Capitulo 29

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Alex, Frank y Luzu:

En el auto solo había silencio, supongo que todos estábamos en la misma situación, con preguntas sin respuesta, con miedo a lo que pudiera pasar a partir de este momento. La comisaría más cercana estaba en el centro de la ciudad, tardaríamos un rato largo en ir.

-Que están pensando? - escuché la voz de Alex, que estaba sentado en la parte trasera del coche.

-En que si vamos a poder llegar antes de que Guillermo reciba su mensaje. -dije sin más mirando por la ventana.

-Estoy pensando... Estoy pensado sobre si el plan funcionará o no. -dijo Luzu, en ningún momento apartó la vista de la carretera para mirarnos. -En que si los policías nos creerán, es decir, míranos, somos tres niños yendo a hablar a la comisaría, sobre un secuestro, una extorsión y un plan diseñado por uno de nosotros. Nos creerán? -preguntó Luzu. Nos quedamos callados unos segundos, era verdad, como haríamos para que no crean que solo era una broma? No tenía idea, pero no hay que pensar en eso, pensar así solo nos tirará el plan abajo y no quería que suceda eso considerando que era el único que teníamos.

-Nos creerán. -dije sin más, Luzu me observó y yo le sonreí tratando de relajarlo, él me devolvió la sonrisa y volvió la vista al camino nuevamente, mientras escuchaba un "Si" De parte de Alex.

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Rubius y Mangel:

Estábamos en la casa de Mangel, frente al ordenador, esperando el mensaje de Samuel con las coordenadas del lugar donde se encontraría Guillermo con su padre, me encontraba nervioso y con miedo de que algo salga mal y en el peor de los casos que alguien resulte herido o... Muerto, estábamos en silencio, hasta que Mangel decidió hablar.

-Tranquilo, todo estará bien.- me dice tratando de no sonar nervioso, pero lo conocía, estaba más o igual de nervioso que yo.

-Debería decirte lo mismo.- dije sonriéndole. En eso escuchamos un sonido, el móvil de Mangel, nos pusimos serios y miramos al escritorio donde estaba aquel aparato que generaba mi temor, el lo tomó y lo desbloqueó.

-Lo tenemos.- se acercó más al escritorio, y empezó a teclear y escribir cosas, abrió un mapa, midió un par de distancias, marcó un par de calles e imprimió la hoja con el mapa. -Hay que irnos. -se levantó de su silla rápidamente seguido de mi.

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Samuel y Guillermo:

Estábamos en mi auto, apretaba el volante nervioso, mi respiración estaba agitada y sentía como de a poco mi adrenalina subía a cada metro que estábamos más cerca del Banco.
A mi lado, Guillermo estaba en silencio, observando por la ventanilla los árboles, las casas, las personas. De vez en cuando lo escuchaba suspirar agotado, como si estuviera a punto de rendirse pero no dejaré que eso pase.
Aparté mi mano derecha del volante y tomé su mano llamando su atención.

-Todo estará bien... Ya veras. -le dije ladeando una sonrisa mientras acariciaba sus nudillos con dulzura, él solamente se limitó a asentir, su mano y la mía se mantuvieron juntas todo el viaje, en estos momento me gustaría saber que es lo que piensa Guille, pensará en fracasar, en su familia, en nosotros...

Llegamos al Banco, un edificio de color blanco con columnas de mármol tan blanco como la nieve, sus pisos negros brillaban por la constante lustración, haciendo que se refleje el techo, era casi como un espejo.
Nos acercamos a una dama de unos sesenta años, morocha con una larga cabellera negra, en su camisa había un pin con su nombre, Olivia.

-Disculpe, vengo a retirar un dinero guardado en mi cuenta de ahorro. -dije cortésmente.

-Nombre, apellido y número de cuenta por favor. -dijo ella casi como una máquina.

Escucha tu Destino - WIGETTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora