Bryony
No había hablado con Thea desde esa noche y había recibido algunas llamadas y mensajes suyos que no quise responder. No dejaba de pensar en lo que le hice a Jareth, en como acabé con su vida, pero lo que más me daba miedo era la manera en la que disfruté verlo sufrir, ese éxtasis que me embriagó en el momento que escuchaba sus huesos romper fue algo que me producía tanto placer y por eso debía preocuparme en demasía. No era normal sentirse culpable y menos tras saber que había matado a un malnacido como él. Ahora no sabía como iba a poder ir a la universidad sin querer echarme a llorar solo al recordar la manera tan cruel y sádica con la que termine con su vida.
Miré el móvil una última vez antes de coger mi mochila y mirar la ventana por la que se había ido Caden horas atrás, se quedó conmigo toda la noche, velando mis sueños e intentando reconfortarme después de despertar por aquellas pesadillas que me estaban comiendo la cabeza. Me susurraba palabras dulces despejando un poco mi cabeza. Cuidó de mí sin tener porqué hacerlo y se quedó lo más que pudo pero mi madre vino a mi habitación para decirme que el desayuno ya estaba listo. Me puse de pie y salí de mi habitación, recorrí aquel pasillo y bajé las escaleras para encontrarme a mi madre a los pies de esta. En sus labios se formaba una dulce y tierna sonrisa.
—Mira lo que te preparé —levantó sus manos en mi dirección, sostenía una bolsa de papel de color café —. Sé que estos días no hemos hablado mucho pero sabes que puedes contar conmigo para lo que sea.
—¿Por qué lo dices? —bajó la mirada hacia el sándwich y después me miró de nuevo.
—Te escuché gritar a media noche —dijo con pesar —. Sé que algo malo está pasando contigo y no tengo que usar mis poderes para saberlo, lo siento, Bry, aquí —se llevó una mano donde estaba su corazón. Sus cejas se hundieron y mi corazón se apretó al verla así.
—Estoy bien —le dije cogiendo el sándwich, me quité la correa de mi hombro y abrí la mochila para guardar el almuerzo que mi madre me había preparado con tanto cariño —. Solo he tenido días difíciles en la universidad.
Parece que aquellas palabras la habían reconfortado un poco, pero no estaba del todo convencida. Soltó un suspiro y cogió mis manos cuando me puse la mochila, aquel contacto me tomó desprevenida, pero la dejé hacerlo.
—Lo de tu padre...—la detuve antes de que dijera algo más.
—No me digas nada sino quieres hacerlo, entiendo que hay cosas que yo no debo saber pero hay muchas más que sí necesito estar enterada. No sé si tengo más familia por parte de mi padre, si tengo hermanos o primos, no sé nada de él, solo que murió y ya.
—Sé que tienes muchas preguntas pero yo tampoco sé mucho de él. Quizá con el tiempo...—me solté de su agarre. Me pasé el cabello del lado derecho de mi hombro.
—No me dirás nada, ¿verdad?
—Bryony.
—Tú siempre estás llena de secretos, mamá —dije esto último de manera despectiva. Quizá era cruel, pero ella tampoco había sido sincera conmigo. Me decepcionó.
—Bry, espera —me di la vuelta para abrir la puerta, cogí el picaporte y le di la vuelta. Mi madre me llamó un par de veces pero no quise regresar, con ella todo eran secretos y mentiras. Caminé a la parada del bus y esperé por este, ahora no quería caminar, solo quería llegar a la universidad y despejar mi mente con tareas y trabajos, solo quería eso, nada más.
Subí al bus y fui hasta la parte de atrás, la mayoría de los pasajeros eran alumnos de la universidad y muy pocos eran trabajadores u otra persona. Miraba por la ventanilla cuando a mí llegó la imagen de Caden saltando por la ventana conmigo en brazos. Caden resistiendo a estos poderes malignos que me volvían inestable. Caden era un vampiro. estuve frente a un vampiro que metí a mi casa, convivía con él y hasta sentía algo extraño cada que lo veía. Había escuchado muchas veces de ellos, había miles y miles de historias acerca de los chupa sangre, cómo también había vampiros de diferentes categorías y Caden era un convertido, no nació así lo convirtieron y ya.
