Cap.: 45 - Jackson Wang

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--- MUSIC ON ---

###Narra Marta###

No quería irme en tren sola así que Jackson se ofreció a llevarme hasta casa con su coche. Era un deportivo negro, parecía más caro de lo que era y me sentí como una reina.

- Marta ¿Te llamas así, verdad?

- Sí, ¿cómo lo sabes? - dije colocándome el cinturón.

- Conozco a Anna, tu amiga, me ha hablado de ti, me ha enseñado fotos, no has cambiado des del año pasado - se rió tímidamente con la intención de hacerme sonreír, pero yo no lo hice, mi corazón me dolía mucho, me costaría quitarme de la cabeza la imagen de Jimin y el chico asiático besándose en la tienda.

- Lo siento, no estoy de humor - arrancó el coche y me quedé mirando a la nada detrás de la ventanilla.

- Ya lo veo - volvió a reír y al ver que a mí no me hizo gracia se calló - ¿ha sucedido algo?

- Nada...

- Un chico - adivinó -. Yo estuve igual por culpa de Anna

- ¿De qué la conoces? ¿Qué sucedió entre vosotros dos?

- ¿Te acuerdas de los premios Nobel? - asentí - Ahí ella y yo nos conocimos. Me pareció preciosa. La vi pelearse con Erick, no sé si lo conoces - cómo no lo iba a conocer -. Le pedí cenar juntos y luego Erick la besó. Me hizo daño y esa noche vino a mi habitación del hotel. Me explico que la relación con Erick era falsa, para la prensa

- Ya me sé la historia - me miró des del retrovisor. Aun que me estuviera comportando de una forma repulsiva el chico intentaba entenderme.

- Bueno pues esa noche yo estaba muy cansado y ella - sonrió al pensar en Anna - lo comprendió y se pasó la noche conmigo. Cuando me desperté ahí estaba. Miraba la ventana mientras se tomaba el café. Me quedé unos minutos simplemente observándola y cuando su café se terminó se giró en mi búsqueda. Cuando me vio despierto sonrió - se paró en el semáforo y me miró directamente en los ojos. Sus ojos brillaban esperanzados -. ¿Sabes? Tiene una sonrisa única. Su sonrisa es transparente, sonriendo me explicó como era ella y me encantó lo que vi.

El semáforo se puso en verde y pensé en la sonrisa de Jimin.

- A partir de esa noche quedamos muchas más - prosiguió -. Las noches eran nuestros días. Me explicaba cómo eran sus días y yo la admiraba des de lejos. Una noche lluviosa no se presentó en mi casa. - pensé en la noche en la que Erick me dejó en el parque y recordé que Anna me dijo que había pasado esa noche con Cody bajo la lluvia -. La estuve esperando despierto toda la noche y la mañana siguiente decidí dormir. Esa noche sí que vino. - su sonrisa se borró -. Vino muy sexy, llevaba un vestido negro y dejaba al descubierto sus piernas. Se quitó sus tacones al entrar en casa y se me echó encima. A besos fuimos andando hasta el dormitorio y me tiró en la cama. Puso unas velas rojas y se quitó el vestido. Su cuerpo semi desnudo... - se mordió los labios - la deseaba tanto...

- ¿La sigues deseando? - dije

- Sí - fue claro pero su mirada era triste -. Bueno, se tiró encima de mí y me quitó el jersey, su pintalabios rojo... sus uñas rojas... me cogió de la cara, acercó sus labios a los míos - frenó el coche en seco y me asusté -. La quité de encima mío, le dije que se pusiera la ropa y le pedí que se fuera de mi casa. - suspiró -. Tienes que decirme cómo se va a tu casa, te dejaré en la entrada. - me dio su móvil y abrí el google maps. Mientras escribía la dirección se hizo una pausa incómoda, no sabía si seguir con el tema. Al final mi curiosidad se decidió por mí.

- ¿Por qué la echaste? Anna nunca entregaría su cuerpo así pero a ti te dejo, tienes mucha suerte

- Exactamente por eso - puso su móvil delante de él y siguió las indicaciones de google maps -. Anna nunca se entregaría de esa forma, algo le pasaba esa noche. Cuando me iba a besar le di la vuelta y yo quedé encima de ella. La agarré y le pregunté si estaba bien - le costaba respirar y tenía ganas de llorar -, entonces me lo contó todo. Me dijo que Cody quería volver con ella y que Erick le estaba cogiendo demasiado afecto. Me dijo que estaba cansada de su vida. Y le miré la muñeca izquierda. Anna había intentado terminar con su vida, tenía una cicatriz - Jackson agarró el volante más fuerte y empezó a llover -. Le propuse que reflexionara y el otro día me mandó un mensaje diciendo que había decidido mudarse a otro país con una amiga suya.

- No sabía que Anna estaba tan mal

- Nadie lo sabía, menos yo. Yo lo empecé a notar cuando su sonrisa transparente se opacaba cada vez más y sentía que no podía ver su ella interior. - Suspiró y aparcó delante de mi casa.

- Gracias - le dije afectada por todo lo que me había contado.

- No hay de qué, sólo te he traído de vuelta - volvió a sonreír como antes de que entrara en su coche y admiré su fuerza de voluntad.

- No me refiero a eso. Gracias por abrirte de esta forma ante mí que a penas soy una desconocida.

- No me abro con desconocidas, me abro contigo por que Anna me contó cosas preciosas sobre tu persona y confía mucho en ti. Yo también.

J.E.MDonde viven las historias. Descúbrelo ahora