Cap.: 17 - Bajo la lluvia

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### Narra Marta ###

La tarde del miércoles había quedado con Erick. Caminaba hacia un parque precioso que me había dicho. Mientras pasaba por las tiendas me miraba en el reflejo del expositor, en la primera me paré para ponerme el maquillaje, en la segunda para ver qué tal me había quedado el pintalabios, en la tercera por el vestido y en la cuarta me paré a pensar porqué iba tan arreglada para ver a Erick.

Sabía que sentía que él era especial pero me negaba a tener una relación con él porque me hirió cuando se fue de gira hacía unos años y ahora estaba empezando a salir con Jimin. Realmente no sé que tipo de relación era la que tenía con el chico que venia a besuquearme los fines de semana.

Esperé como una tonta sentada en el banco del parque. Digo como una tonta porque oscureció y empezó a llover y Erick no se había presentado.

Sola, congelada y debajo de la lluvia permanecía yo esperando a un chico que sabía que no iba a venir. Saqué el móvil para revisar que no me hubiera mandado un mensaje. No había ningún mensaje y ya eran las diez de la noche. Llevaba tres horas esperando cuando de repente oí unas chicas acercándose. Tenía miedo así que marqué el número de Erick pero no me cogía la llamada así que me levanté de donde me sentaba y me dirigí fuera del parque pero las chicas me adelantaron.

- Oye, te hemos visto - dijo una con gafas - ese móvil se ve caríssimo, así que me lo vas a dar y te dejaremos pirarte.

Me quedé muda y sólo las ignoré y las esquivé pero otra vez me pararon, esta vez me robaron el móvil de las manos.

- ¿La contraseña? - me dijo nuevamente la de las gafas.

- Devuélveme mi móvil

- ¿Me vacilas? - miró a su amiga y se empezó a reír - esta niñata de 12 años me vacila

- Tengo 16 - le respondí. Las gotas de agua, el frío y el miedo me golpeaban malamente.

- Idiota - me miró los pies - con esos tacones te vas a caer

- Como si nunca hubieras llevado tacones, o como si nunca te hubieras caído, seguro que de pequeña te caíste y por eso te has vuelto así de estúpida - realmente lo quería sólo pensar pero mi boca y mi voz no me hicieron caso.

En cuestión de segundos la chica de gafas me dio una patada en la barriga y me empujó al suelo estirándome de los cabellos. Se sentó encima de mí y empezó a golpearme la cara.

Sólo podía pensar en lo idiota que había sido esperando en ese parque macabro a Erick. Mi corazón roto no me permitió resistirme ante la chica de gafas que cada vez golpeaba con más fuerza. La sangre de mi cara se mezclaba con las gotas de agua y de repente vi como la chica que me pegaba levitaba. 

Al principio pensé que estaba alucinando, que me quedaban pocos momentos de vida y mi conciencia me estaba dejando. Pero resultaba que la habían cogido por detrás de la chaqueta y la habían levantado a lo alto.

Una voz masculina le dijo:

- Como vuelvas a meterte con alguien, me da igual quién, volveré y te romperé esa cara de cerda

La chica se fue corriendo junto a su amiga que permanecía callada y pálida.

Llovía.

- Erick... - le susurré. No me podía mover del suelo, había recibido demasiados golpes y me sentía mareada.

Dolía.

Mis ojos se cerraban pero mi cabeza permanecía mirando al cielo.

Vainilla.

El olor de un perfume de vainilla me arrugaba la nariz y de repente ya no notaba la lluvia caer encima de mi. Así que abrí los ojos poco a poco y vi una figura borrosa que nos cubría a ambos con su paraguas.

La figura me cogió en brazos dejando su paraguas atrás y me puso sentada en un banco cubierto. Mientras me despertaba poco a poco la persona recogió su paraguas y empezó a revisar mi bolso.

Cuando tenía un poco más de fuerzas lo empujé al suelo y cogí mi bolso entre los brazos.

- No me vas a robar más

- Marta, soy Jimin, vengo en son de paz - se levantó y se expulsó la tierra mojada de sus pantalones - genial, esto ya va para lavar.

- ¿Jimin?

- Sí, Jimin

Levanté mi mirada que dejó de estar borrosa y pude ver su cara, su pelo mojado que le hacía parecer mucho más sexy sin olvidar esa camiseta mojada que me permitía ver sus abdominales perfectamente definidos.

- ¿Marta? - me dijo sabiendo que estaba ocupada mirando su pecho - ¡Marta!

- Ay - lo miré a los ojos que me miraban relucientes por la luz de la luna - ¿como es que no llevas una chaqueta con este frío? - me señaló y me di cuenta de que yo llevaba su chaqueta. Me la debía haber puesto cuando estaba inconsciente. Dejé de abrazar a mi bolso. - Y ¿qué buscabas aquí dentro?

- Tú móvil, quería llamar a un taxi para ir a casa

- Me lo han robado las chicas esas - agaché mi cabeza y me toqué el labio que sangraba

- Hey, ¿estás bien? - se acercó y me levantó la cabeza poniendo sus dedos en mi mentón. Se agachó y nuestras caras quedaron muy cerca. Pasó su pulgar por mi herida y solté un pequeño gimoteo. - Tienes que curarte

Mirando a sus ojos sin oír lo que me había dicho acerqué mis labios a los suyos, pero antes de que rozaran él se tiró hacía atrás esquivando el beso.

- Yo... - se levantó y se alejó un poco de mí - Sé que sientes cosas por Erick, sé que lo esperabas en este parque

- Pero eres tú el que está conmigo ahora, ¿y qué hacías por aquí?

- Te seguí para ver que realmente tú y Erick os amabais

- Pero Erick no ha aparecido y me siento fatal por haberle creído otra vez 

- Pero tenías una intención

- Mi intención ahora es estar contigo

- No, protegerte a tus espaldas es más discreto que sostener tus manos, guardaré tu sombra recargada en mi pecho, esconderé mi amor por ti, oculta el tuyo cuidadosamente conmigo. Serás sólo mi íntima mejor amiga así que no quiero molestar a tu corazón. Y tranquila, la tristeza no será dolor, las lágrimas caerán con una sonrisa. No habrá punto inicial. No habrá punto final - dijo narrando la letra de mi canción favorita.

Se acercó a mi y dejó su móvil en mis manos.

- Úsalo para volver a tu casa, recuperate y ya me lo devolverás algún día - me miró los ojos profundamente y se le cayó una lágrima - o... mejor quédatelo igual que la cha-chaqueta - dijo con voz temblorosa.

Y se fue corriendo bajo la lluvia. Sin poder distinguir las gotas de lluvia que caían en sus mejillas y las lágrimas que derramaban sus ojos.



J.E.MDonde viven las historias. Descúbrelo ahora