Cap.: 2 - El bendito bus

36 5 0
                                    

Después de ese encuentro con la pareja del año me fui a la parada de bus. Eran las ocho y media de la tarde y le había prometido a mi madre volver a las 9 pero el bus no llegaba y después de casi un cuarto de hora esperando decidí coger otro bus que aun que me dejara un poco lejos de mi casa y tuviera que andar unos metros me dejaría justo a la hora para que mi madre no me metiera la bronca del siglo.

El bus estaba prácticamente vació, en la parte trasera habían unas chicas que a juzgar por como me miraron no querían ser muy amigas mías. Así que fui directa a la parte delantera del bus donde se encontraba un hombre dormido, miré a ese hombre mientras que mis piernas seguían andando hasta algún sillón un poco apartado de sus ronquidos. Cuando ya a penas no veía a ese enorme hombre y los ruidos que hacía no se escuchaban mi pierna tocó un asiento y me senté sin mirar a dónde exactamente.

Después de sentarme noté una suave brisa en el pelo que venía acompañada de un susurro que me saludaba.

- Perdón, no me había fijado en si había alguien a mi lado - respondí  y me apresuré a levantarme para coger otro asiento y no molestar a esa persona.

- Tranquila, no muerdo - dijo él. En realidad no sabía al cien por cien si era un hombre o una mujer ya que llevaba una chaqueta negra con capucha que le tapaba el rostro - ronca mucho ¿verdad?

- Sí, bastante - al ver que no se giraba para mirarme decidí presentarme yo primera para romper el hielo y que no tuviera vergüenza - me llamo Marta -

- Encantado yo soy... -

- Park Ji Min -  dije en el instante que se giró así quitándose la capucha

- Vaya, veo que me conoces, ¿eres una fan? ¿Qué quieres? Foto, autógrafo... - esa frase me hizo dudar de mi admiración ante él. ¿Quién se creía que era? Era sólo un cantante y muy egoísta,  lo he reconocido, vale, sí, pero no quería nada de él.

- ¿Y tú quién te crees? ¿Por ser famoso voy a querer una foto contigo? Sólo te he reconocido

- Perdón Marta - Marta, quedaba tan bien dicho viniendo de sus labios suaves y delgados - es que normalmente la gente sólo me para para hacerse una foto y luego se van con su móvil, a veces sin decir adiós, después de tenerme en su teléfono ya no me necesitan, ya tienen la prueba de que yo los he tocado, ya son felices. - no soy famosa ni nada, pero lo entendí a la perfección - Y para no sentirme como un objeto me escondo. Sólo quiero hacer vida normal.

- Tu vida es genial, eres famoso y adinerado, ¿para que quieres ser una persona normal? - me reí de la situación por que, como mostraban mis palabras, no entendía lo de querer ser normal.

- Me gusta tu sonrisa - eso sonó a lo más dulce del mundo pero no debía hacerme la tierna, debía ser una persona fuerte, que viera que él no me importara  por que, a lo contrario, estaría demostrando que tenía razón al afirmar que la gente era como él la describió y no quería formar parte de esa gentuza.

- Eso es un tanto psicópata - él se rió. Yo me reí. Nuestras risas se juntaron y sonaron como un agradable coro.

A partir de aquí nos estuvimos conociendo. O bueno, él me conocía a mí y yo fingía que lo estaba empezando a conocer a él ya que en realidad era fan de su música y ya sabía suficiente sobre su vida.

En medio de una de las conversaciones el bus se paró para dejar que el hombre que dormía profundamente se bajara pero esa no era mi parada. En la frenada, las chicas que habían en los asientos traseros aparecieron siniestramente detrás de nosotros y chillaron todo lo agudo y espeluznante que pudieron el nombre de Jimin.

- Estos son los fans que me decías que tenías que te pedían fotos ¿no? - pregunté después del grito infernal.

- Sep.

Rápidamente me cogió de la mano -que mano tan suave- y me llevó directa a la puerta del bus que se estaba cerrando poco a poco. Corrimos por los pasillos mientras veíamos como las locas fans nos alcanzaban corriendo como zombies.

Pum!

Y se cerró.

La puerta del bus se cerró justo en el momento en el que yo cruzaba el escalón para llegar a la calle donde se encontraba el hombre que dormía como un tronco. Por culpa de la apresurada salida mi pie llegó a tocar las puertas de cristal y caí al suelo. Mis rápidos reflejos no hicieron que me levantara enseguida del suelo, sino que me hicieron mirar el bus que ya empezaba a echar gas para marcharse a la siguiente parada (la mía). Y veía como las chicas del final del bus se quedaban aplastadas en las puertas transparentes mirando a Jimin.

Y esa fue la escena. Yo, en el suelo. Jimin. Aun con los dedos enlazados y las manos cogidas. Que después de que el bus se alejara nos quedamos mirándonos profundamente en los ojos como si el tiempo se hubiera parado y el futuro, el pasado y el presente ya no fuera nada más que una simple mirada.

Y a partir de esa mirada inicia nuestra historia...

J.E.MDonde viven las historias. Descúbrelo ahora