Ahora los dos habían alcanzo la cima de igual manera.
Las manos de Shinato le rodeaban la espalda mientras él no quería dejarla y de manera tierna estaba dejando mil besos en todo su rostro, desde sus mejillas, su boca, su frente, sobre sus párpados cerrados... era perfecto.
- Te amo... te amo... te amo... - repetía cada que dejaba un beso. La peliazul solo sonreía por aquel gesto tan tierno.
- Te amo - está le contesto con la voz un poco ronca y cansada.
El rubio se detuvo y la observó. Ella estaba intentando mantener sus ojos abiertos debido a que estaba agotada y adolorida, pero aun así la veía totalmente perfecta, hermosa, el rubio no creía que había otra palabra pata describir la belleza de Shinato.
Con cuidado, se despegó de su cuerpo y fue a dar aun lado de ella en la cama, acto seguido la abrazo mientras ella escondía el rostro en el hueco de su cuello y le pasaba la mano por el abdomen. El rubio acarició lentamente su espalda y la pequeña chica se quedo dormida en un santiamén.
La había extrañado demasiado, no quería que aquel momento tan bello terminará, quería estar así todo lo que le restaba de vida con ella entre sus brazos.
De pensamiento en pensamiento, también se quedo dormido.
(...)
A la mañana siguiente, para mala suerte de la peliazul el rubio ya no la estaba acompañando en la cama.
Se sentó con la manta entre las manos sobre la cama y observo hacia todas partes poniendo mucha atención a todo en la habitación. << Minato es muy ordenado...>> pensó de inmediato al ver como todo estaba en su lugar. La ropa ya no se encontraba en el suelo. Era la primera vez que Shinato había ido a la casa del rubio y se sentía un poco inquieta, es decir, estaba tan acostumbrada a que el fuera a la casa de Orochimaru que ya hasta se había acostumbrado. De milagro había recordado dónde vivía por pura ubicación, si no hubiera pasado toda la noche bajo la lluvia sin saber a dónde ir.
De hecho, ahora que lo pensaba, no tenia idea de porque lo había ido a buscar. Se recordaba a sí misma caminado hacia su casa totalmente desesperada por lo mismo de siempre, así que sólo tomo otra dirección y más tarde se encontraba tocando la puerta del rubio. Había sido una buena idea.
En ese momento, Minato entro a la habitación a paso rápido con el uniforme ya puesto, al parecer ya tenía un buen rato despierto mientras ella seguía durmiendo.
Cuando se dio cuenta que ella estaba despierta, se detuvo en medio de la habitación y se le quedo viendo sin decir nada. Ella también se le quedo viendo de igual manera. Ninguno de los dos esperaba esa reacción.- Buenos días - el menciono un tanto nervioso.
- Buenos días - ella le contesto de igual manera y desvío un poco los ojos.
La habitación volvió a quedar en silencio.
- Tengo que irme... - dijo de repente y la peliazul le tomó atención - Tu padre no tarda en llegar y tengo que escoltarlo hasta la torre del Hokage - termino.
- Lo olvidé, también tengo que estar ahí - ella confesó acordándose de porque estaba en Konoha.
- No pasará nada si llegas un poco tarde, les diré que tuviste algún inconveniente -.
- Gracias - le contesto inmediatamente.
- Espero no te moleste, pero me tome la libertad de lavar tu ropa para cuando despertarás, estaba hecha un desastre por la lluvia, ahora se está secando - le dijo vacilante y ella lo observó apenada.
- No deberías haberte molestado, pero muchas gracias - le agradeció de nuevo.
Y ahí estaba el silencio de la vergüenza mutua una vez más presente.
Nadie sabía que decir. Minato por su parte se encontraba muy avergonzado por su actuar durante la noche, podía recordarlo todo, la forma tan animal que había tenido para hacerla suya era lo que más le avergonzaba. Y por parte de Shinato, pues ella estaba también muy avergonzada, pero por absolutamente todo lo ocurrido.
Fue hasta que el rubio tomo la iniciativa como la primera vez para preguntarle.
- ¿Quisiera saber si te encuentras bien? - aquella pregunta había salido muy formal, tanto que hasta quiso golpearse él mismo.
- Me encuentro un poco adolorida, pero estoy bien - le hablo con la verdad recordando que le fastidiaba que no le dijera como se sentía en realidad.
Minato solo asintió nervioso.
- ¿No tenias que irte? - la peliazul había sonado bastante grosera, pero no era su intención.
- No puedo dejarte así - menciono preocupado - Tengo que cerciorarme de que verdaderamente estés bien y tampoco me iré tranquilo si sigues de esa manera tan apenada - termino y ella lo observó bien.
- Yo... lo siento... - se disculpo quien sabe de qué - Solo estoy retrasandote de nuevo... -.
- No es verdad... - la interrumpió - Me quedo porque quiero hacerlo - se acercó a ella y tomó asiento en la cama. Le dio la espalda ya que ella estaba sentada sobre esta y él en la orilla - Yo te pido disculpas por haberme comportado como un animal... -.
- Tranquilo... - está vez ella lo interrumpió y se acercó aun con la sábana entre las manos - Está bien, porque se que en realidad no querías lastimarme, y no lo hiciste, si no todo lo contrario -.
Él volteo a verla y ella ahora si le sonrió sin nigun tipo de nerviosismo o vergüenza.
Acercó su rostro lentamente al de ella y dejo un corto beso sobre sus labios para después tomar con una de sus manos su mejilla y acariciarla tiernamente.
- Bien, entonces ya tengo irme - le hablo sobre los labios y ella asintió.
Se separo sin quererlo y se despidió, abandonó la casa y fue rumbo a la puerta de la aldea para ver si alcanzaba a recibir al líder del clan de los Hanyo. Se fue sin ningún tipo de sentimiento negativo.
Mientras, la peliazul se levantó de la cama con la sábana enredada en su cuerpo y fue en busca de su ropa, que gracias al sol que había salido aquella mañana después de la lluvia se había secado por completo. Fue de nuevo a la habitación del rubio y entro a su baño pidiéndole perdón mil veces porque iba a tomar una ducha sin su permiso, pero se sentía un poco incomoda debido a la mojada que se había dado ayer bajo la lluvia.
Luego de varios minutos, salio como nueva, rápidamente abandono la casa del rubio para ir a la suya y conseguir ropa presentable para la reunión con el Sandaime y su padre.
Igual que Minato, no llevaba consigo sentimientos negativos, incluso sentía menos carga sobre sus hombros.
Los dos se sentían muy bien.
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《Mitad X Mitad》Minato Namikaze☇/ En edición.
FanficShinato Tártaros era una pequeña niña cuando su aldea desapareció por completo del mapa; rescatada por el que seria su maestro, es llevada a Konohagakure no sato para continuar con su vida. "Mientras así lo quieras, nuestro vínculo será eterno..." T...