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Luego de unos minutos Malú volvió sonriéndole.

M: Bueno ¿cómo estamos?

V: Creo que bien (decía levantándose)

M: ¿Sí? ¿No necesitas te ayude?

V: No, no, puedo sola (decía tratando de caminar bien, iba un poco coja pero bien. No quería de nuevo ese contacto cercano)

Y así salían de allí.

M: Bueno intentaré no asustarte para la próxima vez jejeje

V: Con que no me hables si estoy encima de algo o... bueno, eso es suficiente.

M: Sí, espero mañana poder traer café bueno y fumarnos el cigarrillo.

V: Sí. Bueno me giro y gracias de nuevo por... (decía levantando la mochila)

M: De nada, tonta... ("joder ¿Por qué tenía que hablar así? Con esa voz profunda, casi en un susurro" Luego se acercaba, le daba los dos besos y se iba)

Vanesa se giraba cerrando sus ojos tratando de controlar aquello que simplemente iba más allá de su propio autocontrol.

Cuando se volvía a girar miraba triste hacia arriba viendo como se encendía aquella luz, luego miraba la mochila que colgaba en su mano suspirando y sonriendo levemente.

V: Joder... Tengo que cambiar el turno al regresar, definitivamente lo debo cambiar.

Vanesa se encaminaba esa noche al último encuentro antes de su día libre. La noche anterior no había hablado mucho, básicamente lo había hecho Malú y la anterior a esa también. Se había propuesto que la presidenta se aburriera de sus encuentros y que ella no pondría más de su parte para que ya no le agradara quedar con ella.

Y ahí estaba, manos en los bolsillos, mirando el cielo y dando vueltas en aquel jardín cuando sintió el click del muro.

Cuando escuchó los pasos se giró pero no sonriente sino más bien seria, como las dos noches anteriores.

M: Buenas noches (respondió igual de seria)

V: Buenas noches. están tranquilos, durmiendo.

M: Ya... voy a pasar.

V: Adelante.

Malú pasaba y Vanesa suspiraba cerrando los ojos. Sí, era lo correcto, era lo necesario para poder dejar esas sensaciones, debía alejarse de la presidenta... Ya no era Malú, volvía a ser la presidenta a la fuerza en su cabeza.

Suspiró tratando de interiorizar mejor ese personaje indiferente que había adoptado. Malú salió y la miró acercándose.

M: Hoy no traje café.

V: Vale.

El silencio nuevamente se instauró, ninguna hablaba, pero fue Malú la que se acercó al banco y se sentó. Vanesa suspiró nuevamente, tampoco podía ser maleducada, y se sentó también pero mirando las estrellas.

M: Vanesa...

V: ¿Sí?

M: ¿Te pasa algo conmigo?

Ahí estaba la pregunta del millón ¿Qué decía? "Mira sí, me pasa algo contigo, me pasa que no controló ni mi cuerpo ni mi corazón como hace mucho". No, eso no lo podía decir... ¿Qué decía?

V: No, nada...

M: Ya, nada... entonces ¿por qué las últimas dos noches tengo la impresión de que quisieras que me fuera?

V: ¡No... eehh... ¿eso parece?

M: Pues sí...

V: Es que no... no tengo de que hablar.

M: Ya... pues he sentido que le hablo al muro, así que he pensado que en vez de sentarme aquí contigo hablarle a aquel muro, seguro él me responde algo.

Vanesa ante aquella frase negó sonriendo, encima esa mujer tenía un humor bastante agradable. La miró, ¿le decía la verdad?

V: Lo que pasa es que no sé... siento como si esto no fuera correcto.

M: Pero ¿por qué no va a ser correcto? somos dos personas que por casualidades de la vida han comenzado a hablar y les ha agradado la compañía de la otra, a eso se le llama comenzar una amistad.

V: Ya pero una amistad, no sé, escondida (eso, eso debía hacer)

M: Ya... (se quedó seria pero su cara no era de enfado, era de ¿tristeza?) No es que me esconda, es que se da así. Tú eres las escolta de los niños, yo la presidenta, y no lo hago por mi lo hago por ti. Se supone que no deberías tener relación con los escoltados, si se sabe lo más probable es que te cambien porque... Bueno, comienzas a tener vínculos de afecto. Lo que yo no comparto, porque creo que de un modo u otro, por lo menos con los niños eso es imposible de no hacer. Además de turno de día sería imposible tener estas conversaciones contigo, no tengo tiempo. En fin, siento si se da así...

V: Ya... y si... (¿Por qué preguntaría eso, por qué? no, no debía preguntarlo, pero lo hizo) y cuando deje de ser escolta o... o tú presidenta, ¿continuará la amistad?

M: ¿Pero qué pregunta es esa? Claro que sí. Claro que si dejas de ser escolta con mi poco tiempo libre lo más probable es que tendrías que venir igualmente en este mismo horario nocturno jejeje pero... (se encogió de hombros) ¿sabes? (la miró con el ceño fruncido) Me he preguntado ahora... ¿tú dudas de... de mi...? o sea ¿crees que esto es una pantomima de mi parte?

V: No, no, yo no he dicho eso, yo...

M: Pues me da la impresión que sí...

V: No, no he dudado de tu honestidad para nada, no.

M: Bueno entonces me alegra, espero saques más la voz entonces (sonrisa)

V: Fffuuu ¿qué voy a hacer contigo? (upppss ¿de dónde salió eso?)

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Continuará... :)

La escoltaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora