8.

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Gabriela la miró con la señal en sus ojos de que algo no andaba bien, pero Vanesa... Vanesa lo dejó pasar o bien ni siquiera se dio ni cuenta, ella sólo quería relajarse de los días de mierda que había pasado en el trabajo. Gabriela suspiró tomando el casco que le estaba ofreciendo Vanesa y subiéndose atrás, abrazándose a su espalda.

La moto partió, Gabriela se tomó fuerte suspirando repetidamente y apretando fuerte sus ojos. Ya no era lo mismo, no sentía lo mismo, y le dolía... casi siempre en los últimos tiempos sentía que Vanesa estaba absolutamente lejos, muy lejos de sus sueños, de lo que alguna vez habían hablado. Estaban absolutamente desconectadas.

La quería... aún la quería pero... el querer a veces no lo es todo, porque al estar cerca de ella las discusiones le dolían... le dolía cada vez más el que Vanesa no lo sintiera, no sintiera ese alejamiento como ella ¿Le dolería más estar sola? Lo estaba sopesando diariamente. Y así apretaba más la cintura de Vanesa mientras pensaba.

Vanesa por su parte sonreía ante esa fuerza que ejercía Gabriela en su cintura. Vanesa pensaba cosas muy distintas a ella, pensaba en el aire que le pegaba en la cara, pensaba en que le diría Félix al ver la moto, pensaba en el paseo que le daría a Lucía, en lo que pasaría al día siguiente, en el llegar al piso luego con Gabriela... en tantas cosas... estaba tan contenta... tanto...

Gabriela por su parte pensaba en cómo podía cambiar una relación en dos años. si dos años no era tanto... Gabriela comenzó a dejar correr sus lágrimas por su cara y se seguía preguntando ¿cómo sería un día sin alguien que la hiciera compañía?... No quería saber, estaban tan cerca pero tan lejos a la vez. No sabía qué hacer. Con ella se sentía bien casi siempre, aunque no era así ni hoy ni ayer ni los últimos meses. Esa contradicción la estaba destruyendo por dentro, de apoco, pero era como una herida que dolía, de esas pequeñas que si no se cuidaban o se aseaban se hacían cada vez más grandes.

Cuando llegaron a aquel mirador, Vanesa paró la moto y se bajó ayudándola. Se sacó el casco mirándola aún entusiasmada por su adquisición, Gabriela también lo hizo y al hacerlo Vanesa pudo ver aquellas lágrimas que caían. Su sonrisa se fue, tragó saliva.

V: Pero... Gabriela ¿Qué pasa?

G: Vanesa yo... yo... Esto... no está resultando...

V: Pero... ¿de qué hablas?

G: Ese es el problema... que tú... no piensas igual que yo... tú... ni siquiera te das cuenta lo que significa comprarte esta moto y no dejar el dinero para un piso...

Vanesa callaba y la miraba como si la estuviera hablando en chino mandarín.

G: Yo te quiero...

V: Pues no lo parece...

G: Claro que te quiero... ¿cómo no quererte para aguantar tu genio últimamente?

V: Vamos a empezar de nuevo. Gabriela son problemas en el trabajo.

G: Déjalo, deja tu trabajo.

V: No puedo, y menos con esta deuda de ahora.

G: ¿Ves...?

V: Pero ¡¿qué?!

G: ¿Por qué no vivimos juntas? ¿Por qué me siento como de 20 años? Vanesa yo ya tengo 34, quiero formar una familia...

V: ¿Pero qué os pasa a mamá y a ti? ¿Os habéis puesto de acuerdo? Tú sabías que mi sueño era una moto Gabriela, lo sabías...

G: Sí, pero es un sueño Vanesa. Yo quisiera tener un coche pero no me alcanza y estoy ahorrando para mi piso, no, rectifico, para NUESTRO piso, pero me doy cuenta que tú... que tú... no...

V: Yo no te he dicho nunca de vivir juntas ¿de dónde has sacado eso?

G: Mierda... me voy...

V: Gabriela que estamos solas aquí (ffuuu...) Anda sube y te llevo a tu piso.

Y lo hizo. Después de tratar de convencerla un buen rato y esperarla que dejara de pensar mirando por aquel mirador. Esta vez en la moto Gabriela ya no lloraba, aquella última conversación y aquel sufrir sola sin que Vanesa ni siquiera se acercara ya le había dejado claras sus respuestas a las preguntas hechas por ella misma en su cabeza.

El viaje de regreso fue tenso hasta llegar a aquel piso. Vanesa paró la moto y Gabriela se bajó sacándose el casco. Vanesa también se sacó el de ella acomodando la moto para estacionarla. Cuando se giró para caminar junto a Gabriela, esta la miraba con esa mirada triste de antes y con el brazo estirado extendiéndole el casco que había usado. Vanesa lo tomó y lo guardó junto con el de ella en el pequeño maletero. Cuando nuevamente se giró para caminar, Gabriela estaba en la misma posición.

V: ¿Subimos?

G: No... Voy... voy sola...

V: Pero habíamos dicho que...

G: No (dijo sonriendo tristemente) Vanesa TÚ habías dicho, yo digo que no quiero, no quiero que subas y que... que... que no quiero más.

V: ¿Cómo que no quieres más?... ¿qué no quieres más?

Se hizo un silencio hasta que Gabriela tomó aire y le dijo:

G: No quiero seguir contigo... (casi en un susurro dando dos pasos atrás, aguantando el dolor en su garganta para luego girarse y entrar por aquella reja que daba al interior del edificio sin mirar más a Vanesa)

Vanesa por su parte no salía de aquel estado de incomprensión mirando por donde había desaparecido Gabriela, suspirando, negando, tomándose la frente y diciendo muy bajo un:

V: Lo siento... siento no poder darte lo que quieres... Mierda...

Decía pasando sus manos por su corta cabellera y dejando que sus ojos se empañaran por fin, mal que mal, Gabriela la había acompañado en los momentos más difíciles de su vida, pero sabía que en el fondo lo que sentía por ella no era tan fuerte... como para dar un paso tan grande como el irse a vivir juntas.

Se puso nuevamente el casco, se subió a la moto bajando la visera y mirando hacia arriba, hacia aquella ventana que tantas veces miró antes, nuevamente pronunció un "lo siento" y arrancó saliendo rápidamente de allí.

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Holaaa! Ya queda menos para que aparecerza Malú es escena, estos días cuelgo 2 capítulos por día hasta que aparezca ella que entonces frenaré un poco a la espera de dar más tiempo a que la gente lea, vote y comente :)
Continuará...

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