12. Olvidé todo, Chismes y mas chismes.

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Simplemente así fue, creo que tengo algunos problemas. Si no fuese porque he estado escribiendo las cosas, daría mi vida defendiendo la idea de que ¡Jamás! Había tenido ninguna premonición.

En una mañana de enero, durante el descanso entre clases, Amanda nos había tratado de explicar que su familia prácticamente la desheredaría si se enteraba que seguía hablándonos. No nos importo a ninguno de los tres y seguimos hablando, naturalmente.

Otra cosa que había pasado es que, aprovechando el momento: Nos dedicamos a hablar (fuertemente), mal de la tía Elizabeth y de la familia. Llegamos al punto donde nos comenzamos a reír de aquella ocasión en la cual Javier había sido encerrado en el cuarto de servicio por decirle a Elizabeth que: "¿Le han hecho una broma en el cabello?" Porque a sus siete años creía que su nuevo corte había sido producto de un trágico accidente.

—¡Fue horrible! Aún tengo problemas con los espacios pequeños —se cruzó de brazos con el brillo de sus ojos apagado, y centró la vista en su cuaderno vacío.

Amanda dejó de reír en cuanto le vio— A mi me cortó el cabello, una vez —juntó sus manos y se inclinó un poco.

Era difícil pensar que a Amanda le hubiesen cortado el cabello hace unos años. Lo tenía muy largo, le llegaba hasta la cadera.

—¿Por qué? —me animé a preguntar aún con una sonrisa en mi rostro.

—Me había pintado las puntas de cabello con papel crepé. Dijo que se veía horrible, así que tomo un par de tijeras y ¡ZAS! —golpeó la mesa haciendo saltar a sus leves bucles—Apenas y cubría parte de mi cuello.

—Que horror... —quería terminar la oración pero simplemente no pude, no sabia que añadir. Pensé que era la razón por la cual Amanda siempre lucía su larga cabellera.

—Es la peor de las brujas —Javier, aún con sus brazos cruzados los apoyó sobre la mesa y se ocultó en ellos—. Espero y un día, ella, solo... exploté, no tengo idea ¡AHG!, que frustrante.

Aprovechando que no nos podía ver, Amanda levantó su mano y la agitó de un lado a otro, como si la balanceara. En respuesta simplemente me encogí de hombros, la verdad, aún no tenía en claro las preferencias de mi hermano.

—¿Están secreteando?

—¡No! —contestamos al mismo tiempo poniéndonos erguidas.

Mire el reloj en la pared de la sala— Me tengo que ir.

—¿A donde vas? No tienes ninguna clase ahora —Javier me veía molesto mientras recogía mis cosas.

—A donde no te incumbe, chismoso.

—Grosera.

Hey, dijeron que no iban a hablar español en mi presencia...

Deje a Amanda peleando con un frustrado Javier, tomé la delantera, apresuré mi camino por los pasillos, tenia que cambiarme antes de entrar a mis clases de vuelo ¡Las amaba! Pero si llegaba tarde una vez más me iban a castigar... la profesora no quedó muy feliz conmigo desde el día de la lluvia, así que ahora debo cuidarme en sus horas.

¡Crash! El sonido de un cristal rompiéndose llego a mis oídos, inmediatamente el corazón se me puso a mil por hora, como si quiera salirse de mi caja torácica y gritar: "¡No seas estupida, corre!"

Pero mi cerebro (quien tiene algo más de control), pensó algo diferente, voltee rápidamente a ver que había sucedido y enfrentarme a la muerte mirándola a los ojos. Pero no había nada. Horribles imágenes de las manos saliendo del arbusto, la biblioteca, el sapo y la sombra cruzaron mi mente en un destello. Dejándome fría y con las orejas calientes ¿es eso posible? No lo sé.

Una latina en Hogwarts (ULEH #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora