Javier.
Estábamos en clase de música, ensayando una canción que nos daría el diez si la tocamos cada quien, bueno para Daniel ya que no usa acordes, es punteo que yo digo es mucho mejor, cuando acabó la clase todos guardamos nuestros instrumentos y nos sentamos en nuestros lugares... Bueno, algunos y otros salieron a hablar con sus novias, ya que... La mayoría de los hombres salió, y las mujeres se quedaron completando trabajos, mientras otras se maquillaban.
Daniel: ¿Porque se saldrán? ¿Que no les importa su calificación?
Javier: bueno... No sé en realidad -riendo levemente.
Daniel: bueno... Creo que también es culpa de la maestra por faltar.
Javier: que raro... Ya debieron de traer el trabajo.
Daniel: siempre se quedan en dirección, bueno... ¿Qué hacemos?
Javier: pues... No sé... ¿Jugar en nuestros teléfonos?
Daniel: claro! Ayer conseguí el brazalete amarillo.
Nos la pasamos jugando en nuestro lugar, cuando todos se metieron corriendo entendimos la señal y guardamos nuestro teléfono, entonces sacamos una hoja de cuaderno y nos pusimos a jugar Timbiriche.
Cuando salimos de la escuela lo volví a ayudar con su guitarra y nos fuimos caminando.
Daniel: oye, oi no va a estar mi mamá en la tarde, ¿Me acompañas a comprar unos audífonos?
Javier: bien pero... ¿Donde?
Daniel: en la plaza que está cerca de aquí, no tardamos mucho.
Javier: bien...
Daniel: aunque mi pelaje rojo no nos ayuda si nos queremos esconder.
Javier: no es mi culpa que seas así, reclamale a tus padres.
Daniel: tienes razón -riendo- bueno, vamos a tu casa.
Javier: ¿Tienes que comer en la tuya?
Daniel: ¿Leche y cereal cuenta?
Javier: -suspirando- vamos a ver si mi mamá te puede dar algo de comer.
Daniel: si! Lo que hace tu mamá es lo más rico que he probado.
Javier: ¿Y la tuya?
Daniel: pide la comida a domicilio.
Javier: con razón.
Cuando llegamos a mi casa mi madre accedió a darle de comer un poco, mis padres se desenfocaron en mí como la mayoría de veces en las que viene y le comenzaron a preguntar cosas de cómo íbamos en la escuela, cuando terminamos les pedimos permiso sobre si podían dejarme acompañarlo y...
Madre: no Javier, no saben lo que les puede pasar.
Javier: pero...
Padre: sin peros, puede quedarse en lo que llega su madre pero no pueden salir ustedes dos solos.
Javier: pe...
Daniel: descuide señor, lo comprendemos, entonces estaremos en el cuarto de Javi si usted nos lo permite.
Padre: claro, a ver si se le pegan a mi hijo tus modales.
Mi padre río levemente y yo suspiré, entonces Daniel y yo fuimos a mi cuarto.
Daniel: ¿Estarás todo el día con el uniforme de la escuela? -sentandose en mi cama y prendiendo la televisión.
Javier: bueno... Pero tú...
Daniel: no estoy mirando delicado -riendo.
Reí levemente y tome mi ropa para cambiarme rápidamente, cuando termine voltee a verlo y lo poco en su cara que no estaba rojo ahora está rosado.
Javier: ¿Que te pasó en la cara?
Daniel: ¿Eh? No... Nada...
Javier: no, ahora me dices.
Daniel: bueno... En la tele... En un programa estaba un comercial y... La chica estaba en bikini...
Javier: bien... Y... ¿Eso que? ¿Porque tienes la cara roja?
Daniel: así soy -riendo.
Javier: bueno pero... No puedo discutir con esa lógica -suspirando.
Los dos reímos y vimos un programa que nos gustaba a los dos, cuando acabó conectamos mi consola y jugamos el resto de la tarde en lo que llegaba su madre.
Daniel: ¡Nos vemos luego Javi!
Javier: si!
Nos despedimos con el típico saludo de mejores amigos y luego se fue con su madre, cuando entré a mi cuarto se sentía un tanto vacío... No sé porque.
Al día siguiente.
Desperté de nuevo antes que sonara la alarma, pero... Sentí algo raro en mis boxers.
Javier: mierda... Me hice pipí... Pero... ¿Tan pegajosa?
Suspiré y tome mi toalla, luego mis boxers y la playera de la escuela, fui al baño y comencé a ducharme, cuando salí me vestí e hice lo mismo que cada mañana.
Salí de mi casa y me quedé en el marco de la puerta de la casa de Daniel, esperándolo...
Pero nunca salió, ya casi era la hora de que cierren la puerta de la escuela y no podamos entrar, entonces supuse que ya había salido ya que quería despertar antes que yo casi siempre, cuando llegue a la escuela no pasó mucho para que tocaran y las clases dieran inicio, me senté donde siempre y espere a que llegara Daniel... Cosa que no pasó después de diez minutos de clase...
Pase el día con Ingrid para no estar tan solo, mientras que pensaba en que le habría pasado a Daniel.
Cuando salimos de la escuela fui corriendo a su casa y toque la puerta.
M.d.D: oh, hola Javier ¿Vienes a ver a Daniel?
Javier: si, se me hizo raro que no fuera a la escuela.
M.d.D: oh, es que tuvo calentura toda la noche y mejor se quedó a descansar.
Javier: ya veo jeje...
M.d.D: puedes ir si quieres, no hay problema.
Javier: oh, gracias señora -sonriendo.
Pase a su casa y la señora fue a la cocina, entonces subí las escaleras hasta llegar al pasillo que daba a su habitación, cuando llegue entre en ella y estaba la televisión prendida, voltee a ver si cama y escuché leves ronquidos, me acerque para ver y estaba Daniel dormido allí, no pude evitar sonreír y apague la televisión, sentía el estómago revuelto pero... No era molesto, baje las escaleras y me despedí de su madre para luego ir a su casa.
Continuará...
ESTÁS LEYENDO
Dejame amarte.
RomanceUn joven se enamora de otro, pero uno no ha salido del armario. Artista de la portada: Raccoon21