57. ¿Celos?

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— Y cuando por fin algunas cosas se estaban acomodando en su lugar, vino la guerrilla interna... Fue mi culpa que la mitad del clan desapareciera de la noche a la mañana.

— ¿Cual fue el problema? - Shinato quiso — Ninguna de los grandes países lo sabe, sigue siendo todo un misterio.

— Cuando fui nombrado la cabeza del clan había mucho desacuerdo entre las personas, mi padre ya antes les había inculcado el no manchar la sangre pura y seguir siendo totalmente fieles a mantener el clan en su estado original, mucho antes se habían dado cuenta que yo no había acatado las reglas. Andabas por ahí corriendo con tu peculiar aspecto y tu madre iba detrás de ti, era imposible no saberlo. Cuando cumpliste los seis años, las personas que estaban en contra de que fuera el rey se manifestaron con la guerrilla interna que todos conocen.

— Fue por mi culpa — afirmó la peliazul.

— Claro que no, fue la mía, por no haberme ido del clan cuando estaba a tiempo, por eso, la mitad del clan, personas inocentes, mujeres, niños, tu madre, murieron esa noche junto con tu abuelo.

La peliazul agachó la mirada y Sesshomaru extendió su manos para tomar la suya.

— No te agobies — le levantó la mirada con su otra mano — Ya hace doce años de la tragedia, ahora solo buscamos restablecer el clan por los que quedaron.

— Mamá y el abuelo lo hubieran querido así — la peliazul le dijo triste y su padre asintió, después la atrajo hacía él para darle un cálido abrazo.

— Namikaze-san me informó que estas aquí para aprender a controlar tu inu no tamashi y después hablaremos del monstruo que dijo haber visto, no te preocupes, tendremos mucho tiempo para estar juntos está vez — sonrió sin que ella pudiera verlo — Rogue estará a cargo de tu entrenamiento...

(...)

— Tendrían mucho de qué hablar — Kushina dijo en voz alta para que sus dos compañeros la escucharán.

— Llevan más de medio día encerrados en su despacho — Mara continúo.

— Después de todo tenían doce años sin verse, me parece que tienen bastante de que hablar y poco el tiempo que llevan — Minato les dijo despreocupado. Ya había hablado antes con Sesshomaru, así que sabía que seria sincero con su hija.

— ¿Cómo te fue? — la pelirroja volvió a hablar cuando vio que la peliazul entró a la habitación donde se encontraban.

— Supongo que bien — le contestó y todos pusieron su mirada en ella. Se veía triste — Me habló sobre algunas cosas que no conocía — les confesó.

— ¿Te dijo algo sobre tu estado? — el rubio le preguntó observándola atentamente y ella negó.

— Me contará después, dice que tenemos tiempo aún — le explicó lo que su padre le había dicho.

Minato ya sabia lo que le pasaba a la peliazul, así que no tenia mucha prisa, puesto que sabía que realmente lo que temían no era una amenaza. Pero, también sabia que su padre desentendia el tema de la maldición de Tsukuyomi, lo había comprobado la ultima vez que estuvo hablando con él, así que esperaba no ser él quien se lo dijera, a menos que se lo pidieran, claro estaba.

Bien, ahora no sabia nadie que hacer. Solo se miraban las rostros una y otra vez, hasta que la puerta fue abierta nuevamente dejando ver a Rogue detrás de esta.

— Supuse que estarían aburridos — les dijo de inmediato y con una sonrisa disimulada — ¿Les parece si les doy un paseó personalizado por la aldea? — propuso.

Las chicas de inmediato asintieron y al rubio no le quedó más que aceptar de igual manera. Minutos más tarde, se encontraban caminando por las calles cubiertas de nieve, hacía frío, pero aquel paseo valía la pena. La aldea era muy grande, pero como ya se había dicho antes las personas solo se concentraban en el centro de esta, pocas personas vivían cerca de los muros que la rodeaban, las únicas que se encontraban ahí eran los guerreros que se encargaban de la seguridad, y fuera de ésta también se encontraban como ya nos habíamos dado cuenta, las personas que mantenían alejados a los extranjeros.
Rogue les estaba contando muchos datos sobre todo.

Más tarde, de vuelta a la casa principal, llego un momento bastante incomodo para Minato y Shinato. Rogue estaba acompañando a la peliazul y Mara al rubio, Kushina estaba literalmente separandolos. Las dos parejas iban conversando muy amenamente, pero en el fondo no era así.

La peliazul solo iba viendo de reojo a Mara y al rubio. Estaba muy molesta, a pesar de querer dejar en paz a Minato sentía algo en su interior que no la dejaba en paz. << Acaso, ¿estos son celos? >> se preguntó a sí misma mientras fingía escuchar la platica del pelinegro. Había acertado, lo que sentía muy en el fondo eran celos.

Minato por su parte, disimulaba más la atención que le ponía a la pareja. Con el era mas fácil entender sus sentimientos, lo admitía, estaba muriendo de celos. << ¿Que se cree estando tan cerca de mi Shinato? >> pensaba muy molesto. Nunca había sentido tantos celos, es decir, jamás se había visto en la necesidad de proteger lo que era suyo.

<< Y ninguno se da cuenta-ttebane. Hasta yo puedo darme cuenta que los celos están en el aire >> pensaba la pelirroja aburrida, pero a la vez le entretenía por ver lo gracioso que era que estuvieran de aquella manera. Río por lo bajo ganándose la mirada de todos, hizo como si no se diera cuenta y los ignoró adelantandose un poco en el camino. En ese momento las parejas se miraron directamente, bueno, más bien Shinato y Minato. Después de unos segundos, la peliazul agachó la mirada y le puso toda su atención al pelinegro. Minato se enojo aun mas, pero también hizo lo mismo, le puso toda su atención a la pelinegra.

《Mitad X Mitad》Minato Namikaze☇/ En edición.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora