—¿Qué hago aquí? —pregunté.
—Cree un acceso directo desde tu nuevo cuarto a éste, ¿no es genial? —respondió entusiasmado.
—¿Y cómo se supone que entre a mi dormitorio ahora? —cuestioné irritada.
Él ni siquiera se inmutó y besó juguetonamente mi mejilla.
—Ahora puedes desear volver.
A veces era irritante que cosas que me parecían imposibles fuesen tan sencillas para él.
—Escucha, tuve un largo día, ¿sí? Solo quería descansar un poco y terminar se acomodar mi ropa antes que se quede empacada toda la eternidad, y tú me traes a tu casa a perder el tiempo.
Sin inmutarse, se tendió en la cama relajadamente y acomodó sus manos detrás de su cabeza.
—No estás deseando regresar —acusó desde su sitio.
Me quedé callada y descubrí que, efectivamente, no estaba haciendo ningún esfuerzo por volver.
—No, porque... —Pensé en una excusa que no implicara delatar lo mucho que lo extrañé—. Quiero saber porque me trajiste.
—Te echaba de menos —contestó.
—¿Y no podías ir y tocar el timbre?
—Sabes que nunca hago eso, es demasiado sencillo.
Levanté mis manos en señal de rendición.
—Olvidaba que nunca te vas por lo simple —dije—. ¿Y por qué el himation?
—Me gusta como te queda. —Por segunda vez, me quedé sin respuesta. Después de tanto tiempo había olvidado que él no tenía vergüenza a la hora de decir ciertas cosas. Aunque, en realidad, su descaro era una de sus características más memorables, lo que había olvidado era cómo tratar con ello—. Yo también tengo fantasías, ¿sabes?
Ese fue el momento en que quise golpearlo.
—Eres un idiota —dije, en su lugar, sabiendo que el calor que sentía en mis mejillas no tenía sentido.
Sin ganas de discutir, me senté junto a él y lo contemplé en silencio, haciendo un nuevo grabado de su rostro en mi cabeza.
No podía mentirme a mí misma, también lo había extrañado, pero a diferencia de él, me costaba admitirlo.
—¿Dónde estuviste todo este tiempo? —interrogué.
Él se encogió de hombros, restándole importancia a la respuesta.
—Sembrando el caos, ya sabes, lo típico.
Una leve sonrisa se asomó en mis labios y acepté la invitación a recostarme junto a él, feliz de sentir su calor nuevamente.
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Cupido Otra Vez [#2]
Teen Fiction«Si pudiéramos clasificar el amor en colores, yo definitivamente sería rojo. Rojo pasión». La vida de Lizzie parece ser complicada, con los deberes de la universidad, sus problemas de alcoholismo, y el juicio contra su padre sería suficiente, pero...