-Y si sabía que su padre maltrataba a su madre en casa, ¿por qué no denunció? -preguntó el defensor.
Mi mirada se desvío al hombre sentado a unos metros del estrado. Nos unía nuestro cabello rubio, el ADN y quien sabe cuantas cosas más, pero en ese momento, para mí era un desconocido.
-Mi mamá me pidió que no lo hiciera.
-¿Y por qué le obedeció sabiendo lo que significaba?
Mordí mi labio.
-Porque era débil -confesé.
-¿Podría explayarse un poco más?
Inspiré profundamente y busqué la mejor manera de expresar mi punto.
-Los primeros años era una niña, no podía hacer mucho, mi papá era quien tenía el control. Cuando crecí, solo se volvió una rutina que debía soportar, aunque eso no significa que me gustase. -Guardé silencio, antes de llegar a la parte más difícil-, pero esa noche, cuando lo vi amenazar a mi mamá con el rifle todo cambió, una chispa se encendió dentro de mí y acabé actuando por impulso. Mi mamá tuvo miedo de que la gente me acusara, sobretodo mi hermana, no quería que me vieran como una potencial homicida y yo misma acabé envuelta dentro de sus temores.
-Ese día, ¿cómo se enteró que su padre había vuelto a la casa? -preguntó.
-Mi prima me llamó para alertarme.
-¿Y cómo fue que acabaron tan lejos?
Por suerte, ya había ensayado mi respuesta.
-Mi mamá estaba en los nogales, así que le dije a mi prima que huyera en esa dirección, cuando pude ponerme de pie yo también llegué, ayudada por mis dos amigos, Fran y Henry. Me cuesta recordar los detalles debido a la contusión.
El abogado asintió y observó los papeles sobre su mesa.
-La testigo, Francisca Saez no se presentó hoy a prestar su declaración, ¿conoce el motivo?
Mi cuerpo entero se congeló. No tenía preparada una excusa, ni siquiera me había imaginado que podían preguntarme el paradero de Fran.
-La pregunta no es pertinente -intervino el fiscal, salvando mi pellejo.
-Ha lugar el reclamo -resolvió la jueza-, continúe.
Contesté un par de preguntas más y por fin, fui libre.
Mi declaración era la última, mamá, Jane y todos los demás ya habían pasa por el tribunal, pero el procedimiento me impedía entrar a la audiencia antes de ser interrogada, de modo que no había podido tomarle el pulso al proceso personalmente.
En cuanto abandoné la sala busqué un lugar tranquilo y marqué a Adrian.
-¿Cómo está Fran? -inquirí. Su silencio me hizo imaginarlo asomado por la ventana, con despreocupación.
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Cupido Otra Vez [#2]
Teen Fiction«Si pudiéramos clasificar el amor en colores, yo definitivamente sería rojo. Rojo pasión». La vida de Lizzie parece ser complicada, con los deberes de la universidad, sus problemas de alcoholismo, y el juicio contra su padre sería suficiente, pero...