121. Uchiha Shintaro.

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Después de todo, Shinato cayo dormida al instante sin querer saber nada mas del mundo, y es ahora cuando nos encontramos con él sentando en la orilla de la cama con las manos cubriéndole el rostro mientras llora desconsoladamente por haber hecho tal acto tan impropio del hombre.

Si, sin duda Minato estaba sufriendo después de haber tenido el mejor encuentro de su vida, claro estaba que no sufría peor que la peliazul hacia unos momentos.

Después de hacerlo, él la tomó con fuerza del suelo para llevarla a recostar a la cama y taparla hasta las narices con la sábana ya que afuera hacia frío.

Se sentía la peor persona del mundo, se detestaba asi mismo, pues pudo haber encontrado una solución mejor si la hubiera buscado, en cambio tuvo que tomar esa opción por falta de tiempo. No podía mas con aquellos pensamientos.

En efecto, tal vez Minato había tenido su mejor orgasmo, pero, nada de aquello se comparaba a cuando ella accedía a que tomara su cuerpo voluntariamente, a escucharla gemir y gritar su nombre de puro placer, sentir sus uñas en la espalda rasgandole la piel porque ya no puede aguantar más lo que le daba, a que ella se entregará y él también lo hiciera, en cambio está vez, pudo sentir en carne propia como lo rechazaba.

Se hecho a llorar más fuerte.

Había observado su cuerpo, por donde sus labios habían dejado marcas, su pequeña y frágil anatomía había quedado en un estado penoso lleno de mordidas y chupetes.

- Yo no quería hacerlo, perdón... - menciono en un hilo de voz destrozado.

- No deberías disculparte, soy yo la que tiene que hacerlo -.

Escucho en medio de aquel cuarto oscuro. Se dio cuenta enseguida que era la voz de Tsukuyomi.

- Minato nii-san, perdón - Amaterasu se disculpo de igual manera.

Alzó la mirada y se dio cuenta que estaban de pie frente a él. Pronto, sintió como una de ellas le tomaba la mejilla y la acariciaba lentamente haciéndole tranquilizar de poco a poco.

- Oye - le llamaron de nuevo. Esta vez una mano fue a limpiar sus lágrimas - Siento mucho lo que paso, yo soy la única culpable por existir - era Usagi.

Él negó enseguida y ella le vio con cariño. Si, Tsukuyomi estaba siendo afectiva con él cuando nunca antes lo había hecho.

- Me cuesta decirlo todavía, pero gracias, Minato nii-san - le llamo por primera vez como Amaterasu lo hacía - Esto por fin acabo -.

- Shinato nee-san, vuelve a tener su vitalidad intacta - Inu informo haciendo sentir un poco bien al rubio.

Alejaron sus manos de él y apenas podía distinguir sus siluetas en la oscuridad.

- Ahora lo recuerdo todo - Usagi comenzó - Mi nombre es Uchiha Shintaro, mi madre es Uchiha Rissbell y mi padre Uchiha Madara. Después de quedar maldecida y sin padre alguno, viví mi vida sola, hasta que me enamore de un hombre rubio, al verte me recuerdas tanto a él, es por eso que inconcientemente tenia odio por ti, ni siquiera podía verte a la cara sin sentir cólera. En fin, tuve los mejores días a lado de aquel hombre, Namikaze Ayato era su nombre, hasta que estuvimos a la espera de un hermoso bebé, yo lo ansiaba, fue cuando él me traicionó, mientras yo estaba en casa Ayato estaba con otra mujer, entonces Majū despertó, y antes de que pudiera tener a mi bebé yo me quite la vida. Fue cuando volví a aparecer, en el cuerpo de alguien que no tenía nada que ver conmigo y seguí y seguí, ellas morían poco después de conocer al amor de su vida, para ese entonces ni siquiera sabia que yo lo causaba, ellas solo perdían la vida y yo volvía a aparecer en un alma distinta. Fueron demandas vidas con las que acabe, hasta que aparecí en el alma de una chica valiente, inteligente y de bella alma. Había intuido que tenia un problema, así que se alejo de su villa para mantener a salvo a sus seres queridos, vivió solitaria en un bosque dónde no habitaba ninguna alma, aun así yo lo vi, la manera en que quería salir de esto sin saber que era exactamente, las noches en vela buscando de libro en libro alguna respuesta. Yo había despertado tiempo antes de que conociera a su alma gemela, pues cuando la conoció yo estaba presente, se me había hecho muy raro, pero el enojo que había sentido no se iba con nada, pensé que solo seriamos ella y yo para siempre, pero un príncipe de cabellos blancos hasta las pantorrillas la enamoro, sin embargo, esta vez no pude hacer nada, a diferencia de los hombres a anteriores que solo veían por si mismos, este la amaba con su alma, incluso yo podía sentirlo, tanto así que volvi a mi sueño sin alborotar un alma más... y después, como ya sabes, aparecí en Shinato, entonces volví a encontrarme con el mismo problema, Minato, tu la amabas con tu alma, pero yo no quería perder una vez más, fue cuando encontré de nuevo aquel hombre albino y me entere de que era su padre y que aquella mujer que yo quería tanto había muerto por protegerla y era su madre, Uchiha Areu. ¿Sabes que viene después, no? - le pregunto sonriente - Ella era mi hija, después de todo había nacido y encontró un buen hombre con el cual procrear familia... Shinato es mi nieta - termino dejando su vista sobre su descendencia tendida en la cama.

Minato escucho con atención cada palabra, entendiendo por fin todo aquello. Estaba muy sorprendido de que fueran familia y aun mas por escuchar que el abuelo de Shinato era nada mas ni nada menos que el llamado fantasmas de los Uchiha. Uchiha Madara, la persona que fundó Konohagakure no Sato al lado de Senju Hashirama, el dios de los ninjas.

- ¿Y... que harán ahora? ¿Le dirás a Shinato que eres su abuela? - le pregunto en bajo provocando que ella riera sutil.

- No - le contesto - ¿Eres tonto acaso? Terminaste con la maldición de casi sesenta años, me libéraste y ahora voy a desaparecer para siempre - le explico.

- ¿Que será de Amaterasu entonces? - pregunto por la albina Inu.

- Yo - de inmediato le contesto - Yo volveré a dormir, después de todo solo estaba presente para vigilar a Tsukuyomi... digo, Shintaro nee-san - se apenó por no saber cómo llamarla.

- ¿Pero como lo saben? Que se irán a descansar por siempre - completo por último.

- Es fácil -.

- Mira, tocanos - Amaterasu completo a Usagi como siempre y se acercó al rubio.

Este hizo lo que le dijo y se sorprendió al no poder hacerlo, es decir, las estaba tocando, pero ellas ya no estaban ahí físicamente.

- Solo venimos a darte las gracias y a despedirnos - Tsukuyomi le dijo apenada, nunca pensó decirle gracias.

- Y claro, a desearles lo mejor, se que ustedes pueden sobrellevar esto y más, no los han demostrado el tiempo que hemos estado acompañándolos - Inu término feliz.

- Cuídate y cuidala mucho, te aseguro que volveremos a vernos algún día - Shintaro se despidió sonriendo y pronto, desaparecieron dejándolos solos una vez más.

Bueno, aquel definitivamente era el adiós para ellas.

《Mitad X Mitad》Minato Namikaze☇/ En edición.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora