Capítulo 18 💝

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La fiesta de Nick pudo haber sido un éxito

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La fiesta de Nick pudo haber sido un éxito.  Sí, pudo haberlo sido, porque en realidad, no lo fue.  Y lo peor es que no fue gracias a un error nuestro, ni tampoco debido a un grupo de estudiantes pasándose de listos, destrozando la casa o trayendo a más gente de la que se encontraba invitada.  Ni siquiera fue Ada, saboteando nuestro plan.  No, en realidad, fueron los dioses, igual que siempre.

Ese día comenzó tan normal como cualquier otro.  Tenía que cumplir mi turno vendiendo entradas para el zoológico, así que salí temprano junto a Peter.  Sabía que Hedoné había hecho bien su trabajo, gracias a los mensajes que recibía en mi celular.  Crear un evento en redes sociales no habría sido lo mismo, correr el rumor por los pasillos de que sería una fiesta increíble era la clave del éxito.

La emoción no me abandonó en toda la jornada, y me encontré en reiteradas ocasiones saltando sobre mi silla o moviendo mis piernas en un baile que arruinaría mi reputación si hubiera estado de pie.

La casa de Nick no quedaba lejos del zoológico, aun así la emoción pudo más y rompí mi regla de usar el autobús solo para casos necesarios.

Los invitados no habían llegado aún, pero como parte del comité organizador, si es que podía llamarse así, era mi responsabilidad ayudar con los arreglos finales.

Fran ya había llegado, estaba sirviendo el picadillo en platos y llevándolos al patio trasero, donde se llevaría a cabo la celebración.  Gracias a que se encontraba techado hasta la mitad, no pasaríamos frío, y del extremo abierto obtendríamos un vistazo a las estrellas más adelante, además de que ahí se encontraba la parrilla, de modo que el humo se dispersaría con facilidad.

—¿Cómo salió todo ayer? —le pregunté, recordando que no le había preguntado el desenlace del encuentro que tuvieron Henry y Apolo.

—Todo bien —respondió—.  Hedoné me ayudó a esconderlo de mi padre, pero no sé cuánto tiempo podamos mantenerlo así, tenemos que encontrar un modo de deshacer el trato.

La idea sonaba difícil y en realidad, era imposible.

El problema comenzó cuando los invitados comenzaron a llegar, al principio solo universitarios con ganas de divertirse, algunos amigos, y Henry con las pizzas, y de pronto, Hedoné.

—¿Por qué estás aquí? —inquirí.

—Si los ayudé a traer a la gente, mínimo que pueda pasarlo bien un rato —explicó con desdén.

Lamentablemente, tenía razón.

—Esta bien, pero no causes un caos —supliqué.

—Ese no es mi trabajo, sino el de Eris —respondió.

—Sí, pero ella no está invitada.

Los ojos de la diosa de la pasión se ampliaron, sorprendidos.

Cupido Otra Vez [#2] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora