Epílogo

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       Washington D.C – Diciembre; 2017

Su mirada se posó sobre aquellos altos edificios haciéndole recordar el lugar en el que se encontraba. Al fin; después de cuatro meses había vuelto a su lugar de origen, a aquella ciudad que lo había visto crecer, llenándole de incontables lecciones y aventuras. Su mirada viajaba de un lugar a otro hasta que se detuvieron en un punto fijo, con su mano había logrado llamar la atención de un taxi. El señor que conducía este bajó del mismo para ayudarle a guardar la maleta en la cajuela, Nicholas agradeció y después subió al auto ocupando el asiento trasero. Su mochila la dejó a su lado y luego se colocó el cinturón para estar seguro. Cuando el hombre mayor ingresó de nuevo al taxi, el moreno le dio la dirección del lugar al que iría.

Observar a través de la ventana los altos edificios, le hacía darse cuenta que todo en Europa era un poco distinto. Sin duda alguna había tomado una excelente decisión al irse por un tiempo. Estar en un nuevo lugar semana tras semana, lo llenaba de dicha, le dejaba nuevas enseñanzas y lo hacía crecer de una forma u otra.

Nicholas había crecido, había madurado de cierta forma. Ya no era ese chico que buscaba la aprobación de sus padres o el que tenía miedo de decir lo que sentía, lo que quería. Todo lo acontecido antes del viaje y durante este, le había enseñado que la vida era demasiado corta para desperdiciarla. Que como seres humanos no se está para complacer al resto, sino para complacerse a sí mismos. Le había costado entender todo ello, pero al final lo había hecho. Quizás todo eso se debía a la última conversación que había tenido con su padre antes de que este falleciera.

En ocasiones lo recordaba.

Recordaba cómo le había pedido perdón una y otra vez antes de colgar la llamada. Nicholas las había aceptado, después de todo, el odio era un sentimiento tan oscuro como para vivir en un ser humano. Algunos lo tenían, pero él prefería mantenerse alejado. Después de ello, horas después había recibido la noticia de que su padre había fallecido por una sobredosis de pastillas. El moreno lo lamentó pero no sufrió. Nicolás nunca fue un verdadero padre y eso Nicholas lo había comprendido con el tiempo.

Su madre por otra parte, había hecho todo lo contrario a su padre. Katherine al enterarse de que Nicholas era el único heredero de la riqueza Snow, enloqueció tanto que tuvo que ser remitida a un psiquiátrico de por vida. A Nicholas no le encantó que llegaran a ese extremo, pero entendía de una forma u otra que debían hacerlo por su bien.

Ahora él era un fotógrafo bastante reconocido en el continente europeo y uno de los jóvenes millonarios y codiciados del continente americano. Pero eso a él no le importaba. Tan solo estaba concentrado en seguir creciendo en su carrera y en mantener la riqueza por la que su padre a pesar de todo había trabajado con tanto esfuerzo.

Lucas y Vanessa eran los encargados en ello. Ambos no estaban metidos de lleno en el mundo de la ingeniería, pero si tenían más conocimientos que él. Ellos se habían convertido en la mano derecha de Nicholas, dándole la información de la empresa todos los meses puntualmente. Aunque actualmente, era Lucas el encargado de ello, pues un mes después de la partida de Nicholas, la pareja se había enterado que estaban embarazados. Lucas no podía con la dicha y Vanessa no podía controlar la emoción, Nicholas era otro quien se había emocionado tanto con la llegada de un bebé, que había comprado todo lo que tuviera que ver con niños durante el viaje.

―Señor, llegamos. ―Nicholas pestañeó un poco y se giró a ver al chofer. Se había sumergido tanto en sus pensamientos que se le olvidaba lo que estaba haciendo.

―Espéreme aquí, por favor. Vendré en un momento. ―el hombre asintió mientras que observaba a Nicholas quitarse el cinturón, tomar la mochila y abrir la puerta para bajarse y cerrar tras de sí comenzando a caminar hacia el cementerio.

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