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La puerta se cerraba y Malú se ponía seria.

M: Vanesa esto no debes comentárselo a nadie, queda tan sólo entre estas cuatro paredes.

Vanesa aguantaba las lágrimas que querían salir y tan sólo pudo pronunciar casi de manera inaudible:

V: ¿Co... cómo... has podido?

Luego de aquella frase, Vanesa apretó sus labios mirando a Malú quien suspiró hondo mirando al suelo y luego la miró sonriente alzando antes su mano hacia el cajón. Tras ese gesto volvió a mirar a Vanesa caminando hacia ella.

Vanesa por su parte, aún con sus labios apretados, suspiró hondo.

V: Dios... no... no creo que has podido... ffuuuuuuu... Te has hecho una actriz de primera, realmente me has sorprendido.

M: ¿Para bien o para mal?

V: Me das miedo (decía viendo como venía hacia ella)

Malú caminaba hacia ella. Finalmente frente a frente, Malú se encogió de hombros y Vanesa volvió a suspirar soltando los nervios que tenía encima.

V: Dios qué orgullosa me siento de ti... (decía aún emocionada)

M: Te has emocionado...

V: Mucho. Tú cambio, tú fuerza ante esos... esos...

M: Anda abrázame por favor que lo necesito.

Y se abrazaban dejando salir aquel nervio de esa conversación de hacía unos minutos, para luego Malú mirarla y sacarle aquellas lágrimas que le caían.

M: Tonta... ¿yo he cambiado? ¿y tú? Mírate, tan segura antes y ahora...

V: Es que verte tan segura a ti, sin titubear un segundo... snif Dios lo has hecho...

M: Sí, y ahora ¿sabes lo que me apetece?

V: ¿El qué?

M: Un cigarrillo con un buen café en nuestro jardín, ese de fuera de la habitación de los niños, para quitarnos toda esta tensión.

V: Vale.

Cinco minutos después y a la luz de las farolas, ambas estaban sentadas en aquel banco donde comenzaron sus conversaciones mientras tomaban un café. No hablaban hasta que fue Malú quien sacó un paquete de cigarrillos.

M: ¿Quieres?

V: Vale (decía sonriéndole) se cambiaron los papeles, ahora eres tú quien me ofrece.

M: El vicio jejeje ¿Te lo enciendo?

V: ¿Te había dicho que desde la primera vez que me encendiste un cigarrillo me hiciste sentir cosas...?

M: ¿En serio? (decía mirándola a los ojos mientras se lo encendía)

V: Fuuu gracias. Sí, cuando por primera vez rozaste mis manos... (decía mirando el césped mientras Malú se encendía el de ella y sonreía mirando hacia el cielo)

M: Vaya, y yo que pensé que te ponía nerviosa por el cargo.

V: Bueno eso también.

M: Gracias Vanesa por todo.

Vanesa la miraba y acariciaba su mejilla sonriéndole.

V: Gracias a ti por hacerme ver lo que es sentir que puedes darlo todo sin pensar, por hacerme pensar en un futuro.

La escoltaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora