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Mientras tanto en el palacio de la Moncloa también se terminaba de comer y la presidenta, María Lucía Sánchez, se tomaba un café mientras Eric llevaba a Lucas en su silla de ruedas y correteaban alrededor de la mesa y Ana los miraba sonriente.

M: Cariño no vayas tan fuerte con tu hermano.

Er: Jajaja pero si le gusta.

Lu: Sí mama, además hay espacio jejejajajaja

M: Aaaynnnss (decía dejando el diario y sonriendo a Ana) y ¿Qué tal la semana Anita?

A: Bueno tranquila, a parte del accidente de Luquitas...

M: Mmm... Eric a veces me preocupa, es demasiado inquieto.

A: Y que lo digas. ¿Sabías que a uno de los escoltas le tiene las espinillas llenas de morados?

M: ¿De morados? ¿y eso?

A: Le pega... Eric le pega patadas.

M: Pero Ana ¿no le has dicho nada?

A: Todos los días, pero nada... el pobre muchacho, imagínate, ya se ha puesto hasta espinilleras...

M: Espini... mmmjjjj... jajaja

A: Pero no te rías Malú, que le haces gracia a sus cosas.

M: Perdona, perdona... y no, no le hago gracia, ya hablaré con él. Y aparte de eso ¿qué tal los escoltas?

A: Muy correctos. Sólo que los niños desean hablarles, es más, Lucas está muy interesado en hacer amistad con la chica.

M: ¿La chica...?

A: Sí, Vanesa, la escolta.

M: Aamm oye ¿no es muy pequeña para ser escolta?

A: Pues... será pequeña pero con carácter ¡eehhh! es la que tiene más carácter de los dos.

M: Vaya... ¿Vanesa no?

A: Vanesa, ahá, Lucas quiso saber su nombre para saludarla.

M: No quiero que se relacionen demasiado con los niños, por las armas y eso.

A: Pues cuando se han sacado las chaquetas las han escondido Malú, son muchachos bastante correctos. No son unos sosos, ni serios... bueno Vanesa un poco, pero luego del accidente de Luquitas...

M: Mmm sí, reaccionó bien la muchacha.

A: Muy bien, porque si hubiera sido por mi reacción aayyynnsss el niño aún estaría llorando en el parque.

M: Ana por Dios... Mmm hoy en la tarde tengo una visita a un hospital, llegó temprano, yo acostaré a los niños.

A: Vale, te pedirán un cuento. Claro Eric uno y Lucas otro.

M: Vale, lo tendré en cuenta


Esa noche Vanesa veía la televisión, cuando su madre llegó a su lado con un café pasándole suavemente la mano por el pelo.

V: Hola...

T: Hola cariño ¿qué ves?

V: Una serie, es malísima pero no hay más.

T: Mmm oye ¿recuerdas a la hija de Paca?

V: Mmm... ¿quién?

T: Elena, la enfermera

V: Aah sí ¿Cómo está?

T: Bien, bien. Ayer me encontré con ella y nos pusimos a hablar ¿sabías que trabaja en el Central?

V: Pues no

T: Sí, desde hace un año. Y me comentó que le pareció verte en el hospital.

V: Eehhh... (Vanesa se removió en su asiento) ¿a mí?

T: A ti. estaba casi segura. algo así como con unos niños.

V: ¿Niños? Mama yo creo que la chica se debe haber equivocado

T: Mmm... quizás ¿por qué no te habrán enviado a un colegio no?

V: Pero mama ¿qué va a hacer un policía en un colegio? deja de prestar atención a los cotilleos de las vecinas y deja de sonsacarme porque no te puedo comentar donde trabajo ¿no te basta con el número que te di?

T: Vale, vale, no insisto más. En todo caso dónde estás ahora estás mejor.

V: ¿Y de donde sacas eso?

T: Estás más relajada hija, y se te nota, y me gusta. Mira ya se liaron los protas...

V: Eeh... aa... sí... sí... se liaron... (decía mirándola de reojo y negando. Su madre cuando quería podía ser muy insistente)

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Continuará...

La escoltaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora