57

1.8K 104 16
                                    

Diez minutos después divisaban aquella choza que parecía literalmente que se caía sola.

Er: Aay ¡Qué asco! seguro que hay ratones y todo.

M: Éric por favor...

Er: Jajajaja

Lu: Tonto, no es momento para reír, pones nerviosa a mamá.

Er: Ya hablo el grande.

M: Éric ya por favor ¿sí?

Er: Está bien, me callo jod...

M: ¡Esa boca!

Er: Uuufff (decía comenzando a caminar más rápido)

M: Eric no te alejes.

E: Éric que te estés quieto ¡coño!

Éric se quedaba parado en el lugar en que había escuchado aquel grito de Vanesa, tragaba saliva y se giraba lento.

Er: Me quedo quieto (decía como si no hubiera roto un plato en su vida)

V: Lo siento Malú (decía suspirando)

M: Tranquila, creo que necesita de esos gritos a veces.

H: Pues ya estamos.

Decía Hugo cuando ya estaban a la entrada de aquella choza.

M: Esto... ¿será seguro...?

V: Siempre es mejor que la intemperie. Hugo necesito que busques leña y algún tipo de cubeta para hacer fuego, no sea que quememos esta cosa.

H: Vale pero primero entramos y te sientas en unos sofás un tanto llenos de polvo pero sofás al fin y al cabo.

Y así lo hacían. La cabaña se notaba que en años no la habían habitado, las telarañas estaban por todos los rincones y Vanesa ni siquiera tuvo ganas de sentarse.

M: Espera que lo sacuda.

V: No, no, deja (decía sentándose al mismo tiempo salía mucho polvo de allí) cof cof uuuff...

Lu: Mama... ¿aquí habrán fantasmas?

M: No Lucas.

Er: Fantasmas jajajaja que miedica que eres.

Lu: No soy miedica.

M: Niños callaos, Vanesa se siente mal y no querríais que vuelva a regañaros como lo hizo con Éric hace unos instantes (ambos se callaban y negaban) Así me gusta.

V: Jo... ahora soy la regañadora oficial.

M: Pon la pierna en alto aquí (decía colocando una caja que se encontraba alrededor)

V: Dios, no sirvo para nada así...

M: No digas eso.

V: Es que mírame... ni siquiera puedo ir a recoger leña o ver de dónde sacamos algo para comer o... ¡mierda!

M: Vanesa nosotros también tenemos manos ¿vale?

Er: Mamá ¿buscamos si hay comida en esta casa?

V: ¿Aquí? si encontráis algo aquí sí que no os dejo comer nada.

En ese momento entraba Hugo con una especie de vieja olleta de hierro y un poco de leña.

V: ¡Estupendo Hugo!

Er: ¡Bien hecho pelos tiesos!

H: Sólo necesitamos papel.

Lu: ¡Nosotros lo buscamos!

Y ambos niños se ponían a recorrer aquel lugar.

V: No los dejes solo Hugo.

H: Está bien. ¿Cómo te sientes?

V: Cansada.

Hugo miraba a Malú trasmitiéndole su preocupación por Vanesa.

H: Voy a con... con los niños (decía saliendo de allí)

M: Vanesa déjame ver tu pierna.

V: No.

M: No te lo estoy preguntando, te lo estoy afirmando (decía ya tomando su pierna)

V: JOOOOODEEEEEEEERRRR

M: Lo siento, lo siento.

V: Te dije que lo dejaras.

M: ¡No!

Finalmente sacaba el zapato, la pierna estaba hinchadísima y se podía vislumbrar un pequeño montículo fuera de lugar en el tobillo.

M: Vanesa no sé cómo estás sin llorar o quejarte a gritos...

V: Ni yo... fuuu ¿está rota no?

M: El tobillo parece desencajado.

V: Encájalo (decía mirándola a los ojos sin inmutarse)

M: No yo... no, no, ni lo sueñes.

V: Malú ya no lo soporto, necesito que lo encajes, dame algo para tapar mi boca.

M: Pero yo no... no soy médico, sólo...

V: Malú por favor (ya de sus ojos salían lágrimas, Malú suspiró)

M: ¿Por qué no lo hace Hugo?

V: Porque a ti me apetece abrazarte luego fuerte, a él no.

Malú la miró y sonrió tragando saliva. Le asintió, se levantó y se quedo pensando para luego sacarse el pañuelo que llevaba aun en su cuello y entregándoselo a Vanesa.

V: Vale, tú cuentas tres y... lo recompones ffuuuuu

M: ¿Y si... no lo logro? (decía mirándola con angustia)

V: Lo harás, se que lo harás ffuuuu vale (decía colocándose el pañuelo en su boca y asintiéndole luego)

M: Mierda... bien... uno, dos...

V: AAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH

----------------

Ojú que dolooooor! >.<
Continuará...

La escoltaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora