Capitulo 27

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Narra Guillermo:

La alarma de móvil me despertó, sonaba insistente y me hacía doler la cabeza. A tientas apague la alarma y suspiré, imágenes de la noche anterior vinieron a mi mente haciéndome sonrojar brutalmente. El beso de Samuel. Como lo vería ahora? Lo saludaría con un beso? Volverá a hablarme? Suspiré nuevamente y me levanto para ir al baño a ducharme. Tomé una camiseta blanca y mi chaqueta negra con unos jeans negros con roturas y mis Vans de siempre. Luego de ducharme me vestí y bajé a la cocina.
Escuchaba a mi madre y a mi hermana reír a carcajadas pero pararon de reír cuando me vieron entrar por la puerta.

-Que ocurre? -pregunté extrañado. Ellas se miraron y sonrieron como cómplices.

-Guille, la pasaste bien anoche? -dijo Karol con una sonrisa. Repentinamente recordé el beso y mi corazón latió a mil.

-Estuvo bien... -dije subiendo los hombros nervioso.

-Oh claro que estuvo bien... -dijo mi madre riéndose. No entendía nada. -El beso también estuvo bien? -dijo imitando mi respuesta. Me puse nervioso de inmediato.

-Estaban espiandome? -dije nervioso. Las chicas estallaron a carcajadas dándome el pié a ponerme más nervioso si es posible. -Eso es un si. - dije sonriendo y negando con la cabeza.
Me senté a un lado de Karol y el interrogatorio inició. Que si me divertí, que si besaba bien y muchas preguntas más. Obviamente evita contarles el altercado que tuvimos atrás del escenario del teatro.
Se estaba haciendo tarde así que me despedí de ellas y dejándolas con un montón de preguntas más.

En el camino estuve preguntándome una vez más como debía tratar a Samuel. Mi cabeza estaba en un verdadero lío y no me había dado cuenta que ya estaba en las puertas del Instituto. Miré a mi alrededor por si Alex ya había llegado pero no lo veía por ningún lado.
Entré y los estudiantes que ya habían llegado estaban en sus respectivos grupos hablando y comentando que tal su fin de semana. Algunas miradas se dirigían hacia mi, algunas chicas sonreían coquetas y un par de chicos me miraron de reojo observando toda mi anatomía sin pudor alguno.
Quizás inconscientemente me vestí así por Samuel, quizás quería hacerle ver lo guapo que podía ser si me lo proponía, quizás y solo quizás quería que Samuel me deseara.
Llegué hasta mi casillero, puse la contraseña y lo abrí, guardé mi mochila y saque los libros que usaría en las siguientes dos horas.
De la nada ví que una mano cerraba la puerta de casillero con violencia.

-Hola, Guillermito. -me quedé estático y no quise darme la vuelta, su mano seguía apoyada en la puerta de mi casillero impidiendo mi escapatoria por el lado derecho. Sentí su respiración en mi cuello y mi vello se erizó. Me día la vuelta lentamente y lo ví. Damián.

-Que haces aquí? -le preguntó tratando de que mi vos no saliera entrecortada.

-Sabes, en mi pueblo cuando alguien dice "Hola" Y el otro debe responderle con otro "Hola"- Dijo con una media sonrisa, yo rodé los ojos.

-Que quieres imbécil? Tu dignidad no está aquí. -dije recordando las palabras que dije en aquella fiesta. Él borró el único indicio de sonrisa que tenía y con su mano izquierda apretó mi cuello, dejé caer mis libros alarmado, miré al rededor y nadie parecía darse cuenta de lo que pasaba.

-Ten cuidado... -dijo apretando cada vez más mi cuello, mi respiración se había vuelto entrecortada. -Sueles ser muy cabrón a veces... -apretó un poco más, estaba mareándome por la falta de aire. -Pero otras... -se acercó a mi y aspiró mi cuello. -Llegas a ser muy tentador. -dijo mirándome a los ojos, su mano en mi cuello dolía y apenas podía respirar y sus pupilas estaban dilatadas. Repentinamente se alejó de mí y cayó al suelo, inmediatamente me tomé el tiempo de tomar bocanadas de aire sintiendo el alivio de que mis pulmones estuvieran funcionando correctamente otra vez. Cuando me estabilicé lo suficiente, volví mi mirada a los estudiantes que estaban en ronda presenciando a Damián siendo acorralado y golpeado en el suelo por Samuel.
Los golpes de Samuel eran certeros pero no demasiado fuertes, supongo que esto solo era una advertencia de lo que podía ocurrir verdaderamente si me tocaba otra vez. Sonreí interiormente al pensar en que él me estaba protegiéndo. Escuchaba los gritos de los estudiantes diciendo "Pelea" Constantemente.

Escucha tu Destino - WIGETTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora