Era el gato.
Lo que escuchamos de los invernaderos era el maldito gato. Los chicos aún se reían de nuestra actitud, aún sabiendo que bastantes alumnos tenían la mirada puesta en ellos. Lucifer se había sentado a un lado de mi, pero de vez en cuando me miraba y entrecerraba los ojos moviendo la cola... no creo que esté muy feliz.
—Si, bueno. Por lo menos se que mi instinto de supervivencia está operativo —me removí incómoda en mi asiento mientras comía más pasta.
—¿Pasta de cena? —señaló Albus.
—Parezco un lápiz —comenté como si eso explicara todo—. A ver si cenando pasta engordo algo.
—Camy, hermana —Javier posó su mano en mi hombro—. Tienes un agujero negro de estómago, ni comiendo pasta a todas horas lograrás engordar ¡Y lo sabes!
—¡No, silencio, tu no sabes nada!
Giró los ojos y siguió comiendo ignorando mi mal humor ¡¿Y cómo no?! Había quedado como una estupida frente a todos ¡Que humillación!
No terminé de comer cuando decidí irme, Fer me seguía de cerca. Camino a la torre de Gryffindor vi un fantasma, lo cual me asustó lo suficiente como para sacar mi varita y apuntar a través de el... desgraciadamente era el barón sanguinario, traté de guardar la varita tan rápido como pude pero ya me había visto.
—¿Es un insulto acaso?
—N-no...
—¡Oh, mi señor! —desgraciado Pevees— ¡Le han visto la cara!
Sintiendo la muerte viniendo a mi, Lucifer saltó tras Pevees y le hizo ese sonido feo que solo el gato es capaz de hacer, fue suficiente como para que el duende se alejara corriendo y el fantasma se quedase entretenido con la huida despavorida del comediante.
«Es mi oportunidad.»
No pensé mucho para escabullirme por entre los salones, tomando el pasadizo que conocí una vez y desapareciendo hasta llegar lo más próximo a la torre de Gryffindor. Había dominado del encantamiento "Lumus"... tampoco es que fuese la segunda vez que me metía ahí.
Al salir miré un poco a mi alrededor y caminé de la forma más normal que mi cuerpo me permitía ¡No temblaba! Solo tenía espasmos...
—¡Hola, ya llegue, y traje pollitooo! —Obviamente no había nadie en la sala común, todos estaban comiendo... como gordos. Subí las escaleras y cerré la puerta, lo más probable es que cuando Fer llegara se pusiera a maullar hasta que le abriera. Es un gato encantador.
Me asomé debajo de la cama, y haciendo a un lado el montón de medias tomé el libro... siento pena por esos estudiantes que jamás vuelven a tener su par de medias completo, o directamente los pierden.
Deje el ligero libro sobre la cama y lo abrí, avance de paginas hasta llegar a una en blanco.
Bien, ahora solo tengo que pensar una pregunta que responda mi duda (válgame el cielo)... pero que la pregunta sea lo más directa posible.
Eso me recuerda a que hice el primer experimento con "algo simple" "¿De que color era el caballo de Simón Bolívar?"... al olvidar especificar "blanco" miles de líneas de distintos caballos prestados, propios y los colores según varios artistas puesto que existían daltónicos que afirmaban un color diferente en cada uno de sus cuadros y poemas. Fue una experiencia que jamás olvidaré.
—¿Quién es la bruja exiliada que me atormenta?
Lo común es utilizar palabras que queden para la historia, frases y preguntas completamente filosóficas... pero la filosofía no es lo mío, el carácter fuerte si... y la impaciencia, y muchas otras cosas defectuosas. El punto es que la pregunta pareció funcionar, las líneas aparecieron rápidamente.
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Una latina en Hogwarts (ULEH #1)
Fanfic¿Por qué no? Vayamos al grano, Camila comenzó su año en Hogwarts creyendo que la magia resolvería todos sus problemas (o la mayoría de ellos), pero luego de un conjunto de desafortunadas coincidencias se vio envuelta en una "pequeña situación", pero...