Cap.: 21 - Decisiones sabias

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El siguiente fin de semana repartían los premios nobel, uno de los cuales Meri había ganado y nos había invitado a todos a hacer de público. Como que ella no sabía que el chico del barro y Anna salían no había invitado al chico del barro y sí a Cody, así que Anna me pidió que la ayudara a que no hubieran momentos incómodos con él. Pero después de la noche lluviosa de la semana pasada Anna y Cody no habían asistido al instituto.

- Porqué no has venido esta semana a clases?

- Estoy muy resfriada y con fiebre. Nunca te quedes una noche lluviosa durmiendo en el jardín

Anna y Cody estaban enfermos a la misma vez e intuía que algo entre esos dos pasó la noche lluviosa. A pesar de mis intuiciones le aseguré al chico del barro que no sabía nada de Anna des de hacía una semana para no entrometerme.

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Pensando en esto me ajustaba el vestido que Meri me había comprado para ir a la gala de los premios Nobel. Nos había regalado un fin de semana en Madrid y ropa de marca para esa noche. Yo compartía habitación con Anna, Nerea con su novio, Cody y Albert juntos y por último Meri con su hermana Pilar.

Anna salió deslumbrante del baño. Estaba preciosa con su vestido negro y una chaqueta granate que la hacía ver pequeña y frágil. Cuando la iba a alagar ella respondió rápido.

- Yo no soy la más bonita de esta habitación

Me cogió de los hombros y me giró para que me mirara el espejo. Yo lucía así:

Me apartó el cabello de mi rostro y me puso un par de pinzas que resaltaban el maquillaje de mi cara

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Me apartó el cabello de mi rostro y me puso un par de pinzas que resaltaban el maquillaje de mi cara.

- Marta... te tengo que explicar algo - me giré para mirarla y sus manos empezaron a temblar. Sentía su confusión y su miedo a confesar lo que tenía que decir.

Antes de que me lo dijera el timbre de la habitación sonó. Creía que Meri nos venía a buscar para ir a la gala pero cuando abrí la puerta lo único que vi es la cara sonriente de la loca de Elisabeth.

- Bueno, la otra - soltó Anna.

- Hola Anita - dijo Elisabeth.

- ¿Os conocéis? - pregunté.

- Sí, por desgracia. Después de un día de clases intensas me siguió hasta mi casa y antes de entrar me chilló que sabía que yo era del gobierno chino y me soltó una de burradas que no quiero ni nombrar

- Creía que era enemiga del estado - después de decir eso tan tranquilamente Elisabeth entró en la habitación sin permiso y se sentó en el borde de la cama de Anna.

- ¿Qué haces? - le dijo Anna muy borde.

- Vengo a ver los premios nobel, me han informado que me encontraría con un intermediario y me traería un... - de repente se tapó la boca.

- Información confidencial - Anna dejó los ojos en blanco y me miró - Lo que te estaba contando... - tragó saliva - creo que quiero dejar a mi novio

- Para volver con Cody- supuse

- No, necesito espacio

- ¿Qué pasa con el chico por el que cambiarías todas las estrellas del cielo?

- Que no siento que él fuera mi luna

- ¿Qué mierda de metáforas son esas? - preguntó Elisabeth - A ver, ven Anna, siéntate

Elisabeth era una tía rara, pero había algo en ella que atraía a todo el mundo, lograba que tuvieses confianza y era mágico. Así que Anna, sin decir una palabra se sentó junto a la loca.

- Sientes que tu chico te quiere sólo como amiga

- Sí... - dijo derramando una lágrima. ¿Cómo lo sabía Elisabeth?

- No puedes suponer que él sienta eso por ti, quizás tú eres la que lo ve como un amigo, quizás ya no lo amas y no quieres aceptar que seas tú la que ya no esté enamorada

- Pero yo...

- Quizás tengas miedo a que pase nada. Eso es lo que sucede ¿verdad? Todo es tan perfecto ahora que temes que se rompa.

- Sí...

- Así que quieres romperlo y rendirte antes de averiguar que pasará

- Por miedo...

- Entiendo

- Me entiendes - sonrió - ¿y qué debo hacer?

- Desearía animarte y decirte que no te rindas, como lo está pensando ahora mismo Marta - Elisabeth podía leer mis pensamientos - Pero si tienes miedo esto no va a seguir bien. Quizás este no sea el chico o puede que este no sea tu momento.

- ¿Le estás diciendo que deje a su novio? ¿¡Qué mierda de consejo es este!? - dije enfurecida.

- No le estoy diciendo que haga nada. Le estoy haciendo ver que sus piernas están corriendo, huyendo, puede volver atrás, si quiere puede pero lo único que mira atrás son sus ojos, no su cuerpo. Toda ella quiere huir y sólo un poco de tristeza se quiere quedar. ¿Y a quién le va a hacer caso? Eso lo vas a elegir tú - y puso un dedo encima del pecho de Anna, donde se encontraría su corazón.

En ese momento Elisabeth pasó de ser una loca a ser una sabia. ¿Realmente qué diferencia un sabio de un loco?

J.E.MDonde viven las historias. Descúbrelo ahora