7. Tengo miedo... ¡Tengo miedo!

4.4K 428 137
                                    

—Mini yo, hazme el favor y mastica con la boca cerrada —Riñó mi padre a nuestro hermano menor.

—¿Cual será nuestro plan de hoy? —pregunté, para así, servirme un poco más de leche.

—Te regalarte una vaca de cumpleaños —mencionó Javier mientras me analizaba.

—Lo apreci... —pero me vi gravemente interrumpida por mi padre.

—Hoy vamos al museo —salté bastante feliz en mi asiento, por otro lado mi hermano menor se dedicó a bufar.

—¿A cual museo vamos a ir? —preguntó Bella con una pizca de entusiasmo.

—Donde se inspiraron para hacer "¡Todo toma vida en la noche!" —Acotó mi madrastra, debido a que mi padre tenía alimentos en la boca.

—¿Que estamos esperando para ir? Vamos, vamos, vamos —El menor se emocionó ¿y quien no lo haría estando en su lugar? A parte... cabe recalcar que es un gran fan de esas películas.

—Estamos en la mesa —todos sabemos que eso significaba "silencio", la mesa para mi papá es un lugar sagrado.

Cuando estábamos dispuestos a salir, una extraña mujer con una Gran personalidad hizo señas a mi madrastra de que se aproximase.

—¿La conocen? —Pregunté aún sin despegar la vista de mi plato.

—¡¿No sabes quien es?! —cuestionó mi hermanito haciéndome sentir incómoda... ¿debería conocerla?

—N-no.

—Ella es la trab... —pero Javier le tapó la boca rápidamente, el menor recibió una mirada de regaño por parte de papá. Bella me sonrió de forma incómoda.

—¿La traba...?—deduje para que alguien continuara ¡pues no me dejen con la duda!

—Trabajadora de la empresa donde trabaja Ana —concluyó Bella.

—¿Ella traba...? —iba a preguntar pero Javier me pateo— ¡Ay! ¡¿Por qué me pateas, pendejo?!

—¡Grosería! —exclamó el menor horrorizado por lo que había escuchado.

—Ya, compórtense —regaño papá golpeando la mesa.

Luego de un rato salimos a las frías calles de Londres, jamás había estado en un lugar tan frío ¡¿habrá nieve por algún lado?! Siempre he querido ir a la nieve.

—Hace frío ¿y la nieve? —cuestioné mirando a todos lados emocionados.

—Estamos en verano, Camila, no hay nieve por ningún lado —contestó Ana con una sonrisa amable.

—Me estoy congelando el trasero y encima no habrá nieve... que dicha— me abrace a mi misma ¡¿por qué no empaque más cosas para el frío?! Si hubiese revisado "WaterChannel" no me habría pasado esto.

—Tomaremos el metro —comentó mi padre mientras bajábamos hacia el mismo.

—¡Wow! Jamás había tomado uno en serio, es espacioso, ¡maravilloso! —Salté emocionada, algunas cosas cotidianas para ciertas personas pueden ser una nueva experiencia para otras.

Luego de comprar los tickets, fuimos a esperar a nuestro metro.

—Niños, no se acerquen mucho a la línea amarilla —papá me sujetó por el gorro de mi chaqueta al ver que estaba a punto de pisarla.

—Papi, tengo frío —dije cuando sentí un tremendo golpe de aire que llegó sin avisar.

—Eso es señal de que ha llegado nuestro transporte —el metro pasó frente a mis ojos.

Luego de subir papá nos estaba diciendo que nos sostengamos de algo, aunque todo esté limpio, me sujete de mi progenitor.

—Papi, un chico me está viendo —le susurré por lo bajo, entonces activó su instinto paternal sobreprotector, sacó el pecho al puro estilo "Santa Teresa" y observó al chico que me estaba mirando, al instante el pobre niño apartó su mirada asustado— Gracias.

Luego de un minuto observando como pasaban las obscuras paredes llegamos a la siguiente estación, donde al salir hacia la calle me encontré con una lechuza, esta yacía sobre el cartel que indicaba la entrada al metro.

—¡Wow!, una lechuza —todos la observaron, pero no le dieron mayor importancia— como las de Harry Potter.

—Y dale con el "Harry Potter" ese. Es solo una historia.

—Javier, déjame fantasear un poco.

—No puedo, no señores positones. En "Los derechos y deberes de hermanos" dice claramente que... —ya iba a comenzar con sus sermones "importantes" decidí ignorarlos.

Caminamos hasta el museo, este se encontraba a una cuadra, pero en el trayecto me sentí observada, comencé a mirar hacia todas direcciones, como si en cualquier momento me pudiese encontrar con ese par de ojos que me incomodaban, me sentía atrapada, había mucha gente; eso me ponía nerviosa, sentía que todo era una conspiración y el sudor frío no tardó en llegar.

¡Hey, you! —Alguien me tomó del brazo y en efecto giré bruscamente y le metí un puñetazo a la persona responsable de ese acto, pero mi sorpresa fue grande cuando me fijé que era el chico del metro—¡Shit! You do karate or something? —Se quejó llevándose una mano a la nariz.

—¡Santo! Perdón, I'm so sorry —Sentí varias emociones cuando sus ojos verdes se encontraron con los míos; la vergüenza encabezaba la lista.

—No, está bien, fue mi culpa haberte sujetado así —mis ojos se agrandaron ante la sorpresa de que hablase mi mismo idioma, sus ojos también se ampliaron al completar la oración.

—Genial, hablas español ¿De don...? —pero mi charla con el chico extrañamente hermoso se vio interrumpida porque Javier llegó y analizó al sujeto.

—¿Te hizo algo?

—N-no, el solo...

—Solo le pasaba el lapicero que se le cayó —entonces evidentemente me dio uno ¿pues feliz cumpleaños para mi?

—Si, gracias —tomé a Javier y nos dirigimos con los demás que nos miraban curiosos.

—¿Habla españ...?

—Cállate, Javier... ahora gracias a ti nunca lo volveré a ver.

—Solo obedecí con los derechos y deb... —pero lo volví a interrumpir.

—Y dale con eso.

Cuando llegamos Javier le contó a papá lo que había sucedido, yo me distraje viendo a un conjunto de lechuzas que se encontraban sobre una estatua donde Bella se estaba tomando unas fotos.

—Papá ¿es normal que hayan tantas lechuzas por estos lares? —pregunté.

—¿Tienes frío?

—Si, pero no cambies de tema.

—Si me prometes no volver a preguntar sobre las lechuzas Bella te acompañará a comprar ropa cálida y un café.

Con los acontecimientos que pasaron se me olvidó el frío congelador de culo que tenía, en serio necesito algo calentito.

—E-esta bien —estiré mi pequeña mano y mi hermana la tomó, nos dirigimos a unas tiendas que se encontraban cerca, mientras los otros se adelantaban al museo.

—Fue una sabia decisión —comentó mientras accedíamos a la primera tienda.

Lo más extraño no fue el hecho de la decisión tomada, es decir ¡vivo en el trópico del cancer! Allí hace calor 24/7. Si no el hecho de que había otras tres lechuzas sobre el pequeño techo de entrada que yacía sobre esa tienda.

—Madres.

Una latina en Hogwarts (ULEH #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora