Amor Oculto

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Tomé la taza de café entre mis manos en un intento de calentarlas. La seda de la bata me acariciaba la piel con la misma suavidad con que sus manos me acariciaban la noche anterior.

Enfoqué mi vida en la hermosa ciudad de Londres y le di un sorbo al café mientras luchaba por apartar la culpabilidad que amenazaba con mostrar su fea cara.

El sol besaba con suma delicadeza a la ciudad en una tonalidad naranja que te provocaba una profunda calma. Me permití disfrutar de la vista, algo que nunca podía hacer en mi casa.

El único sonido que llenaba la habitación eran los suaves ronquidos de mi amante de anoche. Si estuviera en casa me hubiera despertado con el llanto de Max o los brincos de la pequeña Angie pidiendo que le hiciera su desayuno.

Probablemente era algo egoísta, pero me gustaba despertar por mí misma. Y estaba dispuesta a disfrutarlo al máximo.

Le di otro sorbo al café y miré sobre mi hombro. Tom aún estaba profundamente dormido. La sabana se le había enredado en las piernas y caderas de manera que esta cubría a la perfección su hombría.

Me mordí el labio inferior mientras con la mirada recorría su piel nívea. Mis rasguños, de la pasada noche, resaltaban en rojo carmesí en su espalda. No pude evitar sonrojarme ante los recuerdos.

"Debería darte vergüenza", susurró mi voz interior, "te acostaste con..."

Sacudí la cabeza para apagar esa molesta voz, que no hacía nada más que arruinarme esa pequeña felicidad momentánea.

Había tenido el mejor fin de semana con Tom Hiddleston. El hombre más dulce de la vida, el más caballeroso, guapo, en fin. La lista de las virtudes de Tom era demasiado larga.

Acerqué la taza a mis labios y sentí como mi estómago rugía. Si Tom no despierta iré a buscar comida por mi cuenta.

Mi celular sonó, así que dejé la taza a un lado y fui por mi bolso para sacar mi móvil. Al desbloquear la pantalla me encontré con un mensaje de Mark, mi esposo. Suspiré con pesadez. No tengo ganas de contestarle ahora.

Volví a guardar mi teléfono y regresé a mi lugar frente a la ventana. Me abracé a mí misma evitando que la culpabilidad me aplastara. Oh, Tom. Si tan solo nos hubiéramos conocido antes, todo sería malditamente diferente.

Cerré los ojos y recordé la primera vez que lo conocí. Nuestra atracción se sintió de inmediato entre ambos. Éramos como dos imanes que no podían permanecer separados por mucho tiempo, pero lo nuestro era imposible. Durante meses estuvimos luchando contra nuestros sentimientos, pero no pudimos más. Una noche caía en sus garras. Ahora simplemente me niego a dejarlo ir de mi lado. Le amo.

Me estremecí al sentir unas caricias sobre mis hombros. Sonreí cuando su aroma me envolvió y me di cuenta de que era Tom. Él dejó un beso en la curva donde se unían el cuello con mi hombro y suspiré. Definitivamente no iba a renunciar a estas sensaciones que solo él provocaba y despertaba en mí.

—Hueles de maravilla, Annette—susurró contra mi piel y me estremecí—. Me encantas.

—Buenos días.

Me rodeo las caderas con sus brazos y me pegó a su pecho. Solté un jadeo cuando sentí que el amigo de Tom también había despertado.

—Muy buenos días.

Mordisqueo mi cuello y las piernas me temblaron. Una vez más caí en sus garras y siendo presa del placer.

Suspiré con pesadez al entrar a la casa. Estaba de regreso en mi triste realidad.

— ¡Ya llegué! —grité mientras cerraba la puerta y dejaba las maletas.

— ¡Mamá llegó! —Chilló Angie quien me vio cuando bajó las escaleras— ¡Mamá!

Ella corrió para abrazarme con todas sus fuerzas mientras Mark salía de la cocina con Max en brazos.

— ¡Amor! —Él vino a mí y dejó un casto beso en mis labios—. Hice la cena.

—Que rico. Vayan ustedes, yo dejaré las cosas en la habitación.

Mientras ellos se iban a la cocina me llegó un mensaje de mi mejor amiga, Rachel. Desbloqueé el celular para poder leerlo por completo.

"Tom llego de su viaje de trabajo. ¿Nos reunimos para cenar?"

Suspiré con un hondo pesar.

Me dolía demasiado hacerle esto a mi mejor amiga, pero en el corazón no se puede mandar.

"Mark hizo la cena. Vengan a casa".

Mandé el mensaje y me lo guardé.

— ¡Amor, Rachel y suesposo vendrán a cenar!    

Tom Hiddleston: One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora