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Eran las 9:30 de la noche y aquel cuerpo sin pena estaba tumbado sobre el cómodo y frió césped de algún parque no tan lejos de donde vivía.
Estaba enojado. No por el hecho de que su día había sido completamente aplastante, si no que su acompañante ya había tardado diez minutos en llegar.
Diez malditos minutos que tarde o temprano lo sacarían de quicio.

—¡Perdón por llegar tarde! —Exclamó el joven de cabellos alborotados, presenciándose frente a los ojos de el.

Estaba sudando y su respiración se encontraba entre agitada.
No se molesto mas, pero un nuevo enfado nació al observar como le quitaba la atención hacia aquella hermosa vista cielo arriba, solamente eso.

—Llegas tarde.

—Fue difícil tratar de escaparme de mi madre. —Al igual que el, el chico también se sentó sobre el pasto y al segundo, se tumbo. —¿Porqué me citaste?

Era verdad. El todavía no sabia el porque lo había llamado al instante en el que salio de esa residencia.
Tal vez, y por si fuera, solamente quería hablar con alguien mas.
Quería desahogarse.

El no contesto.

El lo noto perfectamente.

—Es por ella, ¿verdad? —Dijo. —Últimamente te he visto con una atmósfera a punto de suicidarte. Río y después volteo hacia el, mirándolo fijamente. —Ustedes dos no saben guardar sus sentimientos y reacciones físicas.

Ese chico era inteligente, era Midoriya después de todo.
Todoroki quedo en silencio.

—¿Acasó pelearon?

—No en realidad. —Habló por fin. —Yo la herí tanto que no me di cuenta que estaba a punto de matarla.

Era de esperarse.
Midoriya no dijo nada; ni se inmuto en reclamarle.
El conocía muy bien a Todoroki, tan bien que podía asemejar lo que estaba pensando.
Involucrarse con el era como pincharte con una aguja teniendo en cuenta que te pincharías.
El era frió y de pocos sentimientos, pero era tan difícil poder tocarlo tan sensiblemente.
Tan sensible...

—¿Y porque no tratas de reconquistarla?

—¿Qué no escuchaste...? —El se sobre salto, volteando bruscamente hacia los grandes ojos de su acompañante.

—La viste, ¿no? —Lo interrumpió. —Esa expresión entre dolor y mentira... ¿la viste?

El tenia razón.

La mirada tan profunda que significaba poder estallar en llanto, tratando de aguantar toda espada que seguía encajándose sobre su espalda, las ganas de poder caer sobre el piso y arrinconarse hasta que se sintiera bien.
Eso era lo que contraía aquella mirada de Uraraka.
Una chica con las ganas de querer morir, pero sin el valor de hacerlo.

—¿Recuerdas aquella absurda confesión? —Le dijo mas sin parar. —Tu me rechazaste.

Era cierto.

Aquel dolor que el siente, es mucho peor a lo que sintió cuando fue rechazado ciegamente por su mejor amigo, por un amor que nunca podría progresar.
Una amor ciego e ilusionista.

—Lo tomaste tan bien.

—Reaccionar de esa manera no significo que me lo tomara "tan bien" —Hizo énfasis en las ultimas palabras.

—Conociendo a alguien que no fuese tu, hubiera colapsado en ese momento.

El no contradijo, a lo que supuso que había ganado esa mini batalla.

—¿Estás mejor? —Le dijo tras mirarlo de reojo y notar que sus párpados se cerraban lentamente.

—¿Y como haría para volverla a hacerla feliz? —Cambió drásticamente de tema, a lo que Midoriya río.

—Haz el mayor esfuerzo para que vuelva a ver la vida de una buena manera. —Midoriya se levanto del césped y empezó a sacudir su pantalonera, que traía uno que otra hoja incrustada. —Ya es tarde, creo que debería de irme.

Los dos se despidieron y Todoroki aun estando acostado sobre este, volvió a recordar aquellos momentos sobrios, la triste reacción de Uraraka, la lluvia entre llantos y la carta recién arruinada.

¿Volverla a reconquistar? ¿Cómo mierda haría eso?

Tal vez toda buena relación, empezaría con una grata conversación, pensó.
Tal vez...

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Cartas a un Joven Llamado Shouto || Todochako Donde viven las historias. Descúbrelo ahora