20. Brasas

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—¡Hally! —dos chicas corrían atravesando el pequeño pueblo, una de ellas estaba descalza— ¡Devuélveme mis zapatos!

—¡Atrápame!

Mientras ambas reían bajo la mirada de algunos, el par se perdió de vista una vez llegaron al bosque, Hally y lo que parecía ser una versión más joven y vivida de Magna pasaron unos árboles hasta llegar a una cascada.

—¡Hally! —regañó la adolescente por lo bajo— ¿Q-qué crees qué haces? No podemos estar aquí —noté como comenzó a jugar con sus manos, apretando sus vestiduras—, vámonos.

—¿Y si no quiero, qué?

—No seas terca —pero la rubia sonrió traviesamente y avanzó—, ya no somos unas niñas —dejó de hablar súbitamente cuando vio como su "amiga" subía un par de rocas y se perdía tras la caída de agua—. Que molesta.

Sin más remedio siguió sus pasos, tras la cascada solo había una pequeña cueva; no era más grande que el ático de su casa.

—¿Sabías que el sonido del agua evita que salgan ruidos de aquí?

—S-si, p-pe-ro ya vámonos —Magna seguía inquieta y temblorosa, pero aún así no quitaba la mirada de Hally.

—Oh, vamos —se acercó a ella... de verdad se acercó, mucho a mi parecer— ¿Tienes miedo de las brujas? —y dejó el par se zapatos sobre su pecho.

—¿Q-qué brujas? ¿aquí hay brujas? ¿dónde? —Hally caminó hasta quedar de espaldas a Magna, ahora la rubia se encontraba cubriendo la salida.

—Corre un rumor por el pueblo —avanzó unos pasos logrando que la morena retrocediera—, de qué hay brujas al acecho —siguió avanzando y Magna reaccionaba como un espejo, solo que caminaba hacia atrás— ¿No lo habías escuchado?

—¿Crees en las brujas, Hally?, son solo un invento para asustar a los niños.

—¿Y por qué te asustas?

—Yo no estoy asustada.

Entonces Hally sonrió— ¿Y por qué retrocedes?

—Y-yo... ¡Hally! —la rubia la había acorralado en la pared, la morena le reprendió pero estaba muy ocupada tratando de que su espalda no chocara con la roca que yacía detrás de ella.

Hally le presionó acercando su rostro a la contraria quien la veía con los ojos entrecerrados.

—H-Hally —dijo en tono amenazante.

Cuando estaba lista para cubrir mis ojos la rubia empujó a Magna haciendo que esta estirara el brazo para no caer... porque había traspasado la roca.

—¡Ay! —Hally cayó sobre la morena, quien había perdido el color en el rostro, estaba pálida como una hoja de papel— ¡Lo sabía! —gritó la rubia alegre— ¡La ciudad nocturna!

La rubia saltó alegre y se movió hacia un lado poniéndose en pie para ver mejor, frente a ella un pueblo se extendía; cobijado bajo un cielo estrellado, no hacía falta el sol porque las constelaciones brillaban lo suficiente, los faroles no parecían funcionar con un simple fuego y el ambiente se imponía marcando alegría.

—¿C-Cómo sa-? —pero Hally interrumpió a Magna, levantándola del suelo y observándola con los ojos más brillantes que jamás había visto.

—La arena de tus zapatos —señaló la rubia, mi joven antecesora vio sus zapatos con completa normalidad... no veía nada diferente—. Magna, el cuento dice que la arena rojiza proviene de un pueblo mágico.

—¡¿Lo descubriste solo por eso?!

—No —negó—, fue una ardua investigación ¡Eres una bru..! —Magna soltó sus zapatos y le cubrió la boca.

Una latina en Hogwarts (ULEH #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora