Otro día había pasado, otro fracaso que añadir y más tiempo que restar al reloj que corría más rápido que nunca. Llegué a casa sintiendo el peso de la derrota y preguntándome si la ausencia de Eros y Ada se debía a que habían tenido mejor suerte, lo cual me parecía casi imposible a estas alturas.
Entonces, divisé a mi hermana en las puertas del edificio, agitando sus brazos enérgicamente, solo podía ver su espalda, pero a juzgar por la expresión en el rostro de la persona que estaba frente a ella, se encontraban teniendo una fuerte discusión.
Tiempo atrás habría intentando por todos los medios averiguar cuál era el motivo de su disputa, actualmente sólo quería poder pasar desapercibida por su lado.
El único que notó mi presencia fue Victor, sus ojos se encontraron con los míos y en ese breve contacto nos pusimos de acuerdo. Me deslicé detrás de mi hermana e ingresé en mi apartamento sin incidentes.
O al menos así fue hasta entrar.
Peter estaba en casa, tendido en el sillón, pasando las noticias en su móvil con tendio, hasta que me vio entrar y se levantó de un salto.
—¡Lizzie! —exclamó—. Al fin llegas, quiero hablar contigo. —Dejé mis cosas en una silla y le presté atención—. Quiero volver a ver a mamá.
Me quedé en silencio, midiendo el impacto de sus palabras.
—¿Quieres volver a casa? —inquirí.
—¿Qué? ¡No! Claro que no —contestó—. Estoy bien aquí, en unos meses serán las pruebas de admisión y he estado estudiando, tengo esperanza de ser admitido, ustedes me han acogido como una verdadera familia y puedo ver al tigre cada vez que puedo, aunque últimamente los estudios lo tienen atrapado. Es solo que es triste estar peleados, ella vino y aunque no nos entendemos, me gustaría que al menos pudiéramos intentar llevarnos bien y quizás con el tiempo lo comprenda.
—¿Lo hará?
—Me gustaría creer que sí —dijo.
No sabía si era una buena idea o la peor ocurrencia que se había pasado por su cabeza teñida de verde. Tampoco estaba segura de ser la mejor consejera, ni si mi opinión sería necesaria considerando mi pasado y la extraña relación que mantenía con mis propios padres, pero aún así, me sentía capaz de hablar con sabiduría, y eso era todo lo que hacía falta alguien a punto de tomar una importante decisión, así que podía transmitirle esa parte de mí.
—Lo bueno de los padres es que te regalan la vida, te encaminan, marcan tus pasos, y todo, pero al final del camino, el futuro siempre será tuyo —dije—, y puedes hacer lo que quieras con él. Si crees que es lo mejor, adelante, solo no sueltes ese futuro.
—¿Me quieres decir en buenas palabras que haga lo que quiera? —cuestionó—. Me estas dejando igual que al comienzo.
—Puede ser, es que sinceramente no sé qué sugerirte. Pero no importa lo que hagas, te apoyaremos.
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Cupido Otra Vez [#2]
Teen Fiction«Si pudiéramos clasificar el amor en colores, yo definitivamente sería rojo. Rojo pasión». La vida de Lizzie parece ser complicada, con los deberes de la universidad, sus problemas de alcoholismo, y el juicio contra su padre sería suficiente, pero...