21. Admirados.

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Shinato se encontraba sentada con las rodillas por delante y las manos en estas. Tenia la miraba baja, avergonzada ante su maestra que la miraba de forma acosadora.

 Tenia la miraba baja, avergonzada ante su maestra que la miraba de forma acosadora

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— Entonces, ¿me contaras? — le preguntó de nuevo.

— Mi-Minato... él, me beso —tartamudeó un poco al decirle. Tsunade quiso asentir de forma tranquila, pero estaba muy emocionada por su discípula.

— Y, ¿te gustó? — aquello sonaba más a burla que a pregunta.

La peliazul se encogió más en hombros y contesto:

— Mucho.

La de cabellos rubios se abalanzó sobre ella y la abrazó por los hombros realmente feliz.

— Como me alegra escuchar eso, ya era hora de que dieran tan solo un pequeño paso — le dijo de manera obvia. La peliazul la vió sin entender — Es que... — continúo — se les veía hasta en los gestos cuanto se gustaban, desde que eran pequeños lo pude notar. Esa tarde lo vi Shina-chan, como le sonreíste, nunca antes te había visto sonreír de aquella manera tan especial.

Shinato, recordando aquel momento en el parque volvió a bajar la mirada apenada. Lo recordaba como si hubiera sido ayer cuando Minato la acompañaba hasta que llegarán por ella. En aquel entonces a Shinato no le interesaba mucho el rubio, puesto que aún era una niña, pero si le agradecía la compañía que le brindaba, la hacia sentirse menos sola en la academia, incluso llegó un momento en el que esperaba con ansias la salida para estar con el, y cuando llegó el día del parque, se dio cuenta que aquel niño era muy especial.

 En aquel entonces a Shinato no le interesaba mucho el rubio, puesto que aún era una niña, pero si le agradecía la compañía que le brindaba, la hacia sentirse menos sola en la academia, incluso llegó un momento en el que esperaba con ansias la sal...

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Claro, después, cuando ella se apartó de su camino no volvieron a hablar, parecía que por fin lo había olvidado y después se convirtieron en rivales. Y ahora, ¿qué se supone que eran?

— Minato, siempre ha sido una persona admirable — se le salió el comentario sin querer — Él es... un ninja que nace cada cierto tiempo. Es excepcional, es bueno en todo lo que hace, ¿qué haría con una persona como yo? — le pregunto a Tsunade decepcionada de sus misma palabras.

— Es cierto — está le contestó tras un momento — Minato siempre ha sido destacado como shinobi, incluso se le conoce ahora como un peligro para todas las naciones que quieran guerra con Konoha. Minato es admirado por todos, al igual que tú — la peliazul le tomó más atención poniendo su mirada en ella — Aunque no eres más fuerte que él, la aldea te ve como una protectora irremplazable. Se que cuando eras más pequeña no eras aceptada por los aldeanos, pero con el paso del tiempo te diste muchos créditos y lo lograste, ellos ahora te reconocen como uno más de Konoha.

Sonrió un poco al escuchar las palabras de Tsunade. Si, era cierto que antes las personas no querían aceptarla por su peculiar aspecto, lo sabian, Shinato no era parte de ellos. Pero ahora es diferente, y ella lo sabia.

— Gracias, Tsunade-sensei.

(...)

El día de su cumpleaños había llegado, hoy cumplía sus dieciocho años, aún así ella no le tomaba mucha atención, nunca lo había hecho, así que por que hacerlo ahora que Orochimaru no se encontraba para hacerle un bonito pastel. Claro, hablando solo por encima ya que su maestro no sabia cocinar para nada, igual se esforzada un poco con los pasteles que hacía para ella.

Hoy era también el día en que se asignarian nuevas misiones y equipos de genins, también los diferentes puestos que los jounins tenían que proteger

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Hoy era también el día en que se asignarian nuevas misiones y equipos de genins, también los diferentes puestos que los jounins tenían que proteger.

Se puso su uniforme, era el de siempre, un chaleco verde y el traje completo de abajo color azul que pertenecía a la rama de los jounin. Su protector estaba acomodado dónde siempre tapando su frente, había dejado aun lado las coletas que solía hacerle Orochimaru y se había dejado el cabello suelto. Puso sus sandalias en su lugar y por ultimo procedió a poner sus peculiares guantes en sus manos. Estaba lista para las nuevas misiones que vendrían después de haber descansado por ordenes del Hokage desde aquella cena para Jiraiya que había tenido lugar no hace más de dos semanas.

Se despidió de Tsunade diciéndole que volvería pronto. Esta por cierto, se había quedado a vivir con ella. Shinato no lo entendía muy bien si ella tenía su casa, pero en vez de molestarla como ya habíamos dicho antes, a ella le agradaba. Asi que no había problema, para la peli-azul era mejor de esa manera, ya que todo era menos solitario.

Al llegar a la junta que el Hokage había convocado se encontró con todos los shinobis que venían por ordenes nuevas. La mayoría eran de su generación, y sin tomarle mucha importancia, se sentó en un lugar a pesar de todas las miradas sobre ella.

Pronto, dos personas se acercaron tomadas de la mano.

— ¿Te molesta que nos sentemos aquí? — la pelirroja le pregunto de manera amable-ironica-cínica.

— No — esta les contestó sin darles mirada alguna. No quería verle la cara a Minato, no después de lo que le había dicho aquella noche. No lo había visto desde aquel día, hasta hoy.

La pareja se sentó por un lado de ella, Kushina por su lado, claro, no dejaría a Minato estar junto a su peor enemiga, así que lo dejó de su parte.

Pasaron unos minutos, entonces el Hokage se presentó al estrado y dió comienzo la junta.

Durante esta, se les decía lo de siempre. La responsabilidad que tenían como shinobis de Konohagakure no Sato, que debían cuidar bien de su aldea, que debían estar orgullosos de los antes caídos en batalla, etc. Todo presente escuchaba con el debido respeto.
Cerca de media hora después, esta terminó, entonces Hiruzen y los del consejo estaban mandando a llamar a los shinobis a sus oficinas para decirles ya sea su nuevo puesto o equipo que entrenarián.

Hacía unos minutos que habían mandado a llamar a Minato y este se había ido a con el Hokage. La peliazul y la pelirroja se había quedado juntas en la sala que poco a poco se iba quedando sola.

— Ay, estoy tan triste — la pelirroja comentó y de nuevo sin que le preguntarán por qué, comenzó a hablar — A pesar de que Mina-chan y yo casi cumplimos los veinte ni siquiera a podido pedir mi mano.

La peliazul recordó lo que le había dicho el rubio acerca del trato. De inmediato penso que a Kushina se le había escapado algo. ¿Era necesario casarse justamente a los veinte?

 ¿Era necesario casarse justamente a los veinte?

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《Mitad X Mitad》Minato Namikaze☇/ En edición.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora