada. El señor Stanton terminará de ultimar los detalles con ustedes.

Asiento en dirección del último mencionado y cuando el asiente de vuelta rodeo la mesa con mi tablet y mi folder bajo el brazo para salir de la sala.

No sabía cuan en tensión estaba hasta que siento como se relaja mi cuerpo cuando cierro la puerta tras de mí, pero no me detengo, sigo con paso decidido hacia mi despacho haciéndole una señal a Miranda de que me pase la llamada antes de cerrar la puerta del despacho tras de mi.

***

Juego con la yema de mi dedo en el borde del vaso con licor que tengo sobre mi escritorio mirando fijamente a través de la ventana que hay en mi despacho.

No sabía como se me había podido pasar el revisar con quien tendríamos las reuniones en estos días, seguro conocería algunos y hubiera sabido a qué atenerme. Pero sobre todas las cosas, por nada del mundo me imaginaría que la primera reunión a la que asistiera en Roma sería a una con mi familia.

Después de ocho años sin estar frente al hombre al que debería de llamar padre ha tenido que ser hoy cuando lo volviese a mirar de nuevo a los ojos.

De todo no es lo que más me ha impactado, por así decirlo. Me ha generado curiosidad el hecho de que Massimo estuviera con ellos, es otra de las personas a las que no esperaba encontrarme, y menos siendo socio de mi padre. No después de todo.

Sólo hay una cosa que voy a reconocer y es que si hubiera mirado dos segundos mas sus ojos me hubiera perdido el azul intenso de estos, como antaño.

El sonido de la puerta abrirse me hace desconectar de la ventana para mirar hacia la puerta encontrándome con Robert y su típica expresión de estar tanteando el terreno, lo que me hace reír con suavidad.

-Pasa Rob, no estoy de mal humor.

-Menos mal, temía que después de la reunión tu humor se hubiera visto trocado.

-No, mi humor se trocó antes de la reunión, al menos no ha empeorado. Míralo como una ventaja.

Sonrío al escucharle reír por mi comentario estirando mi cuello hacia un lado y al otro sintiéndolo tenso para intentar relajarlo.

-Antes de que preguntes... No, no sé que hacer. Rob sabes que también tengo mis asuntos que atender en Nueva York, no puedo estar aquí el tiempo que dure el proyecto, aunque viajase algún día en semana. No quiero estar viviendo entre aviones.

-No lo decidas ahora, Nea. Piénsalo, tómate tu tiempo. Decide que estaría bien contigo y para ti, y entonces decide. Se que buscaras alguna manera para intentar darle la vuelta a la moneda con ésta negociación... Tú sólo no te agobies.

Mantengo mi mirada sobre él sonriendo sin poder evitar, terminando por levantarme para pasar mis brazos por su cintura y abrazarle apoyando mi cabeza en su hombro.

-Gracias.

No pasan los primeros diez segundos cuando nuevamente tocan mi puerta por lo que me separo mirando hacia la puerta.

-Adelante.

De nuevo Miranda es quien aparece tras ella, aunque esta vez con su ceño fruncido.

-Señorita Giacometti, hay un hombre que insiste en que tiene que hablar con usted.

-¿Le preguntaste su nombre?

-Si, se trata del señor Marco Belloti.

Asiento lentamente a sus palabras cogiendo aire y expulsándolo lentamente.

-Muy bien, déjale pasar.


Lazos de sangre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora