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El moreno mezcló la azúcar en su café mientras seguía observando a su mejor amigo. El castaño se mantenía en silencio, pensando en lo que su querido amigo le había dicho tan solo unos minutos atrás. No sabía si estaba sorprendido o confundido. Ni siquiera sabía si quería felicitarlo o golpearlo, la cuestión era que por primera vez en mucho tiempo, Jonathan Blake se encontraba sin saber qué hacer y aquello hasta a él mismo lo sorprendía.

―¿No vas a decir nada? ―preguntó Dylan después de algún rato. Su café ya estaba tibio y la azúcar se había mezclado muy bien, lo cual le permitía al joven disfrutar de este sin ningún problema. ―¿Jonathan, sigues aquí? ―el castaño asintió y se giró a verlo. Sus manos las coloco sobre sus piernas y luego negó haciendo un puchero.

―Déjame ver si entendí, ¿lo besaste? ―Dylan asintió y por una extraña razón sintió sus mejillas sonrojarse. ―¿Y estabas ebrio? ―nuevamente un , se le dio al chico con un movimiento de cabeza. El muchacho pasó las manos por su cabello y las dejó descansar en su nuca. ―¿Y Nicholas que opina?

―En realidad no hemos hablado desde anoche… cuando desperté esta mañana ya no estaba. Supongo que ha de estar como tú, confundido…

―¡Y tiene razones! Estabas borracho, Dylan. Nicholas puede pensar que lo besaste y dijiste lo que dijiste por el efecto del alcohol, y créeme que si es así, yo mismo te doy tu merecido. Nicholas no merece que juegues con él.

―Ya lo sé, Jonathan. Sé que Nicholas no merece que lo lastime, pero te juro que lo que dije fue verdad. ―suspiró el menor dejando su taza de café sobre el escritorio. ―Ayer cuando te fuiste me coloque a pensar y llegue a dos conclusiones. Sí, es cierto que haber visto a Miles despertó en mis los sentimientos que creí muertos pero entendí que a pesar de todos los buenos momentos que tuvimos, no podía ocultar el sol con un dedo y fingir que no se había acostado con mi hermano.

―Vaya, al menos tu cerebro pensó esta vez… ―susurró el castaño bajando las manos de su nuca para dejarlas descansar en su regazo. ―¿Cuál fue la segunda conclusión?

―Nicholas. A él llevo de conocerlo algunas semanas, pronto cumpliremos el mes y en este corto tiempo me ha hecho sentir vivo de nuevo. Ya no me duele llegar al departamento, ahora solo quiero que la hora de salida llegue para irme y ver a Nicholas. Su compañía me ha hecho mucho bien este tiempo, me ha animado, escuchado, me ha apoyado. ―suspiró y miró a su mejor amigo algo sonrojado. ―Nicholas ha hecho que sienta cosas de nuevo, desde el cosquilleo en la barriga hasta los rápidos latidos de mi corazón.

―¿Seguro que el cosquilleo en la barriga no es hambre?

―¡Jonathan! ―le gritó y lanzó lo primero que encontró a su alcance. Un bolígrafo que el castaño esquivó riendo a carcajadas. ―Es serio lo que te estoy diciendo.

―Lo sé, solo bromeo. La verdad es que me gusta escuchar todo esto, Dylan. Me alegra muchísimo que estés tomando la decisión de continuar con tu vida. Créeme, estaba muy preocupado por ti, parecías un zombie, hermano. ―el menor hizo una mueca. Antes podría jurar que su mejor amigo exageraba, pero ahora estaba completamente de acuerdo con él. ―¿Y qué harás?

―Lo que debo hacer, hablaré con él hoy cuando llegue al departamento.

―¿Crees que vaya? ―Dylan frunció el ceño. ¿Por qué el castaño no iría? ―Mira, no conozco mucho de Nicholas, pero seguro piensa que lo de anoche fue causa de tu borrachera, que sigues sintiendo cosas por tu ex pero que no quieres perder su amistad. Eso es exactamente lo que yo pensaría. De hecho, no me sorprendería que Nicholas quiera irse del departamento, creyendo que te darás una oportunidad con el bastardo de Miles y que por eso le dijiste todo, para que se marchara por sí solo.

Treinta CitasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora