Miércoles.
Oh maldito miércoles.
No podrías ser mas agobiante y caluroso que cualquier día de verano.
Pero era primavera.
Y para ti, miércoles...
Estabas completamente desorientada.Desde que fuimos a la feria de la ciudad, no hacia ningún otro recorrido mas que ir de la Academia a mi dormitorio.
Y exactamente hoy era uno de esos días.
El sabia que yo no era la mejor opción para estar a su lado.
El merecía algo mejor en su vida, y no era yo.Las ventanas del cuarto estaban entre abiertas, y la brisa del aire pasaba debajo de las cortinas haciéndolas bailar de arriba hacia abajo; tan, pero tan delicadamente.
El pequeño rayo de sol que cruzaba de la entrada hasta tocar la pared mas alejada del cuarto era un poco ambigua y cómoda, que cada vez, lentamente se desvanecía.
Mis párpados estaba muy pesados, mi cuerpo se sentía tan débil y el cuarto estaba tan frió.
No sabia si era por mi culpa, o era por el simple hecho de que ya padecía demencia y pensaba que el cuarto se sentía tan solo y vació, que se volvía cada vez mas frió.
—¿Uraraka? —La puerta empezó a moverse bruscamente. La perilla giraba incontrolables veces chocando una tras otra. —¿Estás ahí?
Me levante con pesadez arrastrando las cobijas y tirándolas justamente cuando había abierto la puerta del dormitorio.
—¿Qué se te ofrece? —La persona dejo de mirarme por unos minutos y se enfoco en observar el desastre que tenia en mi cuarto. Con un poco de vergüenza empezó a reír penosa mente. —Dije... ¿qué se te ofrece Yaoyarozu?
—Vengó a... traje galletitas. —Elevó la bandeja plateada hasta mi barbilla e hizo relucir las pequeñas y muy bien hechas galletas de diferentes colores.
—Perdón, pero no quiero. —Dije tras rascar mi nuca. —¿Podrías volver mañana? No es un bueno momento.
Cerré bruscamente la puerta y me aventé a la cama. He de admitirlo, no fue muy bueno dejarla con la palabra en la boca y menos haberle aventado la puerta en su propia cara.
Pero es que me sentía tan, pero tan mal, que al verla me hacia recordar esa abrumadora escena de ella y el juntos.
Besándose.Yaoyarozu dejo de persistir tras los seis golpes a la puerta y se fue. No sin antes decirme que si quería hablar con alguien, ella estaba para mi.
¿Sería masoquismo ir a llorar a sus piernas y contarle todas mis penas amorosa sabiendo que es una de las influyentes en el que yo este así?
Deje que el tiempo pasara, que las sabanas y el viento me hundieran cada vez mas en mi egoísmo y ganas de morir.
Quería dejar de existir por un momento.Hasta que la puerta volvió a sonar.
—¿Qué quieres?
No hubo respuesta, pero aun así, los golpes se volvían mas insoportables.
Hasta que decidí levantarme y abrir la puerta brutalmente.—¡Ya te dije que no era momento! —Cerré los ojos y grite con todas mis fuerzas.
—¿Momento?
Los abrí y vaya escena que me encontré.
Todoroki estaba en frente mio, aun con la mano elevada dispuesto a dar otros golpes mas a la puerta y su mirada parecía inconfundible, como si se hubiera encontrado con algo fuera de otro mundo.
Entre la desesperación y el nerviosismo, le cerré la puerta en su cara y me hinqué con el propósito de recobrar otra vez la cordura.
Entonces cuando estaba convencida de que todo estaba normal, le abrí lo suficiente como para poder mirarlo de arriba a abajo, con la idea de que no viera lo que estuviera detrás mio.
—¿Qué se te ofrece? —Le dije con la voz entre cortada.
El aun sin desviar su mirada de mi cara, me enseño un cuaderno color rosado con nubes moradas.
—Esto... esto es tuyo. —Dijo. —Se te olvido en la clase.
Mi cara se torno completamente roja.
No podía ser, ¡no ese cuaderno!
Era mi diario personal y justamente el me lo tenia que entregar.Alce mi brazo y agarre el diario. Mi mano rozo suavemente con uno de sus manos y el reacciono a tal tacto. Se aferro un poco al diario, hasta que se dio cuenta y lo soltó al instante que la agarre.
La paso atrás de mi o la guarde en mi pantalón, entonces me apoye en la fría pared y le sonreí, tratando de hacerle entender que estaba agradecida.
—Muchas gracias... —Tras esto, le cerré la puerta y yo caí al instante.
Se escucharon pasos desvanecerse a la distancia, supuse que el ya se había ido y yo podía estar en paz.
—Me pregunto si cuando me ves, detectas el vació que hay en mi y sabes que es tu culpa. —Exclamé para mi misma. —Tu provocas que me rompa el corazón conteniendo mis penas...
Me pare del piso y abrí la puerta con el fin de ir por algo de comer.
Alce mi mirada y no lo podía creer.
—Todoroki...
El seguía todavía ahí, parado frente a mi cuarto. Su cara estaba completamente inexplicable, sin palabras... al igual que yo.
Supuse que debió de haber escuchado todo lo que había dicho.
Supuse que el quería decirme algo mas después de entregarme el diario.
Supuse que yo quería estallar en llanto frente a el.
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Cartas a un Joven Llamado Shouto || Todochako
Fanfic《Para no deprimirme y saber que tal vez nunca estés conmigo, trate de usar una forma clandestina de llamarte la atención.》