36. Traicionar.

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Kushina Uzumaki no quería dejar ir la gran oportunidad de separar a esos dos de una vez por todas antes de que se hiciera más tarde. Era cruel, pero por lo menos le estaba diciendo la verdad, tampoco es como si le importase que pasara con Shinato, ella solo quería a su Mina-chan de vuelta y haría de todo para conseguirlo.

— ...Minato estaba con él... — la pelirroja continúo con la mirada de Shinato puesta en ella — Estaban hablando de ti, de cómo en la misión en la que perdiste tus facultades como shinobi te habías convertido en un monstruo...

Al escucharlo, la peliazul abrió los ojos como platos. << Un... monstruo... >> pensó alterada. Se dio cuenta en ese momento que tal vez la Uzumaki quería jugarle una broma sucia con el fin de asustarla, pero después, comenzó a pensar en el inquietante comportamiento del rubio tras la misión, era cierto que jamás le había contado nada, pero tampoco podía creerle a la pelirroja.

— Imposible — interrumpió - Es imposible que me haya convertido en un monstruo, lo hubiera notado — dijo sin tener muchos argumentos a su favor, ya que todos sabíamos como habían sucedido las cosas.

— Shinato, por favor, sigue escuchando — le dijo en tono de ruego y no le quedó más que asentir levemente y cerrar sus ojos mientras respiraba ondo. Comenzaba a faltarle el aire tras las dudas — También escuché que por ordenes del Hogake, Minato estaba vigilandote.

Abrió sus ojos sin poder creer lo que escuchaba. De manera involuntaria comenzó a pensar en esos casi dos meses y medio que pasaron anteriormente, la duda empezaba a comerle más y más por dentro. Comenzaba a hacerse a la idea de que Kushina no le estaba mintiendo, puesto que ya el mencionado antes comportamiento de Minato le hacía tener todo claro.
Había estado ahí con ella todo el tiempo aunque no lo necesitará después de que Orochimaru se fuera de la aldea. La forma extraña de parte del Hokage al mandarlo a ser su maestro. Se apresuró demasiado en el tema de la relación.

Todo estaba más que claro. Minato no la amaba como le había dicho. Le había mentido y ella era la misión tan importante que tenia que cumplir.

<< Por eso tanto interés... >> pensó de manera insegura y apretó los puños en aquel sofá.

— Y eso no es todo — tendría que ponerle más sal a la herida — El Hokage-sama quiere que Minato te tomé como concubina para darte hijos y alejarte del mundo shinobi con la intención de no tener más problemas contigo — terminó de decir todo lo que había escuchado con una sonrisa interna por ver como la peliazul estaba fuera de sí en aquel sofá.

<< Ese maldito, volvió a burlarse de mi en mi propia cara.. >> Ya no se encontraba dudosa, ahora estaba furiosa con el rubio, con Hiruzen y aquella estúpida misión para dos. Ahora la pequeña parte de la conversación que había escuchado antes en el hospital le decía que aquello no era más que la pura verdad.

— Si creen que se saldrán con la suya... — mencionó involuntariamente frente a Kushina, pero no terminó su frase.

A pesar de sentirse traicionada por el único hombre que había amado hasta la fecha, a quien prácticamente le estaba entregando todo, sobre todo eso, la furia era algo que no se iba a ir tan fácilmente. Ella necesitaba ir con el rubio y golpearlo lo más fuerte que pudiera, pero era en vano, en su estado ni siquiera podría tocarlo, el chakra comenzaba a salirse de control una vez más.

— Te dije que lo tomarás con calma — la pelirroja trató de tranquilizarla, le convenía a sobremanera que Shinato estuviera de su parte.

— Estoy tranquila — le mintió aunque por dentro estuviera quemándose en el fuego de la furia.

Le dió la mirada, que en vez de tranquila como debería por sus palabras, parecía estar tirando cuchillos a diestra y siniestra. La pelirroja sintió temor.

— Supongo que gracias — se puso de pie y sin despedirse ni nada, comenzó a avanzar hacia la salida de la residencia.

Kushina al ver que se iba sin más, corrió detrás de ella y de forma cínica le preguntó:

— ¿Qué es lo que vas a hacer, Shinato?

— Nada — le respondió sin más — ¿Que se supone que tendría que hacer? — preguntó casi audible.

Tras aquella respuesta llena de indiferencia, Shinato por fin salió de la casa y se encaminó a la suya sin olvidar los ingredientes que antes le había encargado Tsunade. Mientras iba de regreso, pensaba seriamente en lo que haría. ¿Le diría algo? ¿Le reclamaria?
Nada de eso le hacía gracia y nunca lo hizo, así que lo mejor era quedarse sin hacer nada como había dicho antes, separarse del rubio sin contarle que sabe su secreto aun que pudiera ser muy difícil.

<< Creo que comienzo a odiarte, Minato. No te culpo por las ordenes del Hokage, pero si por haberme traicionado, si Orochimaru estuviera aquí todo sería diferente, jamás me hubiera involucrado contigo... >> pensó de una manera neutral, no se rebajaría a llorar por él, ya antes se había mencionado que no perdería la dignidad por culpa de su rival, pero aun que tratará de esconderlo Shinato si que había perdido su dignidad la noche que dejó que la tocara.

Una lágrima traviesa salió de su ojo azul y atravesó toda su mejilla, no la quitó, dejó que corriera hasta donde le diera su gana. Se sentía muy lastimada.

Cuando llegó a casa Tsunade la estaba esperando.

— Solo te mande por unas cuantas cosas, ¿por qué demoraste tanto? — le preguntó mientras recibía la pequeña bolsa de ingredientes de la peliazul.

— Lo siento, tuve un inconveniente en la aldea, por eso me retrase — contestó tratando de ocultar todo lo que sentía.

— ¿Un inconveniente? — la rubia no sonaba muy convencida.

— Una pelea entre aldeanos, nada del otro mundo — mintió — Iré a mi habitación, si necesita algo más no dude en llamarme — ni siquiera le dejó decir nada más porque ya había abandonado la cocina. La rubia se quedo extrañada.

Una vez en su habitación, observó de manera involuntaria los aretes que Orochimaru le había dejado, y en ese momento decidió algo que seria crucial.

<< Desertar de Konoha y seguir los pasos de Orochimaru-sensei...>>

《Mitad X Mitad》Minato Namikaze☇/ En edición.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora