Capítulo 11 💝

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—Insisto, no lo conozco —afirmé

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—Insisto, no lo conozco —afirmé.

Jane no prestó atención y sirvió las tazas de café para que pudiéramos platicar en mi comedor.

—Liz, ahora que sé que te gusta, no planeo quitártelo, si es lo que te preocupa.

—Ni se te ocurra insinuarte. —De inmediato me di cuenta de que mi respuesta me había incriminado—. ¡Que no me gusta!

—Sí, sí. —Le restó importancia a mis reclamos y se sentó frente al indeseado—. ¿De dónde eres, Eros?

—Grecia —contestó el sinvergüenza, sin siquiera inmutarse.

Mi hermana se sorprendió por la sincera respuesta.

—¿De tan lejos? —preguntó—. ¿Y qué te trajo tan lejos?

—Soy un romántico empedernido en busca del amor.

El rostro de Jane no dejaba de mostrar conmoción.

—¡Oh, ya te recuerdo! —exclamó repentinamente—. Eres el chico que Liz asfixiaba con una almohada la otra vez.

—¡Suficiente! —grité—. Jane, no eres mi mamá, eres mi hermana. Compórtate como tal.

—¿A qué te refieres? —inquirió.

—A que dejes de pasarte películas que no existen y... —Miré a Eros—, no le digas nada a mamá.

—Esta bien, pero mi silencio tiene condiciones —aseveró ella.

Casi no podía creer lo que escuchaba.

—¿Qué? ¿Acaso fuiste a darte un paseo por el Olimpo que se te pegaron todas sus malas costumbres? —cuestioné.

Eros dejó escapar una ahogada risita, y de seguro Jane interpretó aquello como una broma interna, dejando pasar la aterradora verdad que ocultaba.

—Dijiste que querías que fuera una hermana mayor, pues eso hago —explicó.

—No, los hermanos menores somos quien chantajeamos a los mayores. No al revés —Discutí.

—Ya ves, nuestros roles están cambiados —sonrió.

Mi rostro ardió de vergüenza y rabia, sintiéndome como una niña otra vez. Me puse de pie y sin pedir permiso, tomé mi abrigo de la entrada y abrí la puerta.

—Vámonos, Eros. —Lo llamé al igual que a un perro.

Él se levantó sin cuestionar mi orden, notablemente divertido con la situación. Se despidió de Jane con alegría y salió detrás de mí.

Bajé los escalones de a dos y apenas el aire del exterior invadió mis pulmones, dejé escapar un chillido colmado de irritación.

—Tu hermana es muy simpática —comentó Eros a mis espaldas.

Cupido Otra Vez [#2] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora