—¡AY HOMBE' OLVIDARLA ES IMPOSIBLEEEEE! —lo único peor que arrastrar a uno de tus amigos a una batalla épica con una bruja, era verle con las heridas de batalla. Por lo menos Albus solo permanecía con los labios levemente rotos, no llegaba más allá, aún así me hacía sentir mal ¿cómo le pides disculpas a alguien cuando lo dejaste en la boca del caimán? NO SE PUEDE, es que NO, así que tomé la decisión de expresar mi gratitud culposa con acciones.—Spellman.
—¡AH! —emití un grito al ver como alguien abrió bruscamente la cortina de mi ducha y asomó la cabeza.
—Ya basta —Zoé amenazo y volvió a cerrar. Yo me quedé estática aún tratando de cubrir mis vergüenzas, ya no era la primera vez que pasaba, pero siempre era terriblemente escalofriante.
Las gemelas no conocían (o no aplicaban) muchos términos y conductas en su vida cotidiana, uno de ellos era el de la "privacidad", desgraciadamente tendría que aprender a lidiar con eso (a pesar de las múltiples quejas que presentaba).
Subí al cuarto con las orejas rojas y una toalla enrollada en la cabeza.
—¡Ustedes! —las encontré en la habitación y cada una yacía sobre su cama, voltearon a verme inexpresivas— Pensé que habían aprendido pero aún no. Eva, Zoé abrió de nuevo la cortina.
—Lo sé —afirmó.
Perpleja me quedé observándola, espero que le agradezca a Diosito el que hecho de que yo no tuviese una chancla a la mano en ese momento— ¿No vais a hacer nada?
—No.
Respire tan fuerte que sentí como los huecos de mi nariz casi se cerraban por completo, boté el aire exhalando con fuerza y me dirigí a un lado del baúl donde lanzaba la ropa sucia— Esto es inaceptable, incompetente, indecente, imprudente... y todo lo que comienza por "i", siempre es la misma vaina con esta gente, me hubiese quedado otro año en Mexico pa' aprender química y hacerlas explotar, joda.
—Creo que nos está insultando.
—Si, en efecto.
Aún en pijama salí, no debía preocuparme, el pantalón de pelusa grueso y la manga larga de la cómoda blusa debían bastar para el frío. Bajé las escaleras que conducían a la sala común dando zancadas. Me lancé frente al sofá que se encontraba mirando a la chimenea (ahora encendida). Fruncí el ceño y tomé un algodón de una planta de decoración y lo arrojé al fuego, incluso antes de que cayese por completo ya se había hecho nada.
—¿Que culpa tenía el pobre algodón?
—Existir —respondí de inmediato y eché mi cabello hacia atrás esperando a que se secara más rápido—. ¿Qué quieres, James?
—Nada... —se deslizó y se sentó en otro sofá y me miró con los ojos entrecerrados— ¿de casualidad has visto un pergamino que...?
—¿El mapa del merodeador? —me miró con los ojos bien abiertos—. Si, Lucifer lo robó. Lo siento por eso.
—Tu gato es un bandido —frunció el ceño—, ¿alguna vez has ido a las cocinas de la escuela?
—No, pero si he probado la comida que sale de ahí y déjame decirte que es di-vi-na —moví mis manos dándole estilo a las ultimas palabras y lancé una pose de súper modelo.
Dio un aplauso que de seguro se escuchó hasta los invernaderos (lo cual me hizo sobresaltar)— ¡Es tu día de suerte! Hagamos un trato...
—No hago tratos con rufianes, gracias —interrumpí con una sonrisa.
ESTÁS LEYENDO
Una latina en Hogwarts (ULEH #1)
Fanfiction¿Por qué no? Vayamos al grano, Camila comenzó su año en Hogwarts creyendo que la magia resolvería todos sus problemas (o la mayoría de ellos), pero luego de un conjunto de desafortunadas coincidencias se vio envuelta en una "pequeña situación", pero...