Bryony
Al despertar el lunes por la mañana Caden no estaba a mi lado, se había ido en cuanto los primeros rayos del sol se asomaron entre las pocas nubes que había esa mañana. No podía evitar sentir una horrible opresión en el pecho al ver mi cama vacía sin él a mi lado.
Me estaba acostumbrando demasiado a él, a su presencia y a cada una de sus palabras con doble sentido. Esto no estaba bien. No me podía encariñar con él tan rápidamente, era demasiado pronto como para sentir algo por él cuando apenas y lo conocía. No sabía muchas cosas de él, quería saberlo todo pero a la vez me daba miedo descubrir cada uno de los secretos que me estaba ocultando, si mi intuición no me fallaba Caden era más de lo que me decía ser y quizá aquello era peligroso.
Pero si él no tenía miedo de estar cerca de mí ¿Entonces por qué yo debía sentir miedo por estar cerca de él?
Era una tonta, eso era más que obvio.
Salí de mi casa y esta vez decidí caminar en lugar de ir en el bus. Thea me mandó un mensaje para saber donde estaba. Necesitaba pensar, mi cabeza estaba llena de mucha información, secretos y demás que necesitaba sacar de mí para poder tener un día normal al menos. Estos días habían estado llenos de sorpresas, muchas de ellas me habían dejado impactada pero a la vez me decían tantas cosas que por muchos años se me ocultaron y que ahora todo se había descubierto. Al final la verdad siempre sale a la luz.
La brisa de la mañana acariciaba mis mejillas con delicadeza, moviendo mis cabellos que esta vez iban sueltos, mis manos se asieron a las correas de mi mochila y a mi lado pasaban compañeros de la universidad. Algunos de ellos me saludaban, otros pasaban de largo ignorando a la chica que iba a su lado ensimismada en sus propios pensamientos.
Llegué a la universidad y recorrí el pasillo que me llevaba a las aulas para entrar a mi primera clase. Esta vez no me tocaba ni con Caden o Thea, pero sí con la vampiresa sexy a la que todos volteaban a ver.
Me mordí el labio por la idea que se me había cruzado por la cabeza pero no podía dejar pasar más tiempo, quería saberlo todo de una vez y a veces Caden podía llegar a ser tan reservado que me molestaba en demasía.
—¡Camille! —le grité acercándome a ella. Íbamos hacia el aula. Se giró para verme, se detuvo y me esperó hasta que llegué a su altura.
—¿Qué pasa, brujita? —ladeó la cabeza para mirarme bien.
—Yo...necesito preguntarte algo —apreté con más fuerza las correas de la mochila, gesto que no pasó desapercibido para ella. Se cruzó de brazos y se mordió el interior de la mejilla.
—Tiene que ver con Caden, ¿verdad? —asentí —. Lo sabía —se dio la vuelta sobre sus talones y me hizo una seña para que la siguiera.
—¿Cómo lo sabes? —iba a su lado.
—Porque no te ha dicho todo y tú quieres saberlo todo de él. Lo amas.
No dije nada pero tampoco afirmé nada.
—Es que yo...
—Sí, lo sé Caden es muy serio a veces, tanto que llega a molestar —asentí con la cabeza.
—Solo quiero entender, hay muchas cosas que no entiendo y me confunden mucho más de lo que ya estoy.
—¿Qué quieres saber?
—Todo —le dije despacio.
—Pregunta lo que quieras.
—¿Qué es exactamente, Caden? Sé que no nada más es un vampiro y si lo es no es como los demás, su corazón late cuando no debería hacerlo, tiene sistema digestivo, hay veces que su piel no es tan fría y...
